REPERTORIO AMERICANO 277 Nuevos libros de Carmen Alicia Cadilla Zafra Amarga y Litoral del Sueño Por AMELIA CEIDE Envio de la autora. San José de Costa Rica, julio de 1938.
Carmen Alicia canta a la vida y llora al amor, pero llora valientemente, de un modo enérgico, llora corazón adentro sin dejar correr el llanto por las ventanas de sus ojos; para que sienta su pena quien sea capaz de penetrar en su entraña al ascender por el hilo dorado de su verso.
Nana al lucero del alba Dos libros de versos primorosos que son lo mismo que cataratas de luz musical, salidas del alma exhuberante de esta excelsa cantora, orgullo de las letras femeninas puertorriqueñas.
En Zafra Amarga manifiesta su autora una apremiante inquietud de realizar sus sueños de amor, de un amor que florece como loto angustiado, a flor de agua del estanque sombrío de su cuerpo. Zafra Amarga es como un loto pálido que sueña en las noches la amarga lejanía de un sol, que aspira beber la emoción de la vida con sed implacable. El alma de Carmen Alicia es sincera, habla a solas con su corazón y le cuenta la verdad de su amor jamás realizado, del amor que se acerca y le pone junto a los labios la fresca pulpa de sus cerezas en sazón para luego alejarse, esfumándose en la fantasía de las nubes lejanas. entonces la oímos decir: Granito de luz despierto conmigo en el alba aún pálida.
Cocuyito tembloroso; lucero de la mañana.
Mide por tus palpitares lo que tendrá el pecho mio todo pleno de sentires y atolondrado de frío.
Dooling Serás salitre en mis labios.
Te volverás mar bendito donde volcaré mis ansias de poder volverme grito.
Carmen Alicia Cadilla me arrancaron el sueño como quien corta una espiga. mis ojos sembraron azucenas de llanto que olían a tragedia.
Amargas y desnudas.
El cardo de la Muerte se agarraba en mi túnica.
Su poesia es de forma breve pero clara y concisa, poesía cuya transparencia luce suaves matices y verdes y rosados que le imprime la honda emoción de Carmen Alicia; ella inyecta música a la vida matizándola de luz y color y así en Litoral del Sueño estalla: Se me retoñan de soles las ramas de todo el cuerpo.
Soles azules y negros como flores de otros mundos. Espectro. lismo de la vida, huye de lo vulgar y se refugia silenciosamente en el Litoral de su Sueño azul para darse luego toda hecha ritmos y claridades, a la vida. Esta joven artista sueña y sueña, eternamente. Sus oídos sensibles saben captar la música lejana que vierte en sus conchas la voz de los caracoles que recogen sus manos durante sus horas de dulces vaguedades a la orilla del mar; en su alma repercute la armonía de las montañas y sobre ella se vuelca el azul de los lagos porque Carmen Alicia vive en gesto de suprema entrega ante la naturaleza y ante el amor.
Cuando ella no puede salir de allí, de su torre solitaria, en la que vive abstraída en sus libros y en sus versos, envía pues a su vestido a la azotea a llenarse del sol, impregnado en matices de su alma, para dispersar sus músicas sobre el paisaje, y hacer temblar la brisa con la melodia rara que cantan cuatro vientos sus pájaros de ensueño: a los Azotea Cima de mi sentir Mi vestido rosado en la azotea se ofreció de guitarra al viento montañero para que se volviera himno de gloria a toda la belleza del paisaje: En el castillo sombrío de su corazón se agita constantemente el influjo de un invencible anhelo de realización de amor que se obstina en sembrar semillas de luz y de color para verlas florecer en sueños sobre el estanque amargo de su vida. De su vida que se nutre con la luz de un amor ideal, una luz trágica y amarga que se deslíe en raros espejismos, flotando sin cesar en el ambiente de su palacio interior lo mismo que un fantasma de doloroso desamor.
Te presenti desde principio eterno del mundo y de la vida.
Eras tú. Mi hortelano de horizontes.
Mi sembrador de sueños y alegrías.
Cima de mi sentir. Gracia perpetua volcada en mi canción y en mis pupilas.
Te adiviné en las sombras y en las lumbres, siempre vuelto contacto de caricia, y me quedé a tu albergue fecundante sintiendo cómo nacen mis espigas.
Me he convertido en átomo de música yo misma, sin saberlo, y sin pensarlo acaso se ha llevado un poco de mi alma el ave que pasó Muerte pequeña sobre mi cuerpo, Si Ud. reside en Europa, consigue la suscrición a este semanario con: Fritzes.
Hovbokhandel. Fredsgatan Stockholm Sverige.
Sellaron mis labios los cantos más fuertes de todos los cantos que había en el mundo.
Ritmaron mi vida los ritmos más ritmicos.
Sintieron mis ojos punzadas de sombras.
Hollaron mis piernas caminos ignotos.
Palparon mis manos bellezas innúmeras.
La muerte pequeña que engaña a los hombres, me llevó de la mano su reino, y aquí estoy de nuevo, con sólo el recuerdo de todo lo que ha sido mío en el breve lapso de una noche inmensa.
Carmen Alicia es un alma ideal que se esfuerza heróicamente en sacudirse del materiaariel y isabe Dios en qué rincón mañana su canto vuelva a ser para la vida eco de un corazón que se abrió en vibración ante el paisaje y se ha marchado lejos. Agradecemos la gentil dedicatoria con que han llegado a posar en nuestras manos los pájaros líricos que son estos dos libros de Carmen Alicia, hija genial de Puerto Rico.
Nos ha deleitado la lectura de sus bellísimos y profundos poemas. Hay en sus páginas variedad de motivos y diversas tonalidades artísticas, para deleitar el espíritu. Nuestra sincera admiración a la joven cantora que sabe ar ullarnos el alma, Quincenurio antológico de Letras, Artes, Ciencias y Misceláneas.
Director: FROYLAN TURCIOS Apartado 1622 San José, Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica.