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296 REPERTORIO AMERICANO En elogio de Aníbal Ponce Por JESUS SILVA HERZOG De Futuro. México, junio de 1938 Hace pod provincianos, a quienes supo mostrar escenarios de pensamiento insospechados, nuevas fuentes de cultura y senderos de luz. Lástima grande que la fatalidad haya hecho imposible que su obra cuajara plenamente en la vieja y prestigiosa institución michoacana. Hubiera sembra.
do in ietudes nobles y definitivas; hubiera sido capaz de crear una nueva generación intelectual al servicio no de la burguesía, sino de la clase trabajadora.
Un estúpido iaccidente de automóvil fue causa de su muerte. No pudo morir peleando por el triunfo del socialismo como tal vez hubiera sido su ideal; pero supo morir con la dignidad con que vivió, con plena conciencia de que se acercaba el fin de su vida, tomándose el pulso y sintiendo que se iba cada vez más y más. su médico le dijo horas antes de morir: Doctor, muchas gracias. Adiós. Moriré al amanecer. Murió poco después de las de la mañana con serenidad sorprendente; murió sonriendo a sus amigos como si se tratara de un viaje de vacaciones al campo, a la montaña o a la orilla del mar.
Sensible, muy sensible es la pérdida sufrida; mas lo que debe hacerse no es llorar al gran hombre, sino imitarlo. Aníbal Ponce muerto es e! sinbolo del maestro socialista que trabaja para hacer realidad objetiva la ciudad maravillosa de Utopía.
Anibal Ponce Dibujo de Salv. Prunedo. XXXVII En los últimos tiempos daba clases en la Universidad de Morelia, y logró despertar muy luego el afecto y la admiración de sus alumnos Aníbal Ponce ha muerto en México Por FELIPE COSSIO DEL POMAR. De La Nueva Democracio. Nueva York, junio de 1938. Honrar a Ponce es rendir ajustado homenaje al pensamiento revolucionario de América. Su muerte deja un ancho vacio difícil de ser llenado. Las izquierdas del continente están de luto porque han perdido a uno de sus mejors hombres, a un guía seguro, brillante y certero.
más de un año que llegó a México el fino pensador argentino. Llegó optimista, amable y fervoroso; llegó dispuesto a consagrar, como durante su vida entera, lo mejor de su tiempo a orientar a la clase trabajadora y a la juventud estudiosa; llegó con su sonrisa teñida de piedad y levemente irónica, con el anhelo incontenible de luchar por la creación de un mundo nuevo, distinto, menos injusto que el mundo capitalista, que es contradictorio, asesino y cruel.
Había sido expulsado de su patria por un gobierno tiránico y cobarde que tuvo miedo a su pensamieno. México, refugio de desterrados, abrió al gran revolucionario las puertas de la hospitalidad.
Anibal Ponce, modesto y digno, no fue a buscar la amistad de los políticos influyentes ni de los personajes de moda. Lo que hizo fue buscar trabajo y claro que lo encontró. Un hombre como él hace falta en todas partes en donde no haya sido asesinada la libertad. Trabajó en la cátedra en la conferencia, en el artículo y en el libro. Impartió cultura seria y auténtica, cultura de primera mano y de la mejor calidad. Raro ejemplo en estos tiempos de marxistas improvisados, simuladores de conocimentos que todo lo esquematizan y empobrecen. Raro ejemplo que debiera seguir la juventud La Universidad Obrera le ofreció desde luego una cátedra y las páginas de sus revistas.
Ponce dictó la cátedra con ese su hermoso estilo tan claro y hondo, tan serio y sonriente a la vez.
Cada clase era al mismo tiempo que transmisión de conocimientos científicos, obra de arte por la emoción estética que sabía despertar en su auditorio. Preparaba sus clases cuidadosamente con paciencia de sabio y amor de ar.
tista que cincela una estatua o pule un soneto.
También publicó varios artículos eruditos e inteligentes que los estudiosos habrán de recoger y conservar, para consulta, simple recondación o recreo del espíritu. Dió clases en otras instituciones educativas y escribió en otras revistas y periódicos diario, manteniendo siempre alerta el interés y pronta la admiración.
Las conferencias de Ponce fueron siempre escuchadas con marcado interés y agrado. La que dió con motivo del centenario de la muerte del utopista Fourier fue notable por la fina ironía, el sentide profundamente humano y la maestría y la gracia con que Ponce dominó su tema.
Esta conferencia será siempre recordada como modele en su género por todos los que tuvieron la suerte de escucharla.
Aníbal Ponce participó además en numerosas reuniones públcas de orientación revolucionaria, siempre con serenidad y mesura, siempre elocuente y perfecto. Fue uno de los marxistas más completos, serios y honrados de América, marxista no solamente por la amplia cultura y la inteligencia rectilínea, sino también por la la.
boriosidad, por la vida austera y la conducta ejemplar.
Su libro Educación y Lucha de Clases es de lo mejor que hay en su género escrito en español. En unos cuantos meses la segunda edición está a punto de agota Pocas veces se encuentra entre los escritores un caso de acuerdo entre cerebro y corazón como el de Aníbal Ponce. Esto constituye la armonía que encontramos, al conocer al hombre, entre sus cualidades, su rectitud y valor moral y la apasionada y profunda significación de su obra.
En otras circunstancias, actuando en otro medio, Aníbal Ponce hubiera sido un gran líder, su idea se habría hecho acción y, llegada la hora de las máximas realizaciones, nos habría dado la prueba de lo que puede hacer un verdadero intelectual, cuando sus ideales están respaldados por una fe sincera.
Aníbal Ponce con la mesura de sus modales, que un despechado calificó de episcopales. miraba a la sociedad bonaerense al través de sus lentes, con cortés escepticismo. Fue en Buenos Aires donde nació y libró sus primeras batallas de rebelde. Varias veces describió con sarcasmo volteriano la aristocracia de talegas y campos, donde se consideraba el trabajo del estanciero como el único propicio de la gente decente.
En desacuerdo con el ambiente, nadie con más orgullo paseó su título de maestro por la calle Florida. En alto la cara, pulcramente rasurado, el paso alerta, la vestimenta cuidada.
No creia que la elegancia personal tuviera nada que ver con las ideas avanzadas. Con frecuencia traía a ejemplo el caso de Engels. Donde se manifestaba su modestia era al ocultar su valor de pensador, y su capacidad de trabajo, su estoicidad para afrontar los duros momentos que le presentó la vida. Lo que con más empeño y cuidado ocultaba eran las manifestaciones de su exquisita sensibilidad. Los sentimientos los enterraba en lo más profundo de su conciencia. Al pájaro cantor y la hojarasca los encauzaba hacia la dialéctica inflexible, y ante las gentes exhibía su orgullo de no sentirse vencido un solo instante. El cultivar el sentimentalismo, afirmaba, es un dañino como cultivar la vida regalada. él, que por pudor sentimental jamás recito un verso, se complacia en repetir las estrofas de Antonic Machado: cuando llegue la hora del último viaje esté a partir la nave que nunca ha de tornar Me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, Casi desnudo, como los hijos de la mar.
Tenemos la pena de comunicar a los estudiantes, trabajadores e intelectuales de América, que ayer falleció, en la ciudad de México, el maestro argentino Aníbal Ponce, Catedrático de la Universidad Michoacana y destacado luchador revolucionario del continente.
Los que contemplamos sus últimos momentos espiande aproximarse, rastrera, la hora del ultimo viaje, en que se encontraba solo y casi desnudo, después de haber dado todo: el blenestar privado, la familia y la tierra donde nació, en nombre de las verdades simples e induda.
bles que formaban sus convicciones; los que contemplamos la fuerza serena de su valor y conocimos la eterna sonrisa que trocó en mueca impotente el último estertor, tenemos que reco. Concluye en la página 301)
Morelia, Mich. mayo 19 de 1938.
El E, Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica