REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1938 Sábado de Mayo Tomo XXXV Núm. 17 Año XIX No. 849 SUMARIO Alejanro Lipschütz Henri Borel Freud y el hombre moderno Lootzé (4. Correspondencia con el Ingo. Araujo Una victima del General.
El nombre del poeta.
La Américo, a Sormiento.
El Centenario de Heslos. Bases del Concurso Conto a los pioneers Carta alusiva.
Por la cultura y el hombre.
Mientras juega un niño.
Cólera de un español altonero.
Mirando al Sur Vida Franquicia postal Isaios Araujo, candidato al Premio Nobel.
La dinámico universal.
Mariano Picón Salas Frco. Suaiter Martinez Worsworth José Encinas Jr.
Rogelio Sotelo Francisco Luarca Alberto Gerchunoff Lorenzo Vives.
Walt Whitman Lipschülz Freud y el hombre moderno Por el Dr. ALEJANDRO LIPSCHUTZ Colaboración. Conferencia dada el 11 de abril de 1938, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, bajo los auspicios de lo Alianza de los Intelectuales de Chile, en la manifestación de homenaje a Freud. Santiago de Chile Antes de todo quiero confesarles a Uds. que en realidad no me siento competente en problemas referentes al psicoanálisis cuya creación es la obra fundamental de Freud. Conocí los escritos clásicos de Freud en las horas libres de mi labor profesional, como aficionado. No tengo ni la más mínima pretensión de figurar entre los conocedores predilectos de esta gran obra científica y cultural. pesar de todo eso he aceptado la grata y para mí tan honrosa invitación de contribuir a esta manifestación, porque he pensado que pueda interesarles a Uds. más jóvenes que yo, la opinión de un hombre cualquiera de mi edad, sobre la influencia que él mismo y sus contem(pcráneos han experimentado por parte de Freud.
Nosotros hemos comenzado nuestra vida espiritual sin Freud, y ya en el umbral de nuestro ser adulto nos encontramos con él. Esto da gran ventaja la facultad de comparar. Espero que Uds. se convencerán en el curso de mi conferencia, de que esta influencia tuvo que ser grande, muchas veces determinante, y de que Freud ha sido uno de los forjadores del mundo espiritual moderno.
Pero preguntémosnos en primer lugar ¿qué es moderno? Mejor que yo lo contestará uno de los más prominentes discípulos y grandes continuadores de Freud, el suizo Jung, quien hace años publicó un impresionante artículo sobre El problema psíquico del Hombre Moderno. Dice Jung que no debemos confundir la noción hombre moderno con contemporáneo. moderno es sólo aquel hombre entre los contemporáneos que revela la tendencia a llegar a la cumbre de la consciencia de sí mismo, el hombre con un mínimo de inconsciencia; alejándose así el hombre moderno de la participación mistica primitiva con la masa humana, surgiendo del mar de la insconciencia colectiva. Este proceso psíquico o anímico evolutivo hacia la consciencia, podríamos llamarlo intelectualización, y Freud más que nadie ha contribuído a tal intelectualización.
Pues bien. qué ha significado para nosotros tal intelectualización, tal escrutinio consciente y científico de todo nuestro ser anímico y de todos los valores espirituales. Al fin del siglo pasado, y al comienzo de este, hemos vivido todos bajo el tremendo peso de un sinnúmero de tabus sociales. Por estos taSigmund Freud (1931)
bus, o defensas. se regía toda nuestra vida: así las relaciones entre padres e hijos, y las entre los dos sexos, e igualmente las relaciones entre las clases sociales; por los tabus se regia también nuestro modo de hablar, de andar, de vestirse. Esto no quiere decir que por primera vez en la historia humana hubo tal época de gobierno del tabu. Pero consta que hace cuarenta o cincuenta años, el régimen de los tabus sociales había llegado a gran auge, dando origen a una hipocresía social verdaderamente grotesca, la que cada uno de Uds. conoce en sus diversos aspectos. Sin embargo, a nadie se le antajará la absurda hipótesis de que fueran nuestros padres mayores hipócritas que nosotros, por pura malicia. No, ellos fueron tan buenos y tan malos como nosotros. Si hubo entonces más hipocresía que hoy en día, esto se explica por toda la coyuntura social en los años que siguieron en Europa después de la gran revolución francesa y las guerras napoleónicas. Era el tiempo del nuevo rico. el que primero tanteando para vencer las resistencias por parte de la restauración, pero enseguida ya con paso orgulloso, arrogante y hasta petulante, se apodera de toda directiva en la vida del hombre europeo.
En esta su marcha victoriosa, el nuevo rico necesitaba en primer lugar de tranquilidad social. Le sirvió para eso en algo también la hipocresía, con todo el sinnúmero de falsos valores y itabus sociales.
La hipocresía reinante tuvo que tener su reacción. No eran pocos los que en el curso de los años castigaban en las ciencias y las letras, la hipocresía convencional del siglo pasado. Freud lo hizo en forma científica, con su nuevo método psicoanalítico, mostrándonos el alma al descubierto, haciendo penetrar el intelecto humano en los abismos de nuestro sentir, intuir, pensar y querer.
Para poder realizar esta su obra de penetración científico intelectual en lo anímico indivi.
dual, Freud tuvo que redescubrir el alma para la ciencia; la noción del alma, en la segunda mitad del siglo pasado se había casi abolido, o en todo caso deformado, en el curso del desarrollo fulminante de las ciencias naturales. Lo debemos en primer lugar a Freud de que la psiquis del individuo como un todo se transformó en objeto de una ciencia independiente.
Si a Freud le cupo de redescubrir el alma para la ciencia, le cupo también de ensanchar el alma y de modo inesperado, incluyendo en lo psíquico el llamado sub o inconsciente. Esto parecía entonces, unos cuarenta años ha, absolutamente contradictorio, porque psiquis se identificaba con lo consciente. Pero Freud comenzó a estudiar toda la dinámica y la evolución de la psiquis individual sobre la base del subconsciente, y se nos abrieron horizontes nunca antes sospechados. Se nos reveló un dinamismo verdaderamente formidable, en todos los diversos aspectos de la vida anímica. Se nos revelaron bajo la serena superficie del mar anímico, abismos terribles, muy frecuentemente llenos de demonios, apaciguados momentáneamente por la represión, para los fines de convivencia social, eso sí, pero siempre existentes.
Casi peoético, no es así? y al parecer tan lejos de la realidad anímica tradicional. Pero cso sólo al parecer. Es muy significativo el hecho de que se sirvió Freud en su gran obra psicológica renovadora tan espectacular, de un material anímico muy real, inmediato, y tan Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica