REPERTORIO AMERICANO 201 edición de los tos Viejos Jusíraciones de Francisco Amighelfi Nuevamente, un grupo de maestros amigos de mis Cuentos Viejos me han manifestado su deseo de que se haga una nueva edición. Ud. está enterado de que José María Velázquez y Benildo Leal encabezan ese movimiento y toman a su responsabilidad todas las actividades requeridas, tanto para financiar el valor edición, como lo ente a calidad y forma del librito. Ellos han puesto todo el entusiasmo de su juventud en la realización de tal propósito, con buen principio, pues han logrado interesar a muchas personas de la provincia y fuera de ella, siendo así que ya tienen en su poder algunos fondos. Todo ello por mi parte ha despertado (Del cuento El Cadejos del cadejal)
gran fe. Usted sin duda conserva los originales de los últimos cuentos que le envié, y de los viejos, pues no sé cuántos eran los anteriores por no conservar ni un tomo. Mucho agradeceré las palabras suyas a la entrada del librito; así tendrán más valor y fuerza sus alas, para volar de aula en aula y recoger sonrisas de niños. Ahora quiero pedir a usted un prólogo para mis cuentos; usted que conoce más que nadie su valor folklórico, que conoce a la humildísima autora, maestra de aldea y que no sabe de letras. Estos cuentos los ofrecí a su niño de otrora, Eugenio, como homenaje al maestro su padre que me enseñó a amar a los niños, a sentir el deseo de ayudar con fervor en la gran obra de la educación. Cuando escribí mis primeros cuentos, Eugenio tenía tres años, y cuando lo veía sonriente al lado del maestro pensaba en todos los niños de Costa, Rica, que con él iban a sonreir oyendo a sus maestras contar los relatos fantásticos de mi librito. Son siempre para Eugenio mis cuentos, como sencillo homenaje al maestro de los maestros, señor García.
No ha salido la edición como la habíamos proyectado. Por descuido de la imprenta, no damos el papel que se quería. Mejor se habrían visto, es claro, las maderitas de Amighetti, en un papel satinado. Pero ya la edición está hecha y ahora, que circule entre los niños del Guanacaste al menos. Es cort la edición. La autora me dice en carta de marzo 23 de 1938: Cierto que el papel es malísimo, no es el deseable, pero como resulta más barato, podrán llegar los cuentecitos más fácilmente a manos de los niños, que es lo importante para mí.
un (Del cuento El principe Tonto. Del cuento Lo que soñó Juan Tuntun)
La colaboración artística de Amighetti en este libro es muy apreciable. La autora debe sentirse orgullosa de haberla obteni.
do. Hay en las maderas de Amighetti cierta gracia y malicia muy del gusto de los niños; a más de que está presente en ellas el sentido del paisaje, del misterio y de la aventura. Qué más pedir?
Digamos, finalmente, algo más, a propósito de los Cuentos Viejos de María de Noguera.
La autora se los confía a las maestras, esto es, que sean ellas las que los refieran a los niños. Abuelas, madres, niñeras, maestras son las llamadas a contadoras de cuentos infantiles.
Hay en éstos una vieja sabiduría, la de todos los cuentos tra.
dicionales. La aprenderán los niños en ellos. Qué aprenderán?
No valdría más preguntarse. Gozarán con ellos? Que si tal cosa ocurre, el tiempo hará lo demás en los dominios del alma. La autora confía en el valor docente de sus cuentos. Con razón, si bien nos pa.
rece que en la niñez la lección quizá no sea de inmediata utilidad.
Se adquiere, sí, y en el subconsciente sigue trabajando; ya de hombres se aprecian sus frutos. Como sustento espiritual, a niño alguno debiera faltarle en la hora oportuna el cuento fantástico creador.
Los muchachos, cuando ya pasan por las escuelas, se incli.
Art (Del cuento La Mano Peluda. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica