74 REPERTORIO AMERICANO en la concha del comedio, mas no para dos personajes tan diferentes, ya que la una impone su elocuencia arrogante y avasalladora, que no come moscas, y la otra, la cual apenas musita su respuesta en susu.
rrante murmullo que vacila.
En cuanto a lo segundo, Veamos: Rafael Arévalo Martínez, el guatemalteco, dice, en bello poemita místico, El señor que lo veia, la cuarteta siguiente: porque era la alma mia la alma de las mariposas, el Señor que lo veia a mi paso sembró rosas.
Nótese que el núcleo de esfuerzo muscular que corresponde a la sílaba ro, terminó para empezar con otro, y.
Más grave será si se trata, no como aquí del mismo hablador, sino ide otro, el de la réplica en el diálogo. Santiago Argüello, el vate nicaragüense, en un apunte filosófico llamado El Aguila y la Hoja, tiene el cuarteto siguiente. Quién eres. Hoja seca. De dónde vienes. Vengo de arriba, muy arriba. Tienes alas. No tengo. Hoja seca sin alas. quién te infundió ese aliento para subir más alto que mi realeza. El viento. No sólo advertimos ahí una sinéresis en realeza. tetrasílabo que se reduce a tres núcleos) sino que hemos de realizar una sinalefa alocada con esa misma palabra, final del discurso aquilino con el comienzo de la respuesta hojosa. El viento. La liga entre el águila y la hoja, dos personajes distintos en una factible dramatización, viene a ser, como en otros casos, gaza de amor, beso entre dos encamotados.
Indudablemente que la técnica de los alumnos de las musas deberá tomar en cuenta, en lo concerniente al ritmo y a la métrica, el hecho de que la página sea monologada, o dicha entre dos, tres o más personajes, los que precise, en diálogo de distintas gargantas que suponen disímiles fonéticas, y no dicción continua; será necesario acomodarse al caso.
La elocución, en el ejemplo del comento, bien va, rigurosamente en la medida del bardo, para el apuntador cómodamente arrellanado En esta cuarteta bien cabría la substitución del artículo la por el otro, exigidamente gramatical, el, dado que en el primer verso se realizaría la sinalefa con era, y en el segundo, en una prosodia correcta, se uniría el, en lazo poético, con mia, sin disonancia ni rompimiento de ritmo. Si atendemos a la cuenta digita, un verso como éste que sugerimos, el alma de las mariposas, tiene nueve sílabas; pero dicho como lo leería cualquier buen lector, no. Pruébese a leer la susodicha cuarteta así: porque era el alma mia el alma de las mariposas, el Señor que lo veía a mi paso sembró rosas.
Aquí, de soslayo, aconsejamos, para principiantes en el arte difícil de la declamación, el estudio de sus papeles, en escritura corrida como si se tratara de prosa.
Así, la Gramática y la Poética no estarían descontentas, pues atendemos las exigencias de aquélla, en referencia con el artículo de.
terminado masculino antes de sustantivo femenino que comienza por a tónica, y abrimos, siquiera un resquicio de libertad, a ésta que, aunque castellana entre duros hierros, no es muy doncella que digamos.
SAMUEL ARGUEDAS Historias baladies Colaboración San Jose de Costa Rica, noviembre de 1938 Soldados del mañana. Tanta bulla por un cipote infeliz. cada vez más furioso, como si le hubiesen robado mil dólares, se vuelve contra la cocinera y, tronando de ira, le escupe esta frase lapidaria. Mis perros valen más que tu hijo!
Así es. Los cachorros de taza fina valen mucho dinero en El Salvador.
En los hosticios regalan niños.
En El Salvador no hay hospicios de perros lobos, porque los perros lobos gozan de mucha estimación.
Sí, Valen más los perros que los niños. Que los niños pobres. FRANCISCO LUARCA Santa Ano, El Salvador, 1936.
Viene de lejos la campesina.
Suda mucho y no se le grana faz, por falta de sangre.
En la cabeza porta un canasto grande con verduras pesadas. En los brazos, mal envuelto, un niño de nueve meses, doblado como si fuera rraleta de ropa. como si no fuera niño. Al cuerpo deforme del futuro ciudadano, se unirá escasa inteligencia y un secreto deseo de venganza inexplicable.
Cumplidos los 17 años harán soldado a la maleta que lleva la campesina, al ahora niño que ya padece las muchas penas de la miseria de la madre enferma y pobre.
En el cuartel le enseñarán a patadas el manejo de las armas con las cuales matará cam.
pesinos En los cuarteles no preguntan cómo se nutrió en su niñez el soldado, Reciben un cuerpo y lo disciplinan a patacas, lo domestican para el oficio de verdugo.
Bueno está La culpa es de las campesinas a quienes se les ocurre el deseo de tener hijos varones.
Santa Ana, El Salvador, 1932.
CANSANCIO MENTAL NEURASTENIA SURMENAGE FATIGA GENERAL Crecido, a vagar fue al colegio, y a gastar dinero. vagar y a gastar dinero.
Muchas mañas le dio el internado, muchos humos el estudio, mucha soberbia los casimires.
Pasados diez años volvió al hogar campesino, llevando vacío el cerebro, muy árido el corazón y un titulillo de Tenedor de Libros. Hubo fiesta en la casa del feudo. Bailaron las niñas que fueron de la ciudad, bebieron vinos finos los señoritos, vieron, de lejos, la fiesta los campesinos que amasaron el oro con que gozaba el Patroncito.
Finalizada la parranda, las niñas volvieron a la ciudad, los señoritos a su existencia de vagos, al yugo los campesinos.
El Tenedor de Libros se quedó en la finca, sin realizar nada bueno. Pero hizo muchos males en el feudo: violó campesinas, humilló peones viejos, fustigó niños débiles.
Una tarde (aquí debió empezar mi historia baladí) el niño de la cocinera se durmió en el patio, bajo el tamarindo.
Los dos perros lobos del amo (enjiotados, llena la piel de sarna) fueron a dormir con el niño, acercando sus cuenpos enfermos a la faz del chiquillo.
La escena se repitió varios días consecutivos, los perros lobos se habituaron a la siesta con el werrito humano y le pegaron el jiote.
Un jornalero le llamó la atención a la cocinera. Por qué dejás dormir al cipote pegado a los chuchos. Porque me da miedo la cólera del patrón.
Se enoja mucho si ve que espanto los animales.
Pero tu hijo está lleno de jiote y. Qué pasa. Es la voz del Tenedor de Libros, del vago, del señorito. Le digo a la Juana que los perros enjiotaron al niño.
El señorito iracundo: son las dolencias que se curan rápidamente con Kinocola Mis perros valen más que tu hijo En las faldas del Santa Ana, donde al beso de las lluvias florece el cafetal.
Marcelino vio la tierra negra, la besó enternecido y juró ser rico. desde entonces trabajó de reón día y noche. Hambreó, se desveló, se desangró, pero los años y las fatigas le die ron oro, y el oro, cafetales.
Se le murió de parto la es tosa y le dejó un niño. Ei huenfanito creció mimado y Señor de tierras fértiles.
Patroncito lo decían hasta los viejos y cele.
braban sus insolencias.
el medicamento del cual dice el distinguido Doctor Peña Murrieta, que a presta grandes servicios tratamientos dirigidos severa y científicamente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica