196 REPERTORIO AMERICANO La Elegía de Gray Envio del Lic. Félix Ortiz. San José de Costa Rica La Elegia de Gray es probablemente la más popular de las poesías inglesas en Hispano América y así no es de admirar que se hayan hecho de esa obra maestra muchas versiones, de las que han alcanzado la supremacía, y pudieran ya llamarse clásicas: la de Miralla y la de Hevia.
Como el idioma original es más breve y conciso que el de la traducción, un endecasílabo inglés difícilmente cabe en uno castellano. El primero de los traductores citados trasladó cada cuarteto de Gray a otro de igual medida; y salvo algunas estrofas admirables, las demás le resultaron oscuras a veces, en ocasiones, ásperas por lo concisas. Hevia empleó dos estancias para traducir cada una de las del poeta inglés. Es obra primorosa, fluida, sentidisima; pero el pensamiento resulta a trechos diluido y la frase difusa, aunque no prosaica. MacDouall como Miralla, emplea el mismo número de estrofas que tiene poesía original. juicio de un eminente colombiano, el señor Rafael Carrasquilla, la poesia MacDouall es más transparente y sentida y dulce que la traducción de Mivalla, y más concisa y fiel que la de Hevia.
La Iglesia de Stoke Pogis y el humilde cementerio descrito en la Elegia de Gray. En él descansan los restos del poeta que lo inmorfolizó.
En 1925 el gobierno británico adquirió estos famosos lugares.
Comparando las tres versiones con el original, se verán en la de MacDouall traducidos ciertos detalles de Gray que pasaron inadvertidos a los otros dos traductores.
Además, la Elegia se ha publicado incompleta, generalmente. Las estrofas que verá el lector, marcadas con los números IX, XXI y XXIX no se hallan en las antologías más comunes, y no fueron traducidas ni por Hevia ni por Miralla. Las IX y XXI, aunque bellísimas, pudieran no existir, sin perjuicio de la Elegia. Pero la XXIX es indispensable. Cómo acordarse de lo que hacía el labrador por la mañana y al mediodía, y nó de su descanso por la tarde? El Sr. Mac Douall mismo no había traducido las precitadas estancias hasta que las conoció en una riquísima edición inglesa Para facilitar la comparación se publican en columnas paralelas el original y la traducción (Nola de la revista Letras. Asunción, Paraguay, abril de 1916. Elegía escrita en un cementerio de aldea Elegy Written in a Country Churchyard Elegía escrita en un cementerio de aldea En lo alto de la torre, la campana con doliente voz entona un himno fúnebre al moribundo día; el rebaño de ovejas mugidoras, lenta la marcha, por el prado avanza; el rendido labriego con paso torpe hacia su hogar camina y deja el mundo a la oscuridad que lo invade en silencio y mi pensamiento que, contemplándolo, medita.
The curfew tolls the knell of parting day, The lowing herd winds slowly o er the lea, The ploughman homeward plods his weary way, And leaves the world to darkness and to me. La tarde va a espirar, dobla la esquila; El hato va alejándose errabundo; Vuelve el gañán a su mansión tranquila, a mí y a las tinieblas deja el mundo.
Ahora apagándose va el ocaso resplandeciente y todo el aire tiene una calma solemre, interrumpida por el aleteo zumbado del abejón y el tono soñoliento de la esquila que adormece los ganados distantes.
II Now fades the glimmering landscape on the sight, And all the air a solemn stillness holds.
Save where the beetle wheels his droning flight, And drowsy tinklings lull the distant folds.
II Del paisaje se esfuman los perfiles En la sombra; no se oye más ruido Que el lejano cencerro en los rediles, Del morcardón el lúgubre zumbido.
Solamente desde aquella torre que la hiedra oculta, la Lechuza, refunfuñándole a la Luna, se queja de las personas impertinentes que vienen a molestarla en su antiguo y solitario escondrijo de reina nocturna.
III Save that from yonder ivy mantled tower, The mopink Owl does the Moon complain Of such as wandering near her secret bower, Molest ber ancient solitary reign.
III el grito con que el buho se lamenta En su torre de yedta tapizada, Contra el audaz que profanar intenta La solemne quietud de su morada.
IV Debajo de esos olmos ásperos y sombríos tejos se extiende la curva ondulante de los túmulos que cubren un terreno; allí, en angosto y sempiterno lecho descansan los rústicos antepasados de la aldea.
Beneath those rugged elms, that yew tree shade, Where heaves the turf in many a mouldering heap, Each in his narrow cell for ever laid, The rude forefathers of the hamlet sleep.
IV la sombra del sauce y de los tejos, Alli do en surcos se levanta el prado, ya del sueño sin fin gozan los viejos rudos genitores del poblado. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica