DemocracyGuerrilla

REPERTORIO AMERICANU 347 raguay, esa intervención debe ex democracia. Sólo cuando en la con ciones de nuestro Continente dijo acabar con ellos, Indoamérica debe tenderse a las guerras internas, que ciencia nacional indoamericana se que era urgente consolidar la demo unirse y exigir que haya paz en son tan crueles como las otras, afirme y actúe la convicción de que cracia, que sólo por gobiernos li todos los pueblos donde los capriaunque más taimadas y más sórdi mientras exista un despotismo en bremente elegidos por el sufragio chos de los despotas causan dolory das. guerra dan a sus pueblos nuestros pueblos, hay guerra y gue. efectivo. la paz será verdad esta vierten sangre, sojuzgan y atropetodos los tiranos. Guerra desigualtra cruel, podremos proclamar co ble en nuestros pueblos. puso llan.
y bárbara en que las armas de un mo verdad que la paz impera en mucho enfasis en decirlo, no sé si lado y el pueblo indefenso del otro este lado del mundo.
Como peruano y como aprista con estas mismas palabras: Si no hacen perder a la contienda hasta hay libertades democráticas no ha aquellas palabras me parecieron el la gallardía de las otras guerras en brá paz verdadera. No la habrá si recuerdo solidariamente generoso de que los adversarios batallan en Una voz que estuvo bien hay explotación social, si hay injus los que ya han conseguido acabar igualdad de condiciones. La tiranía ticia política y económica.
con una guerra para los que la es una guerra de masacre. Es el Cuando al firmarse el Tratado esa voz estuvo bien. Era la que ni noticias, sin órdenes del dia ni sufrimos todavía, sin declaraciones, progromo. Es el ahogamiento en de Buenos Aires se dirigió a la ju los pueblos indoamericanos deseasangre de los derechos jurídicos y ventud indoamericana desde la ra ban escuchar en esa gran hora de siquiera listas de victimas.
humanos de un pueblo acorralado. dio del Palacio de San Martin el fraternidad continental. Ella nos se. me he preguntado como peruaPor eso las colectividades que la canciller paraguayo señor Baez, pa naló el paso que aún falta: acabar no y como aprista. No cumplirán sufren alcanzan con el horror de la reció insólito que no mencionara ya con el dolor y con la sangre de las ahora los pueblos hermanos de Inpersecución despiadada la suprema el acontecimiento que motivaba su guerras sin batallas que los tiranos doamérica, su deber alto y gloriocategoría de mártires.
discurso. El señor Baez no quiso imponen a sus pueblos; que no es so de exigir francamente que en las esto no es paz. Donde haya perder tiempo en reiteraciones ju dolor distinto ni sangre diferente tierras ensangrentadas aún por la una tiranía no puede haberla. Lo bilosas por la reconciliación sellada de los que exigió a Paraguay y tiranía haya también paz?
grarla integralmente es función de Dirigiéndose a las nuevas genera Bolivia la Guerra del Chaco. para Criaturas de Unamuno: Elvira Por JOSE LUIS SANCHEZ TRINCADO Colaboración. Barcelona. 1938 narración es El 27 de noviembre de 1920, aparece en Madrid, en la publicación semanal La Novela Corta. Tulio Montalbán y Julio Macedo, novela inédita de Miguel de Unamuno.
La breve, casi toda ella dialogada. El escenario fisico es una isla. El mar y la isla son, más que figuras escenográficas, también personajes. En las novelas de don Miguel el paisaje apenas apunta: pero cuando se le señala, no se resigna a quedarse al fondo: se adelanta y comienza a actuar. Todas las cosas que entran en las páginas del maestro.
son animadas por el portentoso espíritu de don Miguel. El mar, la isla están en la novela corta de don Miguel desempeñando su papel: no accesorio sino substancial; si no, no estarían. No hay nada que sobre entre los elementos de la novelistica de Unamuno: no bay en ella literatura. Sus personajes viven.
hablan, luchan. El mar pone cerco a los personajes de Tulio Montalbán y Julio Macedo contiende con ellos. Cuando don Miguel escenifica su obra, para lo cual únicamente tiene que encuadrarla brevemente en una senci.
lla técnica teatral. trasladando los diálogos casi íntegramente y distribuyéndolos en cuatro actos, señala como un personaje más del drama, éste: la mar.
El tránsito de la novela al drama ha sido fácil y natural. Don Miguel mismo ho escenificado su obra. La tia Tula: Abel Sánchez, Dos madres, están también dialogadas: bastaría fragmentar la serpentina de las conversaciones. Quizá resultasen teatro largo. Toda la obra de creación literaria. drama y novela de don Miguel es escenificable y representable. Hasta su teatro. Vienen a ser un conjunto. una familia de temas, temas de la familia, de los padres, hijos y hermanos) algo así como esa Oretana que es La Celestina.
Tulio Montalbán y Julio Macedo convertido en drama en cuatro actos se estrenó en Madrid en el Teatro Español en 1930, con Isabel Barrón; en marzo 1930 aparece im.
presa en El Teatro Moderno. Se titula Sombras de sueño.
En Sombras de sueño hay dos Elviras, no sólo diferentes sino contrapuestas. Elvira, hija de don Juan Manuel de Solórzano, que pu.
do ser mujer de Tulio Montalbán cuando éste se llamó Julio Macedo.
La figura de Tulio Montalbán ha sido sencillamente trazada en las páginas de esta novela drama. Había nacido y criadose en una pequeña república americana sometida al rapaz predominio de una fuerte potencia vecina. Enamorándose perdidamente de una Elvira y siendo aún muy mozo, casi un niño, a los diez y ocho años, casose con ella. La muerte de su Elvira (un año después) le sumergió en una desenfrenada desesperación. El padre de ella, su suegro, cuenta aquí cómo temieron que acabáse a propia mano violenta con su vida. Bien es verdad que muchas veces le oi hablar a mi pobre hija Elvira del fondo melancólico y aún misantrópico de su marido y de cómo le había oído decir que si aquel temprano amor no le salva, apegándole a la vida, habría acabado, sin saber por qué, suicidándose. Lo que le salvó del suicidio por desesperación al viudo de Elvira Jacquetot, fue el amor de patria. Buscando ali.
mento al fuego que le consumía el corazón, paró mientes en la postración civil de su patria, de la pequeña República en que quiso crear una familia, y se lanzó a redimirla, a emanciparla. Levantó bandera contra los opre.
sores, declaró la guerra a los goberantes mediatizados, abyectos servidores de la vecina potencia opresora, y se propuso hacer a su patria, patria de verdad y no sólo ficción de ello, de hecho y no de derecho solamente, independiente. La campaña fue una sucesión de heroicos hechos de armas.
Tulio Montalbán es uno de esos suicidas de nacimiento, como Larra. Larra se suicidó.
viudo también de una y otra la suya y la ajena mujeres; divorciado en vida y de la vida de entonces, incapaz, incapacitado por la melancolía temperamental de adaptarse y de lograr adaptársela El genio, capaz de adaptar deviene educador: como Unamuno, que adaptó su España a su don Miguel Larra se agotó en un periodismo hazañoso, como Montalbán en su bazaña histórica, de crónica, de periódico. El reportaje y la guerrilla. Bie claro queda que Tulio Montalbán había de suicidarse alguna vez. Sublimó su melancolía ayudando a su patria. Pero tras de este esfuerzo concentrado se agotó y volvió a ponerse en esa constante huida de sí mismo, característica del suicida en potencia. La crónica de Jacquetot, su suegro, le dió por muerto y Tulio Montalbán urdió la novela de su muerte, para vivir huido y desconocido, a solas.
Elvira de Solórzano, hija de un historiador, vive con él recluida en la isla y como él aislotados. viviendo entre libros, frente al mar, soñando. Conoce la historia de Tulio Montalbán descrita por el otro historiador, padre de de la otra Elvira, y se enamora de este personaje con esa candidez de las muchachas que sueñan en el protagonista de una pelicula romántica. Elvira de Solórzano es una mujer culta y soñadora: una quijotesa. Don Miguel la condena por el delito de soñar, por el de pensar, por el de sentir la historia.
Un día aparece Tulio Montalbán en la isla. Se hace llamar Julio Macedo. Ha roto con su pasado: odia su personaje. Tulio Macedo siente rabia y rencor por Tulio Montalbán a quien creía haber enterrado para siempre en tierras de América y sepultado en las páginas de un libro de historia. Pero Elvira de Solórzano le reconoce y le arranca su secreto.
El hombre Macedo cree encontrar en Elvira a la otra Elvira que perdió. Pero esta Elvira está enamorada del personaje, de Montalbán.
del rival de Macedo. Las dos Elviras frente a frente en la memoria del hombre. constituyen un problema insolucionable. El hombre que siente su sombra como rival, frente a frente, están el uno con una Elvira, ya irremisiblemente muerta: ante esta Elvira, el otro, irremisiblemente condenado. Este es el enorme drama de los personajes de Sombras de sueño.
Macedo el anterior y posterior al personaje.
el de la Elvira Jacquetot, condena a la otra Elvira que ahora tiene delante por letrada y soñadora. Esta voz suena a libro, a papel. Cuar do tú me hablas de tu amor parece que recitas, parece una lección bien aprendida. Ella no me habló de su amor nunca. ella me envoluia contra su pecho con su silencio. Ni sé si aprendió a leer. apenas hablaba.
balbucía. Era verdad y tu mentira.
La mujer madre, analfabeta, madre de su esposo como tantas otras mujeres de Unamuno, queda revalidada en las preferencias de este misantropo Montalbán con vocación