REPERTORIO AMERICANO 59 como se agrupan simbólicamente y en las cuales ha puesto el poeta el melódico silencio de su ansiedad. Pero la poesía, Dios, es un misterio inefable.
Por estas mismas razones ella no será jamás instrumento partidarista, racial, sino, simplemente, escala por donde el hombre asciende al Infinito. Lo que se llama arte proletario no es sino una traición al espíritu humano, una limitación de la vida. No se puede fijar la poesía en esta u otra tendencia. Lo mismo diría de un arte fascista. en el mundo, a pesar de las trabas jurídicas, el espíritu reivindicará terriblemente los divinos derechos de su libertad. En su esencia el hombre ha sido constituído para el goce pleno de la libertad.
En el cristianismo se plantea ese problema secular del espíritu y se resuelve en Cristo. Dostoyevsky lo aclara con las palabras ardientes del Gran Inquisidor: Has hecho angélico un libre amor para el hombre. En vez de la dura ley, el hombre, con un corazón libre, debe elegir entre lo bueno y lo malo, guiéndose únicamente por tu imagen. así llegamos a la conclusión de que la libertad individnal es la más alta forma de la espitualidad, y ésta no puede estar sometida a las instituciones políticas.
La libertad de la poesía nueva acusa la ansiedad del hombre ante las imposiciones cesáreas que caracterizan esta época. El espíritu humano está organizado sustancialmente para la libertad. El austero monje que solicitaba, bajo el telar estremecido de la noche, algo que rompiera sus ligaduras, confrontaba la permanente lucha de la carne con el ángel de los sueños, que no se resigna siquiera a la clausura temporal. La poesía de todos los tiempos está llena de esas alusiones misteriosas, de esos anhelos de espacio, de esa insondable necesidad del vuelo, que liga nuestro destino al inefable acto de la nube y de las aves.
trellas, fecunda voces, abre el cielo de los lirios y recoge la hermosura de la noche en el ojo trémulo de una doncella. Los más altos líricos de todas las edades fueron extremosamente sensibles al hondo movimiento del estrellado abismo. Fray Luis, entre los unos, lo siente en forma serenísima, apenas turbada por el céfiro que penetra al través de los barrotes de hierro que encarcelan el cuerpo perecedero. Pero esa celda, en la hora de la meditación, se ilumina, y el ángel de las anunciaciones trae manos caidas la más alta estrella del alba. Cuánta soledad en torno del poeta y cuán hondo el silencio puro, limpio ya del silencio conocido por las criaturas.
Este es el silencio de Dios a que aluden todos los cantores, silencio colmado de música irresistible. Quien llega a conocerlo sabe de la vanidad de las palabras y aprende definitivamente el valor de la flor, del lucero, de la poesía. Pardo Garcia ha llegado a esas cimas.
Puede hablarnos así: en sus Vuelvo a sentir la voz. Iluminado esplende el cielo; absorta está la vida, y la sangre descansa en el costado una onda ciega, detenida.
сото ¿Quién me ha dado esta luz, que en mi no ardía. Quién dejó mi heredad de amor cubierta. Quién lo dira! La noche está desierta. Silencio. Elevación. Idolatria!
las palabras el vehiculo que la transporta a la reciente atmósfera de la música. La flauta en sí misma no es otra cosa que un instrumento ciego y es la brisa pensada la que produce el sonido armónico.
La imagen ha sido, en nuestros días, la revelación más asombrosa de la poesia. La imagen ha traspasado la frontera de las cosas y ha conquistado el universo trémulo de belleza en donde se abren maduras las cuatro estaciones del canto. La imagen da realidad a ura vida desconocida que crece activamente en el sér y cuya verdad no puede designarse sino con un término de Heráclito: el alma.
El alma, lo dijo este gran místico, es una chispa de esencia estelar. Es cierto que la imagen nueva biere inmediatamente la inteligencia.
Pero quienes acusan a la poesía contemporánea de intelectualizada, le otorgan de hecho su más alta cualidad humana, porque la inteligencia dirige y gobierna al sér, lo representa integramente y lo sacude con su intenso relampagueo cósmico.
Propiamente no es Pardo García un poeta nuevo. Sólo que él ha superado el nivel literario para situarse en una colina de soledad, alzado en el aire del cántico, como los ángeles en la luz de la divina Presencia. La poesía alcanza así una celeste plenitud que se basta a sí misma y que se libra de lo accidental, de lo accesorio. Yo no creo, y vuelvo a repetirlo, que su último libro establezca una etapa de poesía americana o racial. Insisto en calificar todo ensayo de poesía determinada como una limitación de la esencia poética. Los realizadores de la tendencia autóctona, como Santos Chocano y José Eustasio Rivera, se dieron a la tarea verbal de cortar a cercén la leve cabeza de la virgen. El poeta es hombre universal. El poeta no cabe en el mundo y sólc le satisface el imposible. El presiente la otra faz de las cosas: el infinito.
Por eso la verdadera poesía se orienta hacia el sentido cósmico de la vida, porque sabe que sabe que nuestra alma sobrenatural excede a la naturaleza, abarcándola y dominándola. así se llega al cielo de la mística. se sondea lo insondable. Allí se intuye a Dios, no se define, ni se le asignan las virtudes limitadas de la criatura, Nos aproximamos a El y El será aquello de que habla San Dionisio de Areopagita: La causa de todas las cosas no es alma ni intelecto; no tiene imaginación, ni opinión, ni razón, ni inteligencia; no es razón ni inteligencia y no es ni bablada ni pensada.
Tampoco es número, ni orden, ni grandeza, ni pequeñez, ni igualdad, ni desigualdad, ni similitud o disimilitud. No se mueve y no se reposa. No es ni esencia. ni eternidad, ni tiempo. Ni aun el contacto intelectual le pertenece. No es ni ciencia, ni verdad. Ni siquiera es realeza o sabiduría, ni unidad, ni divinidad, ni bondad, ni tampoco espíritu, tal como nosotros le conocemos. Nada de lo que se puede aplicar al hombre, ninguna cualidad humana se puede aplicar a Dios. En oposición a lo que se ha llamado poesía pura. la de Pardo García es una poesía simple. Vicente Huidobro dice que se debe hacer un poema como la naturaleza hace un árbol. La nueva expedición lírica ha asaltado las fronteras del conceptualismo, la rima, el sonsonete, el preciosismo que, en Colombia, se han confundido lamentablemente con la poesía. Todo eso es, concretamente, el mundo anti poético. La poesía se escapa a las formas verbales y es un fluido misterioso, aunque sean Como todos los poetas místicos, Pardo García es un lírico de la noche. Encuentra que la angustia humana, la pena del hombre, hallan sosiego y aligeramiento cuando cae sobre los párpados la llovizna de oro de estelares hemisferios. El espectáculo de la noche estrellada ha dado lengua y pavura de acento a los más altos poetas conturbados. Nada puede compararse a esa soledad del corazón, que sostiene, en su torre de ansiedad, el firmamento constelado.
El poeta lo sabe. Ha ofrecido por eso los cuencos de sus manos a los niños para que beban las estrellas. Sólo que pudo realizar el prestigio a costa de su destino, quedando herido con un dolor de hermosura irresistible. en uso de la limpia palabra de Pombo.
Poeta de la noche, vale decir consternado.
Ninguna poesía que así pueda llamarse carece de esa atmósfera propicia para que se abra en ella el trébol de la soledad. Sin soledad no es posible renunciar a la escoria verbal, ni reducir el continente imaginativo al cristal que proyecte el perfil descarnado de las imágenes.
Pardo García es un poeta señero y herido.
Mas no se crea que su poesía se nutra de raíces amargas. No es menester dotar al verso de un sentido tenebroso para verter en él la pesadumbre del dia.
Sin embargo, en Poderíos, la voz huInana se acuesta sobre la augusta claridad de las tinieblas. realizándose así el alumbramiento unigénito de la sombra que funde esAHORRAR es condición sine qua non de una vida disciplinada DISCIPLINA es la más firme base del buen érito LA SECCION DE AHORROS DEL Banco Anglo Costarricense (el más antiguo del país)
está a la orden para que Ud.
realice ese sano propósito: AHORRAR En Pardo García predomina como noción la idea de que la poesía es un puro movimiento de la voz, es decir, una forma de canto.
Este pensamiento, en el cual influyen varios de sus amigos de México, Pellicer más notoriamente, quiere la proeza de ser sin el poema poesia. La tentativa, como aventura a lo absoluto, fue iniciada por Huidobro y continuada por algunos poetas españoles, como Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica