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REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXV San José, Costa Rica 1938 Sábado 12 de Marzo Núm. 10 Año XIX No. 842 Waldo Frank Juan del Camino Estampo de Pasionaria.
Cosas vistos, Rio de la Matonza.
Escena agradable.
México en el Congreso de Valencia La espada del Cid y el alma de Don Quijote.
Ismael Enrique Arciniegas.
Hinno de los bosques.
SUMARIO Juan Marinello Noticia de libros Manuel Benito De un poema que es un mensaje americano México onte las hidras imperialistas.
Francisco Luarca Clarence Darrow.
Luis Cardoza y Aragón Grafitos Leónidas Vidal Peña Instituciones que frenen el poder. Nielo Caballero Documentos. Aclaración.
Manuel Jose Othon Juan Manuel. proyelor de esperanza.
Manuel Prada de la Luz Leon Lorenzo Vives Juan Marinello y Pasionaria conversan Estampa de Pasionaria Por JUAN MARINELLO Envio del autor. La Habana, marzo de 1938 precisión de la causa verdadera de su liderazgo eminentisimo, de ser como es, la más fiel voz de su pueblo trágico. En cada coyuntura salí con una doble sospecha. Dolores Ibárruri, me dije, es la mejor resonancia personal de la rebeldía hispánica por esa adecuación previa, instrumental, entre su impetu y su gesto, entre su ciencia y su paciencia, entre su grito y su garganta. De un golpe se le ve la naturaleza de excepción; al verla hemos caído ya bajo su imperio guiador. El hombre de la masa esipañola siente a Pasionaria como el afilamiento necesario, hábil, de su carne maltratada de su impulso libertador. Dolores Ibarruri sigue siendo la minera oscura de Asturias que entre hambres e incomprensiones tocaba a todas las puertas pidiendo la unión eficaz sin de.
jar de ser cabeza rectora del proletariado español. Su presencia afirma las dos cosas: la cercanía y la distancia, la unanimidad y la excepción. no se le puede ver la estampa popular y aristocrática, aviso de una masa transformada en la mente y en la belleza, sin sentirla como pueblo en marcha, como redención anticipada del barro eterno de la España esencial.
Pero hay una razón más honda para este mando total: el hecho de ser Dolores Ibarruri la españolidad por su costado femenino. De su madera caliente y enérgica fueron Santa Teresa y la Reina Católica. Toda gran mujer española es así. La sustancia hispánica carece de ductilidad y resonancia intima para parir mujeres grandes con signo de ternura. El desfallecimiento ilustre, de una empinada estirpe romántica, fué siempre en España grave afrancesamiento, actitud desleal, peleada con el ademán de la raíz peninsular. Qué mujer de la historia de España es hija de la gracia. De iser hijas de la fuerza viene esa influencia determinante de la hembra en la vida española.
Hay una secuencia sorprendente de la energia embroncada en la familia hispana: el aliento imperativo y brioso del padre español no se pierde ni decrece al pasar por la mujer; se afila y encrespa para reaparecer intacto en el hijo obstinado. Por eso el hombre de España siente siempre a la mujer como una protección cierta, como una obligada vigilancia maternal, como un instinto de conservación rico en idefensas eficaces y en previsiones impensadas, la hora de remendar unos pantalones, decía Gavinet la española es inigualable. Esa virtud de hacer algo de la nada (de hacer unos pantalones de cuatro trapos. esa virtud milagrosa de estar a todo. esa certeza de la asistencia efectiva de la mujer, no importan obstáculos, es lo que espera el hombre espapañol de su compañera. Por eso la ve en definitiva como una providencia.
Nunca se me hizo tan evidente el sentido fiTodo el que visita la España leal lleva un tenso deseo inconfesado: ver la la mujer que significa el ímpetu popular en su más estricta encarnación, tocar por su mano la llama purificadora y andariega que luce en la frente de Pasionaria. En ese impetu, en esa llama, quieren todos sentir la esencia de la nueva españolidad milagrosa, el estremecimiento de la heroicidad imponderable, la explicación, por vía de sangre, del caso de España.
No todas logran el anhelo urgente. lo más vislumbran un día la gran animadora como una ráfaga presurosa, trashumante, incansable, pasar entre su pueblo sin cansancio. Ahí va Pasionaria. se dice a cada instante las calles de Madrid, de Valencia, de Barcelona.
La gran mujer, siempre en ajetreo útil, sonrie dentro de su pequeño automóvil que es oficina y despacho y desaparece fugaz. Va a la trinchera, al Partido a las Cortes, al asilo, al hospital, al mitin, al cuartel, a donde su presencia importe más en cada ocasión. Las multitudes quedan jubilosas y enardecidas a su vista. De la boca del pueblo sale un solo grito emocionado dicho siempre con el puño en alto: iSadud, Dolores. Pero la sola presencia de Pasionaria es tanto! Su vista es una fiesta y casi una satisfacción del deseo de sentirla como españolidad culminante. Contrariamente al General Miaja, no hay que hablar con Dolores Ibarruri para que su envoltura traslazca la calidad interna.
Ninguna de sus virtudes se le queda por dentro. La fortaleza del alma, la firmeza hasta el absurdo, se le vuelven cuerpo erguido y poderoso, sobrancero de salud eficaz; la pureza militante se le mira en la frente, en la hermosisima frente vasca retadora y pensativa a un tiempo. La boca, llena a todas horas de aguda (sospecha popular, le externa el sentido vigilante y realista de guiadora con los pies metidos en la más honda y recia tierra de España, Los grandes ojos dulces y firmes, límpidos y ardorosos, son, en su belleza y en su fuego, su misma vida hermosa y encendida. El andar gentilísimo y desembarazado, en una rara actividad sin prisas rebajadoras, es su misma armonía interior hecha de convicciones e impulsos, admoniciones y esperas, calmas y tormentas. Sus manos elegantes y fuertes, sutiles en 1a plática e implacables en la arenga, son la flor de su mejor virtud revolucionaria: de ese raro desdoblamiento de su fuerza en clamor de la calle, empecinado y tormentoso y palabra de líder, cautelosa y perspicaz. La presencia de la camarada Dolores es ella misma.
Cuantas veces vi a Pasionaria me preocupó (malas mañas de intelectual incorregible. la Este documento es propiedad de la Biblioteca electronic Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica