REPERTORIO AMERICANO 95 miedo ni qué niño muerto! montó a caballo y se jué.
la mesma angurria: carne, pescao, arroz, fruta o lo que juera. Todo er santo día se pasaba dándole al diente.
Ha de haber sido gordisísima. Aha. Pero lo pior era que no se conformaba con la parte de ella sino que agarraba la de cualesquiera, aunque lo dejara con el estómago pegao. Er marido le tenía dicho: no seas asi, María Angula, que de repente a vos te va a pasar algo malo como le pasa siempre al cristiano que es vicioso sea pa lo que se sea. esto le decía porque una juerza e veces se le había comido su parte de arroz con bagre biganme ciertos pollos! dejándolo sin merendar al volver der desmonte. Ya viste, ñaño. Con vos es la cosa.
Hasta Nemesio escuchaba. El cielo pálido era ya completamente negro. Una brisa tibia con olor a lodo movía las pajas del techo.
Saltaban candelillas y cocuyas luminosas la oscuridad del monte. Como les cuento, María Angula lo hizo dormir barriga vacia tantas veces que el hombre al fin se calentó y le dijo. Como vuelva a no encontrar merienda all regresar de la desmontación porque vos te la hayas comido, te vo a me ter más palo!
Nemesio intervino. Por ahi debiera haber empezao. No metan más er pico que de esto va a ser er cuento e nunca acabar. Bueno, y así jué que una vez que habían mercao un mondongo al hombre de la canoa ventera que subía por el río, lo cocinó con aji tan bien que quedó riquísimo e chuparse los dedos. Er marido sabía der mondongo y se pasó er día en er desmonte haciéndosele la boca agua. Pero qué pasó? Que la muy angurrienta no se pudo aguantar y se comió todito hasta lamer la olla ni gato, sin dejarle nada. cuando volvió er marido. Aguardate! Al acabarlo e comer es que María Angula se acordó de lo que la había amenazao y ahi jué que le dentro la canillera. ahora qué hago. Virgen Santísima, ilumíname! decía y juraba no volver a caer en er pecao e la hambrientería. Pero er mal estaba hecho. Tengo que reponer er mondongo porque de no este hombre me medio mata a la oración de que venga! Tuavia no era tarde, pero lo que es mondongo no había trazas de onde conseguir. entonces. Verán lo que se le puso en la cabeza a la condenada mujer. Bien dicen que er cristiano que hace un mal, solito como palo en correntada se va a hacer otros. Agarró la mardita María Angula y se jué a las ajueras der pueblo calladita sin que la vieran y se me tió al panteón y escarbó la sepoltura de un finao que lo habían enterrao er mesmo dia y le sacó las tripas pa hacer er mondongo con aji.
Máma. gritó tembloroso el Zancudo a pretándose a la falda. Qué desgraciada la angurrienta. dijo Nemesio. Al principio le jué muy bien a Maria Angula. Lavó er tripaje de cristiano dijunto y a la carrerita preparó er mondongo. Cuando vino er marido, se lo sirvió y ér se lo comió contentísimo. Qué milagro que estando tan rico no me hayas dejao sin parte! le dijo. Pero te hubiera rompido una costilla si lo hubieras hecho! ahora dame er poncho de aguas que tengo que irme ya mesmo onde mi compadre Tutivén a palabrear de la cosecha. No te vayas, hombre, que me da miedo quedarme solita. Si no la haces no la temas. Qué El Zancudo preguntó susurrando. se quedó solita. Ingrima en la casa.
Un sudor frio cubría la frente del chico.
Sus ojos se abrían enormes frente a las tinieblas. Las sentia contra la cara. Avanzaban del campo. Subían de bajo el piso. Salian de los rincones. La madre no lo sentía temblar. ella, su vieja le había contado. todos les hapía oído contar ese y mil otros casos. Le gustaba contar. Veia casi las cosas que iba diciendo. Pa esperarlo al marido se acostó, pero no podia reconciliar las vistas. Oía todo el ruido der monte: sapos, bichos y pájaros. Cuando un pollino rebuznó la media noche se había amodoTrao un poco, pero en eso oyó sonar lejos una caja ronca. tam. tam. tam. tam!
Zoila ahuecaba la voz. Parecía querer imitar el son del tambor fúnebre. Los chicos contenían el aliento para oírla. La hambrienta se santiguo Jesús! y er corazón le empezó a patiar hasta er pescuezo.
La canillera que le dentraba era pior que la de la tarde. Sabía que er muerto es er que toca la caja ronca con dos huesos de las costillas. Se le puso que venía por ella. Así que cogió y atrancó la puerta, porque no vivía en casa e pobre sino que la de ella era con puertas. Le amarró las aldabas y le acumuló bastantisísimos trastes. Sudaba pior que si estuviera jalando canalete con la contra. San Jacinto lindo, te he de llevar manda a Yaguachi si haces que venga pronto mi marido! mientras, en medio e lo negro der monte se iba acercando la caja ronca. tam. tam. tam!
El Zancudo se hallaba como nadando en el aire. Lo envolvia un ligero frío. Lo que sentia fuerte era la mano agarrada al traje de la madre. En ella le latian cinco corazones de chagüices asustados. Le parecía que el fuera María Angula escuchando venir la caja ronca.
Nemesio, sin saber por qué, y en tanto que veía en sí un chorro de millares y millares de granos de arroz, blancos, advirtió a Zoila. No sigas contando.
Pero ahora el Zancudo quiso. Sigue, sigue, máma. Entonces la caja ronca llegó al pie de la casa y sonaba juerte. juerte. de repente se quedó callada y la hambrienta oyó una voz gangosa, la voz der muerto que izque habla así porque tiene atravesaos gusanos en er guargüero, y que le decía: María Angula!
Maria Angula. Devuélveme mi tripita que 10baste de mi santa sepoltura! y ahi jué que la hambrienta no aguantó y agarró y se metió al catre y se envolvió en er colchón, pero siempre le llegaba la voz der muerto Zoila carraspeó. En el agua estancada se oyeron chapoteos. Se mecian los árboles en el aire tibio y apretado Crujía como un gemido de hombre la soga de la hamaca contra la viga. Hecha un atao e cangrejo en er colchón, sintió María Angula que er muerto empujaba la puerta y que los huesos de las manos dentraban, astillando las tablas. Después oyó, metida en er mesmo cuarto, la voz gangosa: María Angula!
María Angula! Devuélveme mi tripita que robaste de mi santa sepoltura! er muerto que tenia una juerza enorme le desenvolvió en colchón y ella lo vió parao delante de la cama, altote, altote Pepe, el mayor de los chicos, deseó saber. cómo era. Ahora verás. la hambrienta, viéndose perdida, se le ocurrió hacerle conversa al muerto, pa ver si mientras tanto regresaba er marido.
Asi es que le miró la cara que no era der todo calavera sino podrida a pedazos y con los dientes pelaos. comenzó a preguntarle. Muerto. Muerto. Pa qué tienes esos ojazos. María Angula. Maria Angula. Pa verte bien. pa qué tienes semejantes orejas? Pa oirte bien. a todo esto er se le seguía arrimando. ella como perdido un sentido; también seguía. pa qué esas narices? Pa olerte bien. esa bocaza? Zoila le habían contado siendo chica el caso de la hambrienta. Sabía que no está bien contado si a la última pregunta no se contesta con un gran grito y amenazando de improviso con las manos a los chicos que aguardan con los ojos muy abiertos. Pa comertei grito dando un salto. oyó a su lado en un soplo. Ay!
La mano que le templaba el traje se solto. La cabeza del Zancudo resbaló suave sobre el tejido deshilachado de la hamaca. Ella bruscamente tuvo miedo. Sospechó. Se dio cuenta de algo. Nemesio. Nemesio! Er candil. Prende er candil. Mi hijo. Mi hijo. Er Zancudo. No sé qué pasa!
Tomó en brazos al chico. Se astilló la luz palúdica en las cañas y pajas humosas de la casucha. El Zancudo livido, la nariz perfilada no respiraba ya. Los ojos eran dos bolas de vidrio turbio. En la mano tendida le había quedado el gesto de empuñar.
Pasada la confusión y el llanto, el mayor de los chicos averiguó a la madre. Jué castigo por el espinazo der bagre que me quiso quitar no es verdá, máma?
El nacionalismo de nuestros nacionalistas (sic) De Sur. Buenos Aires. octubre de 1937 Todo el mundo conoce las incongruencias, las contradicciones que suelen existir entre los rótulos de los grupos políticos y su verdadero carácter. Pero la contradicción llega a su limite en el caso de ciertos nacionalistas americanos, empeñados en hacer el juego a los que acapatan sin ninguna legitimidad el mismo nombre en España. Aludimos a cierto párrafo, concre.
tamente el segundo punto, del programa del partido fascista español llamado Falange Es.
pañola Tradicionalista y de las Jons londe se fijan las relaciones que el supuesto futuro imperio. asumirá respecto a Sud Améri.
ca. Leemos alli: Con relación a los países bispanoamericanos pretendemos la unificación de la cultura, de los intereses económicos y del poder. España deriva de su calidad de eje espi.
ritual del mundo hispánico un título de preeminencia en las empresas universales. Ya lo saben quienes pueden haber tenido la humora.
da de tomar alguna vez en serio a ciertos nacionalistas: el porvenir genuinamente nacional y superamericano que les preparan es la vuel.
ta a la colonia.
Ecuatorianismos Humo. Pequeñas ramitas verdes que se encienden para espantar con el humo que producen a los mosquitos.
Atingido. Apocado Candelilla. Luciérnagas.
Mercar Comprar Canillera. Temor, miedo.
Palabrear. Hablar. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica