REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXV San José, Costa Rica 1938 Sábado de Enero Núm. Año XIX No. 833 Ismael Puertas Flores SUMARIO La patria mexicana es más grande que México. Aura Rosland Proyección espiritual de Cecilio Acosta.
Giner de los Rios Alfonso Reyes Homenaje a Alfonso Reyes.
México Juicios extranjeros sobre Chile. Edwards Bello Poemas nuevos Lo fraba de las frabas Carlos Martinez Silva Fl campesino mexicano se unifica fuertemente.
Sentido y alcance universal de la Revolución Soldados contra los pueblos libres Española. Villalobos Domínguez La guerra en Teruel.
Signos de Iberoamérica.
Antonio Pedreira Teoría y acción de las visitas presidenciales. Humberlo Cuenca Rosa Elvira Alvarez Goyburu Vicente López Ermilo Abreu Gómez Giner de los Ríos Por ALFONSO REYES Cap. XVII de Carlones de Madrid (1914 1917. que ahora es parfe del libro Las vísperas de España, de donde lo hemos tomado. En las ediciones Sur. Buenos Aires. 1937 a Se le recuerda como un viejecito pequeño junto a una estufa: como un viejecito siempre joven. Un alma fina de rondeño, una aristocracia nativa disfrazada con un traje vulgar. Es tan suyo, les pertenece tanto o es tanto lo que ellos le deben, que resulto intruso al evocarlo.
Era un krausita derivado de Sanz del Río, un profesor de Filosofía del Derecho, un escritor, un liberal. Pero nada de eso es importante: era un hombre de temple apostólico. Su fuerza? La sonrisa. Desconfiad hallo en el libro de mis proverbios de la puntualidad de aquellos que adelantan el reloj. y desconfiad de la energía de los que se enojan. En efecto, la amabilidad es la mayor fuerza y la mayor disciplina.
Fra hacendoso: aseaba él mismo su cuarto. Era un religioso; más bien un místico, pero a la manera española: cargado de ideales prácticos y positivos. La buena tradición española quiere que la práctica y la mística broten juntas, como en la actual filosofía pragmatista. Santa Teresa fundaba monasterios y los sabía regentar. Qué dice a sus hijas de devoción? Oídla. Entre los pucheros anda Dios, hijas. Qué entendía ella por acercarse a Dios?
Algo como realizar una empresa, como llevar a buen término una campaña, como ganar una partida de ajedrez. Daremos mate a ese Rey Divino. grita en un momento de entusiasmo. San Ignacio de Loyola es un personaje militar: es el militar. No es nuevo esto de que la tarea guerrera se avenga con la mística. James ha dedicado una hermosa página a definir el misticismo militar: el soldado no tiene, no debe tener bienes terrenos; vive con el pie en el estribo y parte al menor llamado, sin mirar los riesgos, como una flecha del anhelo.
Porque el misticismo es condición de la vida activa.
En otro siglo, a este viejecito ágil le hubieran llamado San Francisco Giner. él mismo comprendía lo místico de su misión.
Dicen que él decía ejercer el sacramento de la palabra, y que su función social era hablar. Hablaba o mejor conversaba de la mañana a la noche; y en los pocos ratos perdidos, quizá para aprovechar las ideas que el cansancio engendra de rechazo, escribía sus libros. Pero los libros no debieran ser más que memoranda de la acción. Hablaba para consolar a los afligidos: asi, como suena y sin literatura. He oído a más de uno decir, cuando corrió por Madrid la nueva de su muerte. a quién llevaremos ahora nuestras dudas íntimas? muchos son los que aseguran deberle todo lo que han llegado a ser.
Ministraba la confesión laica. Era bueno por profesión. Sonreís. No creéis en la profesión de ser bueno. Pensáis todavía que el hábito no hace al monje? Rezagados andáis. Mas, tranquilizáos, era también bueno por espontaneidad generosa.
Ni siquiera le faltó sublevarse, como buen santo español. Después de ganar una cátedra en la Universidad, renuncia a ella para unirse a los perseguidos. En el éxito no se adiestran los hombres; hay que probar antes el fracaso. así, de uno en otro ejercicio espiritual, prueba éxitos y fracasos, acatando plenamente el sabor de la vida.
Desde el sesenta y ocho, con la revolución triunfante, influye en la enseñanza pública.
Era su destino, era jardinero de almas. En setenta y cinco, con la restauración monárquica, vuelve a unirse a los perseguidos, y salva huyendo como Noé en su barca. la cultura romántica. El ministro que lo perseguía tiene un nombre medieval y eclesiástico: Orovio. Orovio hace encarcelar en un castillo de Cádiz a Francisco Giner, presa de la fiebre. Francisco rechaza el auxilio que le ofrece Inglaterra, porque el gobierno español sabe lo que hace. Orovio flaquea: el santo es excarcelado, pero se le destituye de su cátedra. Vuelve el santo a Madrid: funda la Institución Libre de En señanza. he aquí como tampoco le faltó fundar una orden. No sé bien si es una orden monástica, pero me parece que es una orden de caballería; aunque tal vez ambas cosas paran en una. de aquí proceden los nuevos caballeros de España. Los hombres del noventa y ocho pléyade improvisada y callejera, hija de su propia desesperación acaban por coincidir más o menos con él, que representa lo orgánico, lo institucional. La inmensa devoción del santo produce frutos por mil partes. Influyó siempre leo en un periódico. de una manera interna, pura e ideal en muchos movimientos y en muchas instituciones que nadie creería relacionadas Don Francisco Giner de los Rios Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica