Democracy

328 REPERTORIO AMERICANO El periodista Presidente Por LUIS NUILA Envio del aulor. México, agosto de 1998 Ayer ha tomado posesión de la Presidencia de Colombia un periodista ilustre, el Dr. Eduardo Santos. Honor a Colombia! Gloria al gremio!
Suceso de tal magnitud tenemos que celebrarlo, y, sin modestia, porque es un testimonio de que si hay periodistas que pueden hacer periódicos, son capaces de algo más, de dar motivo para que los otros periodistas tengan noticias de primera plana.
No es la primera vez que esto acaece en América, Porque ya Chile tuvo un Presidente periodista, Carlos Dávila, quien al dejar el poder voivii a emborronar cuartillas. América ha visto ya muchos imbéciles en el solio, pero también algunos juristas, algunos internacionalistas, y, en el caso de Colombia, un Miguel Antonio Caro y un Marco Fidel Suárez, filólogos esclarecidos. Aquel Caro que cierta vez provocó a junta urgente de Ministros para resolver graves problemas de Estado, y después de dos horas de comentar con sus colaboradores (entre los que eran había insignes hablistas como él)
un vocablo de Los trofeos de Heredia que estaba traduciendo, se percató de que el tiempo estaba agotado y, despidiéndose con excusas. Señores Ministros dijo: creo poemas de Heredia también son graves asuntos de Estado.
Un gran escritor o un gran jurista como Sarmiento o como Sáenz Peña, en la presidencia de Argentina; un Lerdo de Tejada, en la de México: un Alfonso López, catedrático de Economía, en la de Colombia, nos han demostrado que nuestra América es capaz de injertar en un pensador, en un hombre con tinta e ideas, la figura entera del hombre de acción. Mejor dicho, la inteligencia puede estar al servicio de la democracia, dirigiéndola.
Tal vez si José Martí hubiera sobrevivido a la guerre de emancipación cubana, le fuera dado guiarla con su ejemplo; quizá iría al fracaso de sus sueños, al terrible desencanto, pero lo había hecho menos mal que José Miguel Gómez o Gerardo Machado, porque cuando la inteligencia está blindada por la bondad, entonces el estadista es capaz de construir sólidamente. Lucas Alemán o Lorenzo de Zavala o José María Luis Mora eran los mejores en su República, los preparados, los que pudieron asumir la responsabilidad de gobernar a su país, que es uno de los oficios más peligrosos.
que los Dr. Eduardo Santos Presidente de Colombia El caso de Eduando Santos no llamaría la atención en Europa, porque allá los estadistas han sido un Cannning, un Thiers, un Gambetta, un Poincairé, un Masaryk; siempre un letrado, un artista, un alto espíritu. Pero en nuestra América, donde los improvisados y los audaces abundan, Colombia nos dice que hay que ir a los mejores, que hay que darles la oportunidad de que hagan viables sus más generosas utopías, cuando en ellas late la profunda realidad humana.
Esta es la gran lección que Colombia nos trinda y este es su orgullo resplandeciente. La América de Santander, de Rio Branco, de Balmaceda, de José del Valle, de González Prada, está de fiesta, Que sea para bien.
Carta de Alcides Arguedas al Presidente de Colombia Envio del autor. La Paz, Bolivia La Paz, agosto 10 de 1938.
Excmo. Señor don Eduardo Santos, Presidente Constitucional de Colombia Bogotá Señor Presidente y querido amigo: No pude cablegrafiar a usted felicitándole por su ascensión al mando porque el día en que Ud. ceñía al pecho la banda presidencial de su gran y libre país, los médicos me arrancaban las vendas de una herida, que me había abierto en la frente el nuevo Presidente de esta mi patria, Coronel Busch, héroe máximo de la guerra. que le llaman los suyos.
El hecho ocurrió el de este mes a las de la tarde y en el palacio de la presidencia, y no sé si se haya conocido fuera, pues se puso gran empeño para ocultarlo aun dentro del país mismo, como que hasta hoy ningún periódico de la localidad ha dicho nada de él, pues inmediatamente se restableció la censura y se notificó a los periódicos la orden de no hacer ningún comentario sobre asuntos de politica interna y externa, o sobre actos en que hubieran intervenido los miembros del gobierno bajo pena de clausura inmediata y de multas exorbitantes y superiores a сараcidad económica de las empresas.
Las circunstancias del hecho, con sus antecedentes, los publicaré más tarde en un libro que estoy obligado a escribir no precisamente en defensa mía, que poco significo ya en este caso, como en defensa de las libertades públicas de mi patria, misión de la que siempre se han encargado los escritores más independientes y más honestos de cada país, en su lucha contra los ataques de la barbarie, lucha casi constante en todos estos nuestros paises en los primeros días de su organización y de la que todos ya han zafado a tiempo, con gloria para ellos, menos esta mi patria desventurada, la más sufrida de todas, la más inmolada, la más sacrificada, la más escarnecida.
Aun no conozco las razones que haya buscado la gente oficial para explicar el atentado del Presidente Busch, ni sospecho cuáles puedan ser sus argumentos para presentarlo en forma favorable al mandatario; pero lo que ciertos indicios me permiten afirmar, es que la malevolencia y la deficiencia mental de algunos malos consejeros y la estrechez de espíritu de dos o otres de sus más inmediatos colaboradores, le han inducido a cometer un acto de verdadera barbarie, que aparecerá más grande y más monstruoso Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica