Imperialism

REPERTORIO AMERICANO 133 tadores de las arcas de la frutera cuando pre.
cisa acallar una acusación o conseguir un arreglo. Es tan inteligente y varonil la actitud de Alfredo Navia que desconcierta a los mismos rabulas que la frutera tiene bien pagados. Un abogado del señor Bennett (Gerente de la frutera, comprometido en la acusación) me decía. refiere Navia. cómo es posible que sien.
do tan inteligente el señor Bennet, hayan podido ustedes sorprender en su escritorio un expediente. No me explico, me decía el abogado de la compañía. Pero sebéis qué pretendían y hasta dónde llegan los sistemas de esta com.
pañía? Pretendieron sorprender al país lanzando la especie de que nosotros habíamos llevado ese expediente al escritorio del Gerente!
Fue una fortuna grande para mí, porque esta malicia indígena que tengo me ha servido de mucho, que ordenara sellar en la primera ins.
pección no sólo las cajas y los archivos, sino también los escritorios de esas oficinas. Cosa que hice en presencia del gerente y de los abogados de la empresa. Si tal no hubiese hecho. qué habría sido de este humilde funcionario? Allí estaba la trampa. qué cosas salieron de cajas, escritorios y archivos! La historia completa de la penetracion de la United Fruit Company en Colombia está contenida en la muchedumbre de pa.
peles decomisados por Alfredo Navia, por la malicia indigena de Alfredo Navia, investigador ejemplar que salió aureolado después de haber ganado para su nación aquella gran ba.
talla contra la United Fruit Company. Habría que cantar en un canto que fuera de la América entera el valor del indio que trasmitió a la raza el poder de la malicia que Alfredo Na.
via tuvo como arma en su lucha desigual. Es la malicia para no dejarse engañar por las astucias de los rábulas que la Frutera y todas las empresas de conquista allquilan en cada país para lograr contratos y medios de penetración. Pero en el fondo es la honradez. Si Colombia obtuvo la información más trascendental para la historia de sus relaciones con las empresas de conquista, es a la honradez de un hijo suyo a quien lo debe.
Termina Navia su obra de investigación y cuando encuentra que salen voces a murmurar contra él y cuando ve que los tribunales absuelven al gerente Bennett porque el delito está prescrito, renuncia su cargo y vuelve a ocupar su tribuna en el Senado. Allí retumba su voz aousatoria: En todo esto hay probiemas fundamentales de ética. Vamos a saber cómo al debatir este asunto si el país ha perdido la sensibilidad o, si por el contrario, ha de reaccionar cuando conozca todos los medios que la compañía frutera suele emplear en Colombia para influenciar, óigase bien, lo digo bien duro ante el pais, ante el pueblo y empeño mi palabra de senador de la república y de caballero, de que esto es verdad: que todos los órganos del poder público sin que quedara nin.
guno: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, han estado influenciados por esa compañía.
Los funcionarios colombianos han descendido a la condición de turbas y la United Fruit Co.
hace de ellos lo que quiere. Recordemos que la Frutera necesitó obtener contratos en Colombia. Para obtener contratos puso en juego sus sistemas de corrupción y Alfredo Navia dice a su nación que la penetración fue común.
Cosa triste, pero aprovechable, porque la United Fruit Company todavía sigue obteniendo contratos en nuestros países.
Mientras llega la oportunidad de que por 1a América entera se difunda la obra de Navia, debemos comentarla con calor. Aquí hay otro gran pasaje: Yo preguntaría a los hono.
rables senadores, qué opinarían ellos de una compañía que lleva una hoja de vida a cada uno de los ciudadanos que están ocupando el recinto del congreso nacional. Hojas que le van indicando la influencia politica y social de los personajes importantes del país y en las cuales se lleva, minuciosamente, los nombres de las personas más amigas y más intimas de esos servidores públicos. De esta manera sabe la compañía como puede llegar hasta esos señores, ya sean ellos diputados, sena.
dores, ministros, etc. Yo podría traer aquí la hoja de vida de cada uno de los honorables senadores, como también, cosa curiosa, la hoja de todos los posibles candidatos a la presidencia de la república en este país, para que se pueda apreciar cómo este ha sido un espionaje de lo más poderoso que se haya podido conocer. Controla, señores senadores, hasta el teléfono del palacio presidencial.
La obra acusatoria de Alfredo Navia da la impresión de una montaña de la cual se des.
prenden bloques. Una montaña de verdades ha creado el colombiano de la malicia indígena.
El bloque electoral es espantoso: La compania americana ha invertido grandes sumas de dinero para obtener determinados resultados en los comicios populanes. Se ha registrado el caso de individuos que le decían a la compania: me acaban de proclamar diputado en la asamblea, o representante a la cámara, desde donde sabré defender los intereses de la compania. luego el bloque legislativo: Leer esas páginas del expediente, ver las cartas que obran allí, es cosa que provoda a la indignación: correspondencia, entre otra, que habla sobre la conveniencia de no dejar pasar determinada ley en el congreso por estar en contra de los intereses de la compañía y respuestas relativas al buen éxito de la campaña ordenada. Digame usted se dice en alguna de esas cartas quién es amigo del senador tal, sirvase informarse por qué medios podemos llegar hasta el senador Grillo (lo pongo solamente como un ejemplo al acaso. va la respuesta: el senador Mar es amigo del senador Grillo. vuelve la orden: vea el medio de llegar al senador Mar; y sigue la escala de los nombres que van a servir los intereses de la poderosa compañía, sin saberlo quiza.
Corrupción por todas partes del territorio colombiano, diseminada por la United Fruit Co. Corrupción para obtener contratos que le aseguren el disfrute de grandes monopolios por espacio de años. Riega oro para atar definitivamente a un país a su esclavitud humillante. Lo riega entre funcionarios y entre particulares y forma la sucia amalgama con la cual deja sin su libertad económica a una nación. pensar que todavía en Costa Rica se sigue tratando con la United Fruit Company estando a un pa.
so el caso de Colombia! Los miasmas llegan hasta nosotros y no quieren los funcionarios nuestros sentirlos, asfixiantes y pestilenciales.
Se dejan envolver por la seda adormecedora de la United Fruit Company y la tratan como si fuera honorable y digna de ser oida. La tratan con decencia para entregarle la mitad del país, la mejor mitad del país, la más feraz, la mejor regada por ríos y quebradas, la de mejores costas, la de inagotable fecundidad. En Colombia el senador Alfredo Navia puede decir: tenemos, señores senadores, que saber de una vez por todas, si es tolerable que esa compañía, valiéndose de medios inescrupulosos, tra.
te de adueñarse del territorio nacional en zonas que el país había estimado como reserva. Colombia está a un paso de Costa Rica en donde en la actualidad nadie quiere saber si para adueñarse de la región del Pacífico la United Fruit se ha valido de medios inescrupulosos.
Está a un paso Colombia y los funcionarios costarricenses están tratando de entregarle por cincuenta años la explotación incontrolada de la región del Pacífico. Es que Colombia no ruge para nosotros. Se engaña el senador Navia cuando dice que todos los pueblos de América están pendientes del resultado de este proceso. Hablemos tenazmente y hagámoslo con el caso colombiano. Tenemos en él el armamento para dar la batalla a la nueva piratenía de la United Fruit Company. Pensemos en los siste mas de conquista de la funesta empresa imperialista. Digamos a nuestros hombres de go.
bierno que no capitulen. Digámosle que. Colombia está acusando a grandes voces para que Ja oigan estos pueblos. Acusa a la United Fruit Company por pinata, por inescrupulosa, por corruptora. Digámoslo recio como lo ha dicho el senador Navia. exijamos, siquiera para exigir con dignidad, que no se trate con la United Fruit Company. Combatamos la mentira de que el pais necesita de esa compañía en el Pacifico. Digamos como en Colombia que aquella es reserva que no deben tocar estos hombres de hoy chatos y débiles. Digámoslo aun.
que no detengamos la entrega que ya fue pactada desde que la maldad de otros funcionarios permitió a la United Fruit Company que cayera sobre la región del Pacífico. Aousemos también. No limitemos la protesta a frases inofensivas. El combate es acusatorio. Colombia nos da las armas. En Colombia fue decomisa.
do el más grande archivo de iniquidades, La United Fruit Company no pudo sustraerlo a la malicia indígena de un colombiano que lo atrapó porque Colombia le dijo que investigara.
Archivos de Colombia en que se registran los procedimientos de la frutera para obtener contratos, son también archivos de Costa Rica. Estemos alerta ahora que el gobierno se prepa.
ra para dar el contrato que la United Fruit Company exige para convertir la zona del Pa.
cífico en el feudo perenne.
ser El amo de Chile El latifundio, la fortaleza de los pelucones, no es ya el amo de sí mismo ni el amo de Chile. La mina le ha vencido. la mina es el esclavo del dinero extranjero y, cada vez más, del dinero norteamericano. Los aristocratas de Chile evadieron las revoluciones románticas y liberales, prefiriendo mantenerse aparte de los destinos atlánticos de ia América Hispana, dieron la espalda a la Argentina y asaltaron a Bolivia y al Perú. Ahora, en el mundo moderno, el hado irónico del aislamiento se cierne sobre ellos. Quisieron ser los más independientes y han venido a enteramente conquistados. Los que privaron de nutrición a sus hermanos han sido corrompidos por el extranjero.
La fuerza fecunda del oro engendra sus propios criados públicos, una conglomerada clase media, espiritualmente mestiza, porque participa de la ambición del poder del Norte protestante y de la ambición sensual del Sur católico. Extiende su intriga del Banco a la mina y de la mina al Congreso. Paga el ejército, y, extraña a Chile e indiferente a la América Hispana, gobierna a la nación dueña del Pacífico. De Waldo Frank en este libro aleccionador: América Hispana. Edicns. Ercilla. Santiago de Chile. 1937. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica