Joaquín García Monge

78 REPERTORIO AMERICANO Palmares de Cuba porque miran caer sus hijos como la madre Macabea.
Por GABRIELA MISTRAL y Si no las hallo, vivo pobre.
si no las gozo quedo aceda.
Todas las tuve en un instante y ahora llevo cosa eterna.
Tengo como una gracia nueva y un arrobo que no me deja: el mundo estaba en una costa alanceado de palmeras.
La Habana, feb. de 1938.
Mi querido don Joaquín García Monge: Hace casi dos años me envió Gabriela este poema cubano que a mí me parece bellísimo. Lo creía perdido en el a jetreo de largos viajes. Ahora, con grandísima alegría, lo encuentro. Creo que en parte alguna puede estar mejor que en nuestro Repertorio. Por ello le vá Un ruego, todavía. En la Carta alusiva que dirijo a Luis Alberto Sánchez y que aparece en el No del 25 de diciembre pasado del Repertorio, hay una errata que por su misma importancia queda salvada. Pero no estará de más precisar: en el último párrafo de dicha carta dice. La articulación de todos los elementos contrarios a la posibilidad democrática (que es, a fin de cuentas, posibilidad revolucionaria)
es cosa urgente dentro de cada país. Donde dice elementos contrarios debe decir, naturalmente. elementos inclinados.
Mil gracias, querido amigo, y ordene como quiera a su muy devoto, JUAN MARINELLO La palma bate en mis alientos, de palma llevo marcha lenta, y en mis ojos oscuridades y claridades balancean y me rige palma crinada que da peán y cantilena.
Dicen que íbamos a hallar nos allá en tu isla de centella Padre mio, José Martí, en esas abras y esas sendas y en esos espejos socarrados.
de las dunas y las palmeras, y se nos hizo entre las palmas poche o conjura cenicienta, castañeteo de metales en el médano y en la cuesta, un pecho frío como anguila y un estupor de palmas muertas.
Cuando juegan a blanco y denso con sus tallos y sus cabezas, de pronto dan tus pectorales o dan tus sienes que espejean, y como Cristos humillados caen y se alzan las palmeras.
Cielo absoluto, azul acérrimo que las palmeras maternean.
Devórase su melodía como el resuello de la fiera.
Pero en el coso de los soles se van y vienen las palmeras, con espalda de agua dormida y rigor de panateneas. miramos el gesto enorme con que enjugan la duna cruenta.
No sabemos si eras la Gracia que a sí misma se llama ofrenda, Isaac de Cuba o el petrel llamando costas a la guerra. tanteamos nuestro oráculo en la escritura de tus venas, preguntándote si el Destino se llama Antígona o Medea. Vuelan aires como Mercurio, pero se quedan como siervas.
Corren del Este hacia el Oeste y por piadosas siempre quedan.
Suenan cabezas y costados como del yodo de las velas.
En el sol blanco pasan, pasan y yo en la luz pasé con ellas. Tránsito y vuelo de palmeras éxtasis lento de la tierra! Juan Marinello Isla caribe y siboney, talle de aire, peana de arena.
como tortuga, palmoteada de conjunciones de palmeras.
clara en los turnos de la caña, sombría en discos de la ceiba.
Plegaria Señor, haz que en todo el vivir espiritual, y en todo el vivir social y aun concretamente en el vivir politico, lo articulado venza a lo amorfo, el verbo al grito, la vértebra a la gelatina. Permite que por fin, las figuras se sobrepongan a las masas! más arriba aún a las Figuras, el Cá.
non. Así termina Eugenio Ors su libro Las ideas y las Formas. Madrid Edit.
Páez. De haberlas visto, yo las llevo.
Temblor me dura de su fiesta.
Como son tantas pueden darme eternidad en su marea.
De una a otra iré danzando con las potencias como ebrias.
Como a hijas iré contándolas a la lumbre de sus saetas.
Palmas reales donceleando a medio cielo y media tierra.
Cuando del cielo hacen señales, las dan a ellas, las dan a ellas.
Cuando la tierra busca hablar, aiza cláusula de palmeras.
Cuello de aire, zarpa de hierro.
como la Santa de pelea. 1)
Como medusa levantada soltando su aqua en las arenas.
Como cigüeñas de los cielos en una isla gigantea.
En la noche de las Antillas que los regazos borronea, las palmeras, como Maria, vuelven de madres a doncellas.
Pulpas y pulpas de la noche con sus altos filos tajean, o la noche llena de núcleos es una red que se destrenza.
Es su ojo su corazón en un puño que la gobierna, y el corazón parece niño que de sí mismo se meciera.
y es tan tierno que lo devora el sol cuando ella lo confiesa.
Las palmeras que suenan lejos me adormecen aun la siesta.
Corre su leche por mi sueño y lo que embriaga me sosiega.
Duerme mi cuerpo listoneado de sus fustas y sus antenas.
Las que no caen en mi cuerpo me lo pintan y lo cebrean. camino como listada por un tatuaje de palmeras.
Dos mitos peligrosos El destino de América se suele mirar bajo la forma de dos mitos que me parecen igualmente peligrosos. Uno es el mito romántico de los que creen que la Cultura surge como la gracia, especie de don divino caído del cie.
lo, que de pronto encarnaría en nosotros y extraería de las más profundas zonas del alma, las revelaciones que estuvieron dormidas. Muchos soñadores sudamericanos. partidarios de la pereza obligatoria. aún esperan que esa profecia de que América hable por sus bocas en el momento más inadvertido, así como el médium en estado de trance suele trasmitir el mensaje. generalmente poco interesante de los muertos. Pero una Cultura no se hace de inspiración o de abandono mesmérico, sino de voluntad y propósito. Otros confundeny son los más la Cultura con el progreso material y con la obra de tecnificación que manos y capitales extranjeros realizan nuestras ciudades suramericanas. Contra estos dos mitos de la incuria y de la conformidad, asume mi pequeño libro una posición beligerante. De Mariano Picón Salas, en el prólogo a su libro Preguntas a Eu.
ropa. Ediciones Zig Zag. Santiago de Chile. 1937)
Cantan crinadas y salvajes cuchichean a lo doncellas.
Aunque son ellas. cuando quieren.
son unas velas que navegan 11 del agobio de la noche cómo padecen y se quejan!
en Palmas del aire arrebatadas u recogidas y devueltas.
Las voces duras de los duros parecian palmas abiertas: el habla tierna del Más Tierno era el dejo de la palmera.
Acunan niños antillanos con unas lentas Odiseas.
Caen fábulas de su cuello y su miel sulamita quema.
En espirales las subia, canción de Juana que es su venda. 1) ahora crujen como corvas de la gacela prisionera. 1) Joana de Arco (1) Junna Borrero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica