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274 REPERTORIO AMERICANO que se proclamaban, mediante su poderoso in.
flujo, las garantías individuales y los derechos de los ciudadanos, consolidando de ese modo las instituciones republicanas que habían sido adoptadas.
Era el verbo de la libertad el que se hallaba victorioso en el continente americano. por eso cuando Bolívar peregrinaba por Amé.
rica, eran pueblos libres los que saludaban el paso de su carro triunfal. expresa un notable escritor. Mi impetuosa pasión, mi inspiración mayor, decía, es la de llevar el nombre de amante de la libertad La libertad del nuevo mundo es la esperanza del universo. La libertad práctica consiste en la dispensa.
ción de la justicia, para que el justo y el dé.
bil no teman. por qué apetecemos esa libertad, y tanto la aplaudimos. es por los bienes inestimables que produce: trae consigo a la paz bienhechora, que establece la cordialidad entre las na.
ciones y entre los individuos; hace florecer las ciencias y las artes, y precipita el progreso en todas sus manifestaciones, Por medio de una paz verdadera se engran.
decen los pueblos; se hace llevadera la vida, y se consigue hasta donde es posible humana.
mente hablando, el bienestar general.
Es sinónimo de bienadanza de las naciones, La paz, hija primogénita de la libertad, es alegría del género humano.
Imbuído el espíritu de Bolivar por los principios que sustentan los derechos naturales del hombre, no podia admitir que hubiera esclavi.
tud.
Declaró que no había en Venezuela sino ciudadanos y hombres libres; y en una ocasión, dijo: la desgraciada porción de nuestros hermanos que han gemido hasta ahora bajo el yugo de la servidumbre ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política exigen la emancipación de los esclavos. En lo futuro no habrá en Ve.
nezuela más que una clase de hombres: todos serán ciudadanos. Solicitó del Congreso la confirmación de la libertad de los esclavos.
En un solo dia manumitió más de mil de su pertenencia También a la América del Centro llegó la benéfica y decisiva influencia de su acción li bertadora; y los resplandores de la libertad al.
canzado por su esfuerzo prepotente, iluminaron los senderos que debían seguir los patriotas en la adquisición de la independencia nacional.
Se presentaron, además, otras causas favora.
bles, y apareció la aurora del día glorioso de la patria centroamericana, el 15 de Septiembre de 1821; colmándose los ardientes deseos de los Proceres.
Poseido de la misión que se había impuesto, y demostrando la nobleza de los sentimientos que le impulsaban, exclamó en la cumbre del Potosí: La gloria de haber conducido triunfan.
tes los estandartes de la libertad hasta estas frías regiones, es superior a los inmensos tesoros que se hallan a nuestros pies.
Héroe máximo del derecho de ser libres los pueblos americanos, fue su afán constante e invariable, a pesar de sus fracasos, defender y amparar la libertad humana y los derechos de escs pueblos, con los otros héroes que le ayudaron en la magna empresa.
No obstante sus hondas melancolías y sus de.
cepciones, los países americanos le tributan ferviente reconocimiento y levantan monumentos a su memoria, considerándolo como Padre de las libertades; y si no fue consagrado Emperador ni coronado Rey, por creerlo él indigno de su gloria, las naciones han ceñido su frente con laureles inmarcesibles y le han conferido el título de Libertador. al irse desarrollando la cultura y civi.
lización en el nuevo continente, crecerá más y más la gloria inmortal del Libertador; será mayor el tributo que le ofrecerán las naciones agradecidas a su genio creador de pueblos libres; y más aclamado y enaltecido será su nombre por las generaciones; porque su porvenir son los tiempos!
Natalicio de Bolívar (Julio 24 de 1783 Julio 24 de 1938)
Por MIGUEL ANTONIO PENA Envio del autor. Boston, Mass. 11 de julio de 1938 El libro de la Historia de la Humanidad, en la página que corresponde al año 1783, regis.
tra un acontecimiento de magnitud universal y de significación máxima y extraordinaria: el nacimiento de Simón Bolívar. El advenimiento de este hombre al mundo fue para los pueblos esclavizados un símbolo de libertad y de jus.
licia, y una fuerza formidable que batalló con inteligencia, honradez y tenacidad para la liberación económica, política y social de todos los oprimidos en las Colonias Españolas de Amé.
rica.
Su gigantesca y redentora obra, que por algún tiempo estuvo encarnada en hechos tangibles, hoy ha desaparecido casi completamente en todo el Continente por el que este gran genio se sacrificó.
Su Odisea Quijotesca que tan profundamente estaba vinculada a la vida y a las aspiraciones de las masas y de los intelectuales honrados de esa América que Bolívar tanto amó y que deseó para siempre libre, ha perdido por completo su valor práctico y útil.
Los enemigos de Bolivar, nativos y extranje.
ros, en mutua alianza han logrado gradualmente desnaturalizar, desfigurar, falsear y destruir en gran parte su obra. asi vemos que ésta y sus sacrificios no tienen para las masas de esos pueblos que liberto económica y politicamente, ningún valor práctico ni beneficio tangible, pues estos pueblos han ido paulatinamente retornando a un colonialismo complejo y disfrazado, en armonia con la política y la estructura económica de los imperios modernos.
Pero si ésta es la obra de los antibolivarianos, de los antihispanoamericanos, de los enemigos de toda América, hay que reconocer y aceptar como una verdad inconcusa, que para los verda.
deros hispanoamericanos y para todos los espí.
ritus libres incontaminables del mundo, nues.
tro Bolívar no ha muerto. Por el contrario: su personalidad y sus hechos son cada día más conspicuos, más significativos, más meritorios. a medida que el mundo y la civilización pa.
recen zozobrar en la tempestad de crímenes y atropellos que las fuerzas menguadas y reaccio.
narias de cada nación han desencadenado en su afán de paralizar el progreso, castrar la inteligencia y encadenar la humanidad, los crea.
dores de pueblos como Bolívar reaparecen y se arra gan más y más en el alma de los oprimidos y de los defensores de los derechos y de la libertad Nuestro Bolívar no ha muerto ni morirá. Nadie podrá matarle ni arrancarle del espíritu ni del corazón de nuestra juventud, de nuestros intelectuales, de nuestro proletariado, y de todos los demás elementos sanos y conscientes del Continente Latinoamericano.
Lo que es preciso es que reconozcamos que Bolivar y su obra no representan solamente una cosa teórica o ideológica, sino al propio tiempo una cosa orgánica y viviente; para cuya realización él no sólo aportó principios, sino también materiales, y demarcó con sus hechos la magnitud y significación de ésta. Por lo tanto, conviene que estudiemos y sepamos no meramente lo que su obra significa y hasta qué punto la realizó, sino al mismo tiempo los obs.
táculos con que él tropezó, los fracasos que sufrio, los defectos de que adolece su plan, lo que ha sido destruido y lo que queda de su obra.
Para esto tendremos que plantear el problema debidamente y con todos sus términos conoci.
dos y sus incógnitas. Una vez hecho esto, tendremos que proceder a su resolución empleando raciocinios y fórmulas modernas y práctcas; teniendo por única norma la libertad, el progreso y el bienestar del pueblo en armonía con el concepto democrático moderno, y respetando en toda forma la ley sabia y creadora de la evolución y de la renovación de la vida y de sus instituciones. Si esto hacemos, descubri.
remos y tendremos que aceptar como inevitable que el plan y la obra de Bolívar no podrán acometerse juiciosamente y llevarse a su término, sin el auxilio de los otros dos ilumina.
dos filósofos y arquitectos del mundo moderno, del mundo en gestación del mundo de Bolivar: Carlos Marx y Nicolás Lenín. Los que rehusen aceptar esta verdad y se nieguen a estudiar y diseminar las teorías científicas y la doctrina redentoras de estos dos genios, no sólo protegerán de esta manera a los enemigos de Bolívar, sino que contribuirán a la complicación y empeoramiento de la situación latinoamericana. Estos elementos obrando así no sólo lucharán ciegamente contra lo lógico y lo inevitable, sino que harán más difícil la segunda, última y definitiva Independencia de nuestra América.
Bolívar concibió las bases de una obra sublimemente bella, supremamente humana, fundamentalmente progresiva y racionalmente justa.
Carlos Marx, con un genio único, estudió y analizó en una forma científica, lógica y racional, hasta hoy insuperada, la evolución de la humanidad en armonia con la evolución del mundo en que vivimos, con todos los derechos, prin cipios y aspiraciones del ser humano y con los avances de la ciencia, artes, oficios y labores, para el bien común. En otros términos: Carlos Marx presentó y demostró con análisis, eorias y argumentos, la única manera como puede llevarse a cabo la obra de Bolívar no solamente en la América Latina, sino en el mundo entero.
Nicolás Lenin, tomando como base la obra y ideal de Bolívar y como código y principios las teorías de Marx, probó con hechos, con la destrucción del zarismo o del barbarismo medioeval en la sexta parte de la superficie seca de! globo terrestre y con la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que tanto las teorías de Marx como el ideal de Bolívar son factibles; que los dos hombres se complementan mutuamente, y que sólo estudiándolos a fondo y siguiéndolos muy de cerca será posible crear la sociedad ideal.
Para mayor prueba de esto, no necesitamos salir de la América Latina. Méjico es la demos.
tración más evidente de ello. Este heroico pueblo usando únicamente una pequeña dosis de Bolivarismo, Marxismo y Leninismo, ha logrado aflojarse un poco el dogal extrangulador extran. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica