168 REPERTORIO AMERICANO La guerra del 56 y su importancia para la juventud Por el Prof. CARLOS MONGE Envio del autor. Costa Rica, de abril de 1938 92 Eutis es Juan Hafael Mera Gobernante denodado y previsor de Costa Rica (1849. 1959) Las generaciones al desenvolverse, lo hacen penetrando insensiblemente la cultura en general. Encuentran en ella, valores de diversa naturaleza correspondientes a les numerosos pianos del conocimiento. Adquieren de este modo, una determinada experiencia cuya finalidad consiste en proporcionar a la conciencia individual, una serie valores SObre los cuales, el espíritu afirmará su esencinc cacora. nosotros llegi, entonces, con mayor claridad, el conocimiento y la intuición de la humanidad en su compleja elaboración.
Entre esos valores de que se compone cultura, existen unos de gran contenido espiritual, de importancia suma, tanto para los individuos, como para las colectividades y que ponen en relación a la generación que encarna el presente con las inquietudes, las crisis, los problemas, las soluciones, las institucionas, las creencias, las costumbres, de sus antepasados. Los valores a los cuales nos hemos referido, son los históricos, cuya esencia muy otra de la de los valores físicos y mue máticos, los cuales corresponden a ciertos aspectos de la realidad, pero no golpean de cerca la emoción, ni crean el interés de actuar socialmente. El valor histórico y el socia! fundamentan la acción de los hombres en la sociedad, proveen de base a los integrantes de una nación, para situarse en el presente y definir su misión. Con el conocimiento de ia física, o de las matemáticas, sería imposible formar conciencia social e histórica. Esos valores históricos deben ser precisados en lo que tienen de constructivo para el espíritu de la juventud.
El individuo al nacer en una comunidad determinada, desenvuelve y educa su espíritu alimlentándose con elementos sociales e bistóricos, de vital importancia. Poco a poco, con la edad, penetra el mundo de los valores, motivando acciones y reacciones positivas para el propio desenvolvimiento del joven. En otras palabras, se educa, madurando la conciencia, para intervenir activamente en el funcionamiento de la sociedad. En esta forma, la bistoria, o sea la valorización del pasado, constituye la experiencia más interesante para el joven, pues pasan a través de su conciencia, las acciones de los pueblos y de los individuos. realmente, interesante el conocer por qué actuaron nuestros antecesores de al modo y qué fines perseguían en su vida política, económica y religiosa. La tendencia religiosa de los hombres, encuentra en la religión, fuentes puras de alimento: de igual modo, la tendencia política halla en el desarrollo de la sociedad patria y en general de la humanidad, fuentes maravillosas de energía, de robleza, de decisión, etc. La socie. lad y los hombres en su complejo desenvolvimiento pueden considerarse como un motor de importancia formativa para las generaciones. Nataralmente, hay épocas en las cuales el sujeto histórico ha ejecutado una labor muy intensa, pero existen otros tiempos que exigen a los hombres, nuevas actitudes y nuevas tealizaciones.
Cuando un país está en formación. Como Costa Rica en el año 56. los hombres han tenido que desplegar mucha energía para sobrevivir y definirse como colectividad coherente, armónica y funcional. Cuán diferentes eran los problemas y las preocupaciones de esa época! nos interesan, porque fueron vividas por esos artifices de nuestra nacionalidad. Es posible observar en algunos personajes como el sentimiento nacional ya había cristalizado; los veremos luchando por forjar las bases colectivas de donde arrancará la contextura unitaria del país. Desde este punto de vista, la guerra de 1856, tiene una importancia decisiva y dos de sus personajes encarnan las dos fuerzas de cuya definición depende el brote de las virtudes cívicas, exponentes fidedignos de una conciencia: esas dos fuerzas en toda colectividad son: el Estado y el Pueblo. En efecto, Juan Rafael Mora encarna la fuerza estatal, uniendo y armonizando todos los elementos, bastante heterogéneos de una colectividad en embrión Juan Santa María, encarna la fuerza del pueblo, que por primera vez, sentía un interés común: el de defender su solar patrio. Recordemos que hasta este momento, la vida costarricense, caracia de tragedia, que si tuvieron los países Sad americanos. La fase heroica de Costa Rica, tuvo 40 años de retardo.
Proceso por el cual se formó la nacionalidad Los que vivimos en 1938, observamos una serie de instituciones políticas y sociales mediante las cuales funciona la sociedad que se han formado al través de la historia. Pero al mismo tiempo ha tenido lugar la edificación de una gama de sentimientos típicos, que constituyen el lado de nuestra singularidad individual, como una segunda naturaleza un segundo yo. cuyas fuentes no están en io específico del ser, sino en otra realidad: en la comunidad. Este substratum de naturaleza extra individual, se ha formado al través de los tiempos. Es, podríamos decir, una categoría histórica, diferente claro está, a la categoría psicológica. esa categoría histórica pertenece la nacionalidad cuya génesis ballamos en la historia.
Tal fenómeno se genera poco a poco y consiste en una compenetración de los hombres, resultando de ello una unidad superior que los liga por sentimientos no circunscritos a la simple localidad, teñida aún de regionalismo, sino a una esfera elevada en donde el espíritu depurase, pues nacen en el individuo, intereses de orden moral, político, económico, etc. diferentes en calidad y en intensidad a los rudimentarios intereses que ligan a los hombres a la región. Indudablemente los pueblos ascienden a un plano superior, cuando mirando más allá de la simple región, su conciencia y su mente son iluminadas por la imagen de la patria. De este modo, el proceso por el cual se forma la nacionaldad, implica elevación espiritual y moral de los grupos humanos que forman el país; hay en todo esto una labor inconsciente de educación.
Multitud de actividades del conglomerado, caminan hacia el mismo fin. es decir, hacia la conjugación total de los diversos ckmentos cuyo funcionamiento es indispensable para la vida social La organización de un pueblo no es el simple capricho de una ley, de un reglamento; es más bien el resultado del paulatino desarrollo de las posibilidades que, tanto el grupo humano, como la tierra encierran. Costa Rica inicia la fundamentación de su vida política y económica en 1821 y ya en 1856 ostenta en ambas cuestiones los cimientos orgánicos de nuestro futuro. Tanto el Estado, como la colectividad caminan poco a poco hacia su compenetración, lograndose con la guerra filibustera, una verdadera síntesis de las fuerzas estatales y sociales. El sig.
nificado de este movimiento en la dinámica social de Costa Rica es enorme, por cuanto muchos elementos que dificultaban la solidificación de la vida política desaparecerár.
otros irán a tonificar la defensa del país. Por otro lado, el conglomerado costarricense, por primera vez en su vida, se dilata, poniendo de manifiesto la existencia de una base psiquica popular que correspondía a la experiencia política, vivida desde 1821 y al trabajo más intenso de los campos, es decir, al desarrollo de la agricultura en la meseta central.
No debemos olvidar que durante estos años, la actividad de los costarricenses se encaminó al trabajo del campo, de donde brotan haciendas y se adorna el centro del país de cafetales. Se fortifican así, las bases económicas, tanto de los campesinas, como de los individuos de mayor relieve social. El país delínea su ritmo vital en esa meseta, que cada día significa más, y cuyo valor aumenta para el poblador. Este, se relaciona intimamente con la tierra, la dispensadora de todos los bienes en una sociedad de base netamente agraria; comprende, entonces, que si sus productos a más de proporcionarle la alimentación dan lugar a un margen exportable, la tierra aumentará el valor y el individuo defenderá su parcela, no sólo por el cariño que le profesa, sino también, por el valor pecuniario que representa. El desarrollo económico de Costa Rica, potencia el significado de la meseta central y su hombre; a la voz de alerta de Juan Rafael Mora, el labriego acude ansioso a defender lo que tenía importancia espiritual y económica para su vida. En el trabajo del campo se sembraban al mismo tiempo, que el café, las bases espirituales y económicas de la nacionalidad.
En efecto, la nación como comunidad de intereses superiores a los regionales y como integración elevada de conciencia, no ha nacido por las instituciones políticas sino por (Concluye en la página 174)
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