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68 REPERTORIO AMERICANO La voz del Dr. Arango Ferrer Discurso que pronunció como representante de los alumnos extranjeros en la clausura de los Cursos de Verano de la Universidad de Chile, el 29 de enero de 1938. Envio del autor mos rehuir el sacrificio que nos impone América, como elegida por la Historia para informar la civilización futura.
América es una vieja herida, la del azteca, la del chibcha, la del inca, que está curando en falso, y el idioma, lo único homogéneo que poseemos, oculta la hibridación inconclusa y es como la piel que ha supurado a lo largo de la historia, por la boca empequeñecida de los tiranos.
El conquistador ambicioso e ignorante, por una incontenible apetencia, creó al mestizo.
destruyó la maravillosa cultura del indio y lo desposeyó de sus tierras y de sus dioses. En el mestizo, el indio melancólico y hierático, astuto y soñador, mudo de rabia y de terror acecha, y el blanco, a su turno, es el esclavo sometido a una secreta consigna de venganza.
Mi presencia en este solemne acto, como representante de los alumus ranjeros que han seguido los cursos de verano, en la ilustre Universidad de Chile, es un amable fenómeno de la democracia, que consagra la igual dad aún en los más modestos miembros de la corporación, dándoles valencia para encarnar símbolos Chile es en América el primer país que ha implantado esta noble disciplina de extensión universitaria internacional, gracias a la adivinación americanista de la gran mujer chilena Amanda Labarca. Por este aspecto de su vida intelectual, como por su caudaloso y fluyente espíritu, acendrado en obras y en valerosos empeños, Amanda Labarca figura en la galería de las mujeres ilustres de América.
Los Cursos de Verano, además de sus excelencias intrínsecas, los entiendo como una significativa conexión de pueblos que tienen realidades y semejanzas inevitables, pero que se ignoran antípodamente. En tal sentido, no sería destinado ubicarlos históricamente como voz precursora de las generaciones americanas que necesariamente aparecerán sobre el dramático tablado del mundo, para regir los destinos de un continente.
Una visión exclusivista y solitaria de itinerarios, una conciencia individualista y hasta cierto punto gregaria de nación americana, no sería sino una manera de ignorarse en el gran todo, sobre el que gravitan fuerzas imperialistas, que tienden a disociarlo. La civilización representada por la penetración insolente del capital extranjero, se desplaza sensiblemente hacia las tierras nuevas y fecundas de América. Pero un continente de estética afrancesada, de contabilidad anglo yanqui, de dialéctica pseudo rusa y pseudo ita iana, y de superstición española, no puede llamarse un pueblo, sino una muchedumbre ayuna de pensamiento propio.
Podemos importar técnica como concepto de producción, de velocidad y de confort, pero la filosofía tenemos que amasarla con nuestras propias realidades. Si filosofar es entenderse para gobernarse en el tiempo y en espacio, importar teoremas y postulados que nacieron como determinantes históricas en otros pueblos y que, por añadidura, no se han madurado, sería no sólo anticiparse al fenómeno, sino desviar nuestro gran destino.
Hay un mecanismo que solamente encontraremos en nosotros mismos: ese mecanisnto es la América Latina grande, libre y peligroMás tarde el español irrumpe con la misma sevicia en la sangre africana, que martiriza a su vez, pero crea al mulato. En esta pintoresca mixtura el negro elástico, lascivo y fanfarrón, lleva solemnemente al blanco como un escapulario o como una or en la solapa, pero realmente el mulato es un blanco metido y sarandeado en un estridente socavón de amianto. En esta jacarandosa visión de la vida, el blanco es el elemento frenador que piensa y el negro el torrente pasional que se desborda.
El conflicto psicológico de sangres mezcladas explica que en la vida de la masa abandonada a sí misma, el mestizo se caracterice por la celada que implica contención, y el negro por la trampa que implica elasticidad.
El blanco o la codicia, el mestizo o la celada, el negro o la trampa, así el verbo se hizo oscura carne de angustia en nuestra raza. De ahí salieron el tirano, el caudillo y el rastacuero, pero de ahí saldrá modelado el gran mulato de Fernando González, que con sagra. sesenta por ciento de blanco para la egoencia, treinta por ciento de indio para la astucia, y diez por ciento de negro para la impertinencia.
De nuestra futura legislación agraria, educacionista, social y de represalia, es decir, de nuestro gran pensamiento, saldrá el hombre promedial de América, mentalmente más vigoroso que el de las razas cultas de Europa, según se observa en mulatos y mestizos que han logrado levantarse desde su condición naturalmente precaria, a las más eminentes consagraciones en la vida pública de nuestros países.
El indio puro tiene un torrente de belleza petrificado en la sangre, un secreto de ensoñación que percutieron los siglos y fertilizaron los signos de una larga historia no ubicada aún por lo profunda, en el tiempo y en el espacio.
El indio dió una intensa expresión suprarrealísta a sus estilizaciones. Sólo el egipcio faraónico iguala al arquitecto, al alfarero, al orfebre, al tejedor, y al tañedor indio, en la pétrea grandeza de los templos, en el refinado espíritu de los vasos, en la gracia adorable de los tunjos, en la calidad de las telas, en la modulación de los cantos, o en el hondo anhelo metafísico de las sepulturas. Poseedor de un evolucionado cientifismo en el azteca y en el maya, creador de una gran serenidad filosófica en el chibcha y de una sabia legislación en el inca.
Su soledad y su capacidad para crear son tan grandes, como ha sido la incapacidad del blanco para amarlo y comprenderlo. Genio de la fantasía, el indio es un gran soñador que conserva en melancolía lo que economizo en lágrimas. Si las semillas de las tumbas babilónicas, germinaron en el jardín botánico de Londres. por qué razón los gérmenes cromosómicos de la eternidad, no han de renacer en el alma dormida y ultrajada del indio. Tierra para el indio. exclamó un bandido glorioso en México, y su garganta de angel fué la conciencia de todo un continente.
Cuando suene nuevamente la hora del indio, contaremos con él después de haber llegado a él en la humana simpatía de incorporarlo a la vida espiritual y económica de AmériCANSANCIO MENTAL NEURASTENIA SURMENAGE FATIGA GENERAL ca.
en son las dolencias que se curan rápidamente con sa.
Kinocola Parece que soplaran vientos de liberación, en el amanecer de una nueva conciencia americana. En Colombia, país en que la libertad ilimitada de pensamiento no es el corolario de un largo sacrificio democrático, sino un don natural de la tierra, fué apresado un gerente de compañía extranjera por tentativa de soborno, y en Bolivia y Ecuador se han registrado últimamente, hechos oficiales antimperialistas que reconfortan el espíritu y hacen prever el advenimiento de días mejores de honradez en la política de nuestros pueblos.
Nuestro problema está erizado de atrayentes y peculiares complejos, y nosotros, las minorías, en este decisivo momento en que está por liquidarse la decrépita Europa, no podeLos países blancos como Costa Rica, Uruguay, Chile y, especialmente, Argentina, que recibieron un magnífico torrente de emigración, tienen también, por consecuencia sus problemas, pero nos llevan varios siglos de ventaja. Por eso en el trópico, que es un estado específico, del paisaje y del espíritu, predomina un sentido más dramático de la vida, sobre todo en las repúblicas de la gran Colombia; pero por estas disparidades que nos distancian ideológicamente, hay razones y analogias urgentes que nos vinculan a una misma realidad económica y nos imponen una política de mutuo entendimiento. La autonomía tiene que ser ahora americana y el orden no depende de una autocracia (léase imperialismo) sino de un equilibrio sinfónico de pueblos soberanos, cuya clave común estaría asegurada por un destino común como americanos. Así habla Waldo Frank explicando el sueño de Bolívar. Si el bolivarismo, concepción romántica y parcial de América, fuera el camino para enseñarles a los demás pueblos, los beneficios de la unión traducida en leyes y en tratados de mutua defensa, entonces nuestros sociólogos, nuestros novelistas, nuestros políticos, nuestros maestros y sobre todo nuestras ilustres Universidades, el medicamento del cual dice el distinguido Doctor Peña Murrieta, que presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y científicamente. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica