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REPERTORIO AMERICANO Trofeos de Conquistador PBAnrench Por MAX HENRIQUEZ UREÑA Envio de Carlos Deambrosis Marlins No siempre he de enviar a nuestro periódico grandes colaboraciones europeas. o comentarios sobre la malhadada guerra civil española, o entrevistas con personalidades políticas o literarias, o glosas sobre la Hora Internacional. O, alguna nota sobre la Moda o sobre la llegada a París de Marlene Dietrich.
La prosa hispanoamericana enviada desde Lutecia es a modo de remanso para el espíritu inquieto y en vela siempre ante el espectáculo de esta Europa febril y trágica. Tiempos felices en que el cronista remitia desde esta ciudad del Espiritu las crónicas de Gabriela Mistral, Vasconcelos, Ugarie, García Calderón, Arguedas. Los creadores de la América como los llamó un ensayista ecuatoriano. Hosanna! Por este correo de hoy enJosé Maria de Heredia viamos a nuestro periódico, la prosa ilustre de un gran maestro hispanoamericade la escuela de Rodó y de Martí:. En los albores del siglo xix emigraron de Max Henríquez Ureña, uno de los cereSanto Domingo y se reunieron más tarde en bros más lúcidos en todas las disciplinas Cuba, tres hermanos nativos de la antigua Esdel conocimiento y de la inteligencia. Su pañola y descendientes, en linea directa, del personalidad es varia, múltiple, y quien fundador de Cartagena de Indias: eran hijos como nosotros ha seguido su obra desde de don Manuel de Heredia y de doña María hace veinte años, siente literalmente vérFrancisca Mieses. Mieses de honor, mieses de tigo. Desde luego, el caso de los Henri amor era la divisa nobiliaria que de esa suerquez y Carvajal y Henriquez Ureña, es te se había enlazado con la heráldica palmera único en América. Estos nombres: Salomé de oro a cuya sombra florece una villa de plaUneña, la gran poetisa dominicana del si ta en el escudo de los Heredia. José Francisglo pasado (madre de Max. Francisco y co, el mayor de los tres hermanos, fue el paFederico Henriquez y Carvajal, Pedro y dre de José María de Heredia, el máximo poeta Max Henriquez Ureña, constituyen, a tracubano, cantor del Niagara. El segundo, Dominvés de dos generaciones, la vel dadera go, vinculado en segundas nupcias a una daaristocracia del Espiritu: el Espíritu del ma francesa, Luisa Girard, tuvo, como único hiNuevo Mundo.
jo varón de ese matrimonio, a José María de La gran colaboración que honra hoy Heredia, autor de Los Trofeos. Los dos poetas nuestras columnas, es un homenaje de homónimos de lengua española el uno y de su autor a José Maria de Heredia. Pre lengua francesa el otro eran primos hermacisamente, las prensas de la Editorial Er nos. No se conocieron, sin embargo, pues ni cilla de Santiago de Chile, acaban de pusiquiera fueron contemporáneos: el poeta del blicar por primera vez en castellano Niagara, nacido en Santiago de Cuba, en 1803, una traducción completa de los sonetos murió en 1839; el poeta de Los Trofeos nació del poeta cubano francés. Su autor, Max en el cafetal La Fortuna, próximo a Santiago Henriquez Ureña, ha realizado (y sólo él de Cuba, en 1842.
podia realizarlo) este trabajo de esteta, Muy diferente fue el destino de uno y otro de erudición, de lingüista, de crítico, de poeta. El cantor del Niagara consagró su vida creador. Sus minuciosas acotaciones fi a la defensa de la libertad y al culto de la rales, dignas de Menéndez Pelayo, repredignidad humana; despreció los títulos nobiliasentan una labor tan ardua, tan complica rios que le correspondían por primogenitura coda como la traducción misma que es mo descendiente del fundador de Cartagena de el fruto de muchos años de trabajo y de investigación. Esta versión constituye un verdadero acontecimiento literario en nuestro idioma y, por lo mismo, el flamante libro que nos llega de Chile debe figurar como la más preciada y más pura obra de arte en todas las bibliotecas públicas y privadas de América, Nuestros lectores juzgarán la pasión herediana de Max Henriquez Ureña a través de esta prosa de gran estilo, digna del marco esplêndido de Los Trofeos. El descendiente del héroe de Cartagena de Indias ha encontrado en su traductor su más alto y su más fiel intérprete: de buen talante, el poeta de los divinos sonetos de mármol hubiese firmado con pluma de cire la suntuosa transcripción castellana del insigne poligrafo dominicano. Hosanna! Hosanna!
Indias; expuso su vida por redimir la isla es.
plendorosa que le vió nacer y por servir en México la causa de la democracia republicana, sufrió privaciones, ingratitudes y amarguras; y su poesía fue eminentemente personal y lírica.
En cambio, el poeta de Los Trofeos jamás ambicionó ser actor en los sucesos políticos de su tiempo; fue tan sólo un espectador inteligente, capaz del comentario oportuno; amó el sosie.
go; su afición a los estudios históricos cimentó en su espíritu el amor al pasado y, por ende, el culto de sus tradiciones de familia vinculadas a pergaminos de nobleza; buscó con ahínco y perseverancia el campo propicio para el desarrollo de sus facultades y, enamorado de la perfección, cultivó el verso con paciencia de orífice; aspiró a revelar en su poesía un mundo impersonal; y si bien la gloria y el bienestar le sonrieron, ambos fueron el fruto de su laboriosa energia.
Huérfano de padre a los siete años de edad, apenas contaba nueve cuando fue enviado de Cuba a Francia, gracias al empeño maternal de Luisa Girard. En Francia cursó el bachillerato, y en 1859 regresó a Cuba, donde permaneció solamente dos años. Francia era ya su patria espiritual allí había recibido su bautismo de cultura. y su idioma predilecto era el francés; pero en Cuba, su tierra natal, se reveló su sentimiento poético. Una de sus primeras composiciones, para la cual escogió el molde del soneto en el que tanto había de sobresalir después fue consagrada la fuente de la india, monumento que simboliza en la figura de una matrona india, a la ciudad de la Habana, en uno de cuyos más pintorescos paseos está enclavada: no, Cuando se acaba el dia, solo, junto a la fuente descanso mientras sueño con su dulce frescura.
Huyen mis pensamientos, tal como el agua pura de su coimada urna gotea lentamente.
Bajo el esplendor tibio de la lucha silente animarse parece la blanca vestidura que el escultor te impuso: cual amable impostura finge rasgos amigos tu forma evanescente. Novia del Sol, oh india de mis nativos lares. Colón rompió tu sueño de virgen. Al arrullo dormías de las olas ardientes y amorosas. Oh mi pais, oh Cuba. Cuán dulce en los pal mares oir de tus arroyos la voz, con el murmullo de paz y de amor que exhalan tus noches lumi nosas. I)
Heredia escribió estos versos en marzo de 1860. En aquellos días de juventud la voz amiga de Enrique Piñeyro vibró en su oído como anunciación profética: Yo solía decirle con toda seriedad cuenta el propio Piñeyro que su nombre era como un decreto del destino que le ordenaba dedicarse al cultivo de la poesía francasa y en ella esforzarse por brillar tanto o más que lo que su primo hermano y homónimo habia brillado en la poesía hispanoamericana, pues le llevaba la inmensa ventaja de una instrucción literaria ya tan notable; y que si el llegar a escribir buenos versos en francés, susceptibles por razón de la lengua sola de ser leídos en el mundo entero, era empresa grande y difícil, no (Pasa a la página 11)
CARLOS DEAMBROSIS MARTINS.
París, mayo, 1938.
Max Enriquez Ureña (1937. 1) Traducción de Max Henríquez Ureña, al igual que la de Brisa marina, citada más adelante. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica