ImperialismTotalitarism

252 REPERTORIO AMERICANO ra, un valor puro, fuera de mercado, un valor sólo cotizable en la callada euforia del espíritu.
Nd es otra cosa la alegría deportiva en el trabajo de los pacientes constructores subterráneos: ellos disfrutaban de la jovialidad de su faena, de la alegría de hacer, del fuerte goce de crear, no estando sojuzgados por leyes cruelmente imperiosas o torpes y redundantes.
Basta, para su calmo trajín, que un cuco polético y cordia! les marque el tiempo de su descanso, y luego, amorcsamente, a cantar la vuelta a casa, a la Casa de la Poesía, porque la Poesía les reclama a toda hora. At home, at home, at home!
Pero fue suficiente que la mano del hombre redimiese estos tesoros de su dulce ignorancia para que de súbito se convirtieran en estipendio de discutible posesión, en objeto de industria y palenque de empresa: la moneda, la alhaja, el título fiduciario, el título de dominio, el título de allanamiento. Por donde se llega a la aterradora evidencia que los mayores bienes devienen en las mayores simientes de discordia, al solo tránsito de su inanidad a su plenitud. Ese triste don corresponde únicamente al ser humano, por su desapoderado afán de dominio, pues mientras el resto de sus pares en la creación jugaron con el espejo de la belleza útil, él, en cambio, demoníacamente, convirtió estas preseas unánimes en una fuente de mortifera lucha, cuya disputa le llevó a sojuzgar todo cuanto le rodeaba. De ello nació la jerarquía, la preeminencia, la esclavitud, y políticamente, la primera garra del imperialismo.
Chorro manante, agua mordiente y turbia, ela ya no se detuvo en su cauce ávido. hasta los días de nuestros días.
Me imagino que para contener la contumaz fiereza de su empuje, Gruñón y Lampiño, el rebelde y el alegre, calladamente deben estar fraguando, a golpes de su infatigable criticidad, echar abajo para siempre ese oprobioso andamiaje. Sólo que, me imagino también, esa no es tarea de enanos.
previstos. Así se dan edénicamente, de manos a boca, con la Casa de la Poesía, donde todo anda revuelto, manga por hombro, pero sin embargo magistralmente registrado en su fantástico valor de especie poética. de qué otra manera sino como el recinto del sueño tenemos que reconocer la choza engantada de los siete enanos? Cada uno representa en ella una cuerda de la lira universal, un modo propio y diverso en el concierto de las voluntades creadoras. su casa, la Casa de la Poesía ostienta un perfil recoleto y triste; alí está la más oculta y preciada materia de la tierra la imaginación abandonada por los rincones polvorientos; allí el ensueño yacente amortiguado de olvido; allí, entre telarañas intrépidas, los áitros cantores que fabricarán más tarde la profunda alacridad de la vida.
Todo es santo en su pequeñez conmovedora; nada precisa de cuidado o custodia. Tesoro común y simple. quién va a robarle. Ah, sólo que ni jel más pequeño poeta podrá componer el más simple de los poemas si no Se le acuerda ali un adarme de inspiración!
Sin vana arrogancia, sin orgullo, más bien desmadejadamente, toda la poesía del mundo se va filtrando bajo aquel techo, gota a gota, en lenta clarificación, al son de un tiempo deteni.
do. Tan sólo falta en esta Casa la Musa Tu telar, esa hija del Mito, para que como una verdadera deidad ejerza un día el imperio de su concierto, la ordenación de las cosas, el ri guroso ensamble de la vida, y todo lo coloque en su sitio predestinado, desde el calcetín que rueda por los suelos al gajo de laurel sin dueno.
Blanca Nieve encarna todo eso, el juicio, la reflexión, una armonía despierta. prendas femeninas y además encarna el sentido de la alegría colectiva, cosa también de su sexo.
Ella viene a la Casa de la Poesía, trae poesía, reclama Poesía. y entonces, todo, a su conjuro, echa a danzar. Pues si aquellos gordezuelos demiurgos sabían seguramente hacerlo desde sus más remotos orígenes, fue preciso que la alada confianza de un sér de bien desatase en ellos los ocultos bramantes del recato, y se abriese, cuerdamente, con la rosa de su presencia tranquilizadora, una larga delicia olvidada. Al ritmo de esta fuerza órfica, hecha de miel y de sonrisas, los viejos pies sin cansancio fueron trenziando la guirnalda sensible de la danza y las viejas calvicies pequeñuelas fueron recibiendo besos amorosos que les resarcian de las fatigas dulces de sus trabajos.
La cuestión social y El punto muerto Algo acerca de los totos del arte, de la política, y de la literatura Por OSCAR BARAHONA STREBER Envio del autor. Costa Rica, y junio del 38 La curiosidad lleva de la mano a leer esta latribuírsele algún esbozo doctrinario. Ya uno de cbrita teatral cuyo autor es el señor Castro Fer tantos señaló por ahí lo plena de atractivos, por nández. Atrayente el título y muy comentado el difícil y por grande, de que estaba matizada la contenido, casi que hay obligación de enterarse empresa de reducir el panorama social del rápidamente. es que para aquellos que se mundo a un libro. Pero el hecho de que el guimos siempre la cuestión social con interés, esfuerzo sea elogiable no es razón suficiente ha de despertarsenos éste muy vivo cuando una para omitir un punto de vista más: el nuestro.
producción literaria cualquiera que sea su gé Existe un derecho ciudadano para que lo haga nerc quiebra la rutina ambiente y se levanta cualquiera. vamos ade ante.
con proyecciones colectivas. Máxime si sobre Batifolle, el personaje medular, se perfila este aspecto de la obra ya se han referido al con rasgos crueles, enérgicos y definidos. Es gunos intelectuales de valor dentro del am una personalidad absorbente, cuyo fácil dominio biente criollo y han pontificado sobre idéntica sobre los demás lo empuja a una deificación base los escribidores de postura, pretensos de inhumana. Bien puede resultar una semblanza sabero todo.
fiel por lo ridículo de su caída y por lo deCabe un ligero análisis sobre las tendencias lirante y soberbio de su apoteosis de Maestrofilosófico sociales del drama. Quizá el autor de los duces y francos que escarnecen la política haya carecido al escribir de intención alguna europea y la dignidad de los pueblos que preten en este aspecto. Sin embargo, despreocupán den conducir. Batifolle vence el punto muertodonos de la intención, vamos a remitirnos a la anonimato relativamente feliz empujado por realidad del libro al cual, en el hecho, si puede la du zura amante de una mujer, la cual sabe recibirlo una vez cerrado su ciclo de dominio y fracasadas sus aspiraciones de construir un AHORRAR mundo totalitario caracterizado por la humillación del pensamiento, síntesis de la auténtica es condición sine qua non de personalidad humana. Todos lo demás personajes no son más que recursos escénicos para el una vida disciplinada desarrolld de la gesta batifolliana. El jefe los absorbe y los convierte en tristes engranajes de DISCIPLINA la gran máquina: es la transformación del Hombre en Autómata. La única excepción es Totó.
es la más firme base del Antitesis de Batifolle y, por tanto, la sola buen érito figura que al mantenerse dentro de los límites de su yo, es capaz de sostener un diálogo vivo LA SECCION DE AHORROS con el Maestro. El tal Totó aspira a ser humano y no pasa de ser un bohemio comodidoso DEL que disfraza su posición inerte y egoísta con frases pomposas y pensamientos de Pascal. Su norma es una indiferencia especulativa y vana que recuerda en mucho la posición de todos los critiquillos del mal del siglo. incapaces de mover un dedo para mejorar las condiciones de vida de su vecino. No cabe duda de que en tales características descansa la simpatía con (el más antiguo del país)
que ciertos comentaristas han saludado a seestá a la orden para que Ud.
mejante histrión. Es, al margen de toda polé mica, un notorio ejemplo de la ley de afinidades.
realice ese sano propósito: nuestro juicio el autor, con acierto exquisito, se limita a hacer danzar en escena los dos AHORRAR personajes principales, sin sentar del todo pre misas ni conclusiones categóricas. En cierto modo queda a criterio del lector, a base de propias TRABAJO REDENCION Bien ien sabido cuáles eran estos trabajos, cómo reaccionar ante el espectáculo deslumbrador de los tesoros subyacentes.
Conocido es desde la más lejana fábula, que la entraña de la tierra atesonaba para el bienestar de sus habitantes una serie de cúmulos preciosos y opulentos, suficientes para colmar la más desenfrenada ansiedad: la mina, el pozo de petróleo, has capas vegetales cuyo humus trasciende al sentido nutricio de la existencia, y aquella suerte de grandeza coronadora en la capacidad deslumbrante de las más ricas piedras, eso que la voracidad connatural del comercio llamó, más tarde, piedras preciosas. Pero alli vemos como los gnomos sabios manipulaban con absoluto desdén la industria candida de la riqueza y cómo se legitigaba ella, andando el tiempo, e iba cobrando arrogancia descomunal y sentido de poderio, a golpes de secreta avaricia en la isola presumible posesión del hombre. Mientra estas pingües vetas no afloraron a la intemperie, su relativo valor no pasó de un valor entendido, estipulado en su incita hermosuBanco Anglo Costarricense Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica