REPERTORIO AMERICANO EDITOR: GARCIA MONGE CORREOS: LETRA TELEFONO 3754 En Costa Rick: Suscrición mens EXTERIOR: EL SEMESTRE: 50 EL AÑO: 00 o. am.
SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo es la única propiedad plena del hombre y tesoro común que a todos iguala, por lo que para la dicho de la persona y la calma público, no se ha de ceder, ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Martí.
Giro bancario sobre Nueva York Epifanio Mejía Por LUIS DE GREIFF De El Gráfico. Bogotá, Abril de 1938 Cómo están tristes nuestras montañas sin el gorrión familiar, sin la golondrina errante, amiga del alero de la casa paterna!
JUAN DE DIOS URIBE Se cumple hoy, el primer centenario del nacimiento de Epifanio Mejía, poeta delicado y sencillo que buscó en las montañas de su tierra natal la fuente de su inspiración y cantó con maravillosa naturalidad escenas de la vida cam pesina, cantos que aún hoy, tras el refinamien to de la poesía moderna, producen grata sensa ción, porque llevan al lector el deleite de fres co manantial, no enturbiado por hojarasca de lejanos predios.
Su lucidez mental fue muy corta y no dio a su estro tiempo suficiente para una obra caudalosa, cincelada con solicito esmero. El poeta infortunado estuvo más de seis lustros recluído en el manicomio de Medellín, y su desventura privó a las letras de uno de sus vates más tiernos y espontáneos.
Los campesinos antioqueños lo recuerdan siempre con cariño, porque para sentir su poesía no tienen que hacer esfuerzos de interpretación, ya que sus faenas cotidianas fueron enzalsadas por Epifanio con fervo roso entusiasmo, y las cuerdas de su lira fervoroso entusiasmo, y las cuerdas de su lira vibraron siempre al impulso de les ingenuas emociones del alma campesina.
En las tertulias campestres, las mozas ale gran sus veladas con la recitación de los ver sos de Epifanio, pues todas ellas saben de memoria La historia de una tarde, La paloma del arca, La aurora de mi amor y La tortola; y los labriegos, al suave rasguear del tiple, entonan alegres el canto del antioqueño, que despierta en sus pechos el amor a la libertad y al traba jo: Epifanio Mejia Un espíritu de selección, Juan de Dios Uri be, en discurso (pronunciado en Medellin en elogio de Epifanio, en 1893, rindió el más al to y emocionante tributo de cariño y de admiración al desventurado poeta y revivió en sus cotrráneos el recuerdo de Gutiérrez González, otro mimado de las musas. Decía así. Admiro el Cultivo del maíz, que les dió valor poético en Antioquia a las faenas de que vivimos, repudiadas o menospreciadas por la literatura meticulosa; que despejó el paisaje de la retórica, de la frase hecha, de la sentencia pseudo moral; que nos dió la naturhleza descuidada como ella es, un cielo multicolor y un bosque caprichoso; que pobló las faldas y las hondonadas de frescos inmortales, y nos devolvió el maíz en canastilla de novia; que enriqueció el Arte americano con retratos macizos de peones y aldeanas, y rompió las trabaș del concepto sutil para acercarse a la comprensión popular por medio de imágenes nativas y de palabras llanas.
Epifanio siguió a Gregorio, como la cenefa al muro, con cuadritos de dibujo limpio, de luz mermada, como de respiración contenida, pero tan apegados a la tierra antioqueña, que son su aderzo de fiesta, los zarcillos de esta Judía errabunda que Jorge Isaacs acaba de requerir de amores como a una doncella del Viejo Testamento. Se diferencian. Si Gregorio compara, el otro expone; si el de la casa de Aures traza grandes círculos al aire libre, el del cortijo del Cauce se reonta bajo los árboles para acabar sus miniaturas, esmerilar y bruñir sus joyas. Más fluyente el primero, más opiparo, más luminoso; Epifanio, sosegado, tímido, confidente: los dos igualmente queridos y saludados como heraldos de la Montaña.
No he oído jamás un orador que haya causado en el público tan delirante entusiasmo como el que produjo Juan de Dios Uribe en su idiscurso en honor del infortunado poeta montanés. Porque el Indio Uribe no era solamente un magnífico escritor, de estilo propio y léxico abundante y castizo. En la tribuna era admirable, por su voz armoniosa y robusta y su cautivadora y arrogante actitud. En esa ocasión, Uribe hizo el elogio de Gutiérrez González y Epifanio Mejía, y dejó que su verbo encendido cayera sobre los hombres de la Regeneración que con sus hechos delictuogos habían entenebrecido el horizonte de la Patria. Dos días después salia Nací libre como el viento de las selvas antioqueñas, como el cóndor de los Andes que de monte en monte vuela.
Epifanio Mejía De El Tiempo. Bogotá, 10 IV 38 Recordamos hoy el centenario de un poeta, de un poeta de Antioquia, que fue también una pura y noble gloria de Colombia: hace un siglo que nació en la Montaña Epifanio Mejía, cantor de su tierra y de su raza, lírico de bun.
da emoción popular, que supo expresar, con tan acendrada sencillez, y lim.
pidez tan exacta, los más bellos moti.
vos vernáculos, y llevar a su obra poé.
tica toda la dulce resonancia de su pueblo.
Quedan de Epifanio Mejía po as páginas, recogidas por la devoción amistosa; esas páginas resumen y concentran las más ricas esencias poéticas, y vive y perdura la fuerza espiritual del alma antioqueña tan severa para la áspera disciplina del trabajo, como alta, y airosa y ligera, para el vuelo lirico.
Antioqueño de pura cepa, Epifanio Mejía no buscó los motivos de su obra en extranjerías herejes, ni alimentó su inspiración en jergas extrañas Cantó su tierra del alma, dijo en versos per.
fectos el dolor y el amor de su pu:blo, y recogió en poemas inmortales el dul.
ce y duro paisaje antioqueño.
Un emocionado círculo de curiño rodea hoy la memoria de Epifanio Mefía, clausurado en los últimos años entre las rejas frías de la locura, pero siempre tan vivo y vigilante en la ad.
miración de su altiva Antioquia, y tan Pichón de águila que nace sobre el pico de una peña, siempre le gustan las cumbres donde los vientos refrescan.
Amo al sol porque, anda libre sobre la azulada esfera, al huracán, porque silba con libertad en las selvas. Pasa a la página anterior)
El hacha que mis mayores me dejaron por herencia la quiero porque a sus golpes libres acentos resuenan.
Forjen déspotas tiranos largas y duras cadenas para el esclavo que humilde sus pies, de rodillas, besa.
encumbrado en las antologías de la poesía colombiana. Vive él en el circulo glorioso de los máximos poetas de Antioquia, en paridad insigne, con Gu.
tiérrez González, aun cuando su silen.
ciosa modestia primero, y después el trágico destino, le hubieran cerrado el pasaje de la gloria cotidiana.
El centenario de Epifanio Mejía es una fecha ilustre para las letras colom.
bianas.
Yo, que nací altivo y libre sobre una sierra antioqueña, llevo el hierro entre las manos porque en el cuello me pesa. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica