282 REPERTORIO AMERICANO dad de cálculo y de método, tuvo más éxito Miguel Cero en el Senado de 1903.
Queda rectificada la afirmación inexacta de Grillo hecha con el deliberado propósito de causar daño a Valencia y de herirlo en lo más delicado de su personalidad: su ingénito patriotismo, heredado de sus ilustres antepasados, de los cuales uno se sentó gustoso en el banquillo para fundar esta República.
no La otra afirmación inexacta de Grillo contra Valencia es de menor cuantía, pero no menos intencionada y malévola: Sólo un busto, dice Maximiliano, erigido por el amor y la admiración de sus descendientes (de Rafael Pombo)
recuerda al poeta del arpa Omniluciente bajo los graves pinos del parque de Santander. Sobre este punto el escultor Luis Alberto Acuña me informa: el monumento, no busto, de Pombo que se encuentra en el Parque de Santander me fue pagado por la Nación y el Municipio de Bogotá, por iguales partes, y por un valor total de 000. Pombo no dejó descendientes, y su familia, o sean, los descendientes de sus hermanos, no contribuyeron con nada en efectivo, ni en otra forma, a los gastos de ese monumento.
Los elogios que Maximiliano hace como remate de su artículo, de Sanín Cano, con mal disimulada intención de aminorar el valor intelectual, de empequeñecer la obra literaria de Valencia, y suscitar imposible desarmonia o frialdad entre ellos, esos elogios no son sinceros, y eso me consta. Si Victor Londoño estuviera entre nosotros, yo lo haría comparecer como testigo ático para comprobar que esos elogios ditirambicos de Maximiliano, escritos a última hora, no son sinceros.
Agrego que Guillermo Valencia en carta publicada por todos los diarios ha rogado a sus amigos que aparten de él el cáliz de la estatua, y que si hoy, o más tarde, se abre una suscripción popular para honrarlo en vida en esa forma, como los franceses honraron en vida a Mistral, los hijos del antigua Cauca no permitirenos que Maximiliano Grillo inicie esa suscripción, ni necesitamos su cuota.
Compatriota y servidor, CORNELIO HISPANO Un grande amigo mío se fugó en avión para evitar su compañía!
Conozco a Maximiliano Grillo desde los tiempos de Trofeos, más de un cuarto de siglo.
Muchos años antes que yo había sido el compañero de Víctor Londoño en el cultivo de las letras. Desde aquellos lejanos días noté que Grillo tenía un gran respeto por Londoño y evitaba siempre estar en desacuerdo con él, aún en ideas y opiniones de poca importancia; también desde entonces observé que en las conversaciones Grillo hablaba mucho y Londoño callaba, o intervenía muy parcamente en los paliques; por último, advertí que Londoño desconfiaba de Grillo, parecía dudar de su sinceridad, y esto aún en los últimos años de su vida, sin jamás haberme dicho nada en contra de él, hasta mes y medio antes de su muerte en que le referí lo que Grillo vino a decirme una noche que, inesperadamente, se presentó en mi casa, pasadas las diez, mientras yo escuchaba en el radio (La Voz de la Victor)
la novena sinfonía de Beethoven tocada por la orquesta sinfónica de Filadelfia. Abril 28 de 1936, víspera de la llegada de Londoño a mi casa, de regreso de Villeta. Las sirvientas dorinían ya, y yo salí a abrir al visitante. Lo que Grillo vino a hablar conmigo aquella noche hizo escapar de los labios de Londoño, al referírselo, las únicas palabras duras que le oi en mi vida. Muerto Londoño, encontré entre sus papeles un documento en que aparece la razón para que Víctor desconfiara de la amistad de Grillo. Ese documento tiene fecha 14 de enero de 1917, esto es, tres meses después de haber sido ascendido Londoño de Encargado de Negocios a Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia en Caracas (Octubre de 1916. cierro aquí este capítulo porque Max Grillo escribió en París, en marzo de 1928, unas bellas páginas sobre mi libro En el país de los dioses. y yo, por encima de todo, soy agradecido.
escritos, en cambio, no menos de diez veces, en distintas circunstancias, tiempos y lugares, en conversaciones conmigo, o encontrándome en compañía de Londoño, o de otras personas, oi en boca de Maximiliano Grillo estos, y otros seniejuntes conceptos, sobre la obra de su conterráneo: Sanín no se ha curado nunca de ese aire pretencioso con que comenzó a escribir. a lo cual un diplomático extranjero que veraneaba con nosotros en La Esperanza. y que es hoy embajador en Méjico, agregó: ese defecto es tan grave en un escritor como en una mujer bella: al escritor le quita la simpatía de los lectores, y a la mujer bella la de sus admiradores. En otra ocasión: Sanin en Bogotá ha seguido siendo maestro de escuela, por eso en lo que escribe trata siempre de sorprender la ignorancia de los lectores, y todos los lectores, más o menos, ignoramos muchas cosas y sabemos pronunciar nombres atiborrados de consonantes. En el Hotel Claridge: Sanín Cano, en las mejores oportunidades, escribe al margen de la vida nacional, sin preocuparse por los grandes problemas que confrontamos. Nadie sabe qué piensa él de aquellos que todos en Colombia temen abordar. Algunos de sus editoriales de EL Tiempo parecen pens dos y escritos en Sirio y para los habitantes de Sirio. Esto lo dijo Grillo en presencia de Londoño en días en que la prensa y el Congreso de Colombia discutian algo muy grave para el país.
Pero el juicio más negativo de Grillo sobre su paisano no se lo oí yo en ningún tiempo sino recientemente un joven y talentoso escritor, que vive y escribe en Bogotá. Ese concepto fue expresado hace apenas cuatro meses; el joven escritor me lo contó entonces y en estos días, al oír los chirridos del grillo, vino a recordarmelo: Sanin es incapaz de comprender a José Asunción Silva porque carece de vida interior.
Lo que en términos más claros significa que carece de sentimientos, pasiones, sensaciones, emociones, imágenes, recuerdos tristes o alegres, que es lo que constituye la vida interior de un hombre. Jamás había oído o leído yo un juicio tan duro contra un escritor colombiano o extranjero.
He citado estos juicios de Maximiliano Gri110, que desde luego no comparto, ya que mi antiguo aprecio por la persona y por los escritos de Sanín Cano consta en hechos y palabras escritas que están fuera de toda sospecha o malevolencia, los he transcrito únicamente para comprobar lo que expresé en mi carta al señor director de La Razón, esto es, que los elogios ditirámbicos de Grillo, escritos a última hora sobre Sanín, no son sinceros, y sólo se encainiran a servir su campaña en el Congreso y en la prensa contra Guillermo Valencia. La gloria de este gran colombiano lo intranquiliza y con el insensato propósito de mermarla apela a todas las argucias. Durante cuarenta años, dice Grillo, he elogiado la persona y la obra de Sanín Cano. No recuerdo haber leido ningún elogio de la persona de Sanín, o de su obra, escrito por Grillo, salvo párrafos o frases alusivos en algunos de sus AHORRAR es condición sine qua non de una vida disciplinada DISCIPLINA es la más firme base del buen érito LA SECCION DE AHORROS DEL Las pedradas de Maximiliano. De La Razón. Bogotá, 3, junio, 1938. En las réuniones sociales, en que es siempre el huésped deseado por su simpatía personal y bu fino arte de contador de cuentos, varias veces he oído a Luis Eduardo contar este cuento: Una tarde andaba yo con Hispano por la calle real, y nos encontramos con Don José quien comenzó a vanagloriarse de sus energias físicas, no obstante sus noventa otoños bien contados. Deme su mano, le dijo a Hispano, y se la apretó lo más que pudo, sin resultado; entonces Cornelio apretó también, y de los ojos de Don José manaron dos gruesas lágrimas, y de sus labios fruncidos salió esta pedrada. Usted se robó un libro en Caracas!
Con nombres propios de personas que transitan por nuestras calles, y con fechas, cogi a Maximiliano Grillo dos graves inexactitudes destinadas a causar daño y a herir, premeditadamente, a un ilustre ausente, Guillermo Valencia, quien, desaparecido Víctor Londoño, es mi más antiguo, querido y admirado amigo.
Lo correcto en Grillo era sostener sus afirmaciones, o confesar que había sido mal informado, que se había equivocado. No lo hizo, y, en cambio, como Don José me tira dos pedradas: Usted es un plagiario empedernido!
Banco Anglo Costarricense Usted es un plagiario empedernido! Un grande amigo mio se. fugó en avión para evitar su compañía! Dos pedradas para contestar rectificaciones incontestables. Con la última pedrada Maximiliano me atribuye a mí lo que le ocurrió a él con su grande amigo. Por fortuna las personas que de tiempo atrás nos conocen a ambos saben de sobra que de mí puede huír una mujer, pero no un hombre, y que si el que huyó es grande amigo de Grillo, es claro que obró prudentemente al desconfiar de los trenes y preferir, en su fuga, el avión, o cualquiera otro más rápido vehículo. el más antiguo del país)
está a la orden para que Ud.
realice ese sano propósito: AHORRAR HISPANO Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica