Democracy

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXIII San José, Costa Rica 1937 Sábado 17 de Abril Num. 15 Año XVIII No. 799 En el sesquicentenario de Pablo y Virginia Dictadura y Democracia (1)
Canciones del mar José Bergamin desmiente al Dr. Marañón Fragmentos Los primeros versos de Arturo Echeverria Loria La vocación literaria del Gral. Mitre SUMARIO Arturo Capdevilla La tragedia de Horacio Quiroga Angel Zúñiga Huete Poesias Fernando Luján Cuatro palabras sobre democracia y libertad Otra vez la dictadura en Venezuela James Byrant Conant Bajo la tutela de Sarmiento Frco. Amighetti Raf. Alb. Arrieta Chirico el inventor Elias Castelnuovo Arturo Echeverria Loria Modesto Huete Rómulo Betancourt José Ingenieros Emilia Prieto En el sesquicentenario de PABLO VIRGINIA Una divina pastoral marse Por ARTURO CAPDEVILLA De La Prensa. Buenos Aires, 14 de febrero de 1937 Como se sabe, nacía hacia fines del siglo cesión de las olas rompiendo alla contra los XVI el paisaje en las letras. Hacía también arrecifes. También las palmeras en la alto. la afición a los viajes desinteresados: y con las blancas nubes paseanderas. No sólo esto. Su esto, el encanto de lo exótico. La filosofia miedo al mar lo decía muchas veces vesocial conducia, por su parte, a la estimaniale de la patética tragedia.
cibn del salvajismo como estado perfecto.
Conoció, pues, la niña la historia de PaNada, por consiguiente, más conforme con la blo y Virginia, bijo e hija de madres por época que el encanto de lo exótico en el seigual desdichadas que, vecinas de un misno de la naturaleza salvaje. Cocoteros, banamo campo, hallaron reciproca consolación en nos y paltos sustituirán en Bernardin de y protegerse, en tanto que sus hijos Saint Pierre a las hayas habituales. En lugar crecían felices al amparo de sus miradas. Dede las peinadas frondas a la francesa, el descían las buenas mujeres, mirándolos: Cada greño; en vez de lo versallesco, lo colonial.
una de nosotras tiene dos hijos: cada uno de Reinaba además la fé en la docencia singuvuestros hijos tiene dos madres. la tierra lar de los libros y en la segura salvación de en derredor era un vergel: pues entre todos de los hombres por la gracia de la virtud: en surramaban la fertilidad por el contorno. Mama, todo Rousseau. se trataba concretamendres amigas.
fin, hacendosas, a a quienes te de que la humanidad pudiese disfrutar un les bastaba el servicio de dos negros en la dia los placeres de la igualdad y del amor.
frugalidad de su vivir. qué bueno el neaun al precio de la civilización con todos sus gro Domingo, el esclavo sin semejante, que decantados goces.
al ple de las peñas sembraba calabazas y coLa cosa es simple: hombros que gustaba de trepar por ellas. Para qué hemos venido a este mun.
Familia como de los tiempos de Abraham, la do?
suya. Cuando alguien preguntaba. Quién Sólo para ejercitar la virtud.
Bernardino de Saint Pierre vive en aquellas chozas de arriba. la contesEran los tiempos del Telémaco, y está tación era siempre la misma: Pues. unas Por Lafitte (1806)
dicho todo. Tiempos de creer aún en la conbuenas gentes: unas gentes muy buenas.
versión de los principes a la justicia y al Buenas y sabias, no querían más tampoco bien, por el influjo de un buen libro: última que seguir viviendo en esta conformidad. Po.
esperanza, ya en las vísperas mismas de la sla conveniente, la isla que diríamos le estaba co crecedera en ellos la mundanal ambición, Revolución Francesa. Contad: de 1787. en esperando, la eclógica isla remota que le ha nada que fuese posesión bienes materia que apareció Pablo y Virginia, flel toda cía falta, y su obra vino sola. La exclusiva les le pedían al Señor, cuando iban los dovia en más de un rasgo a los ilusos princi. dificultad consistía, logrado lo principal, en mingos a la primera misa de la iglesuela de las pios fenelonianos, al terrible 1789 solamente hallar un lugar propicio quiero decir un Pamplemusas. Así vivían. Calabazas partidas dos años van.
bello paisaje por donde pueda ir pasando era toda la vajilla de su mesa: hojas de banaPor todo esto, el teatro de la obra será la un anciano como de conseja, y muy en los no sus manteles. Como para exclamar, adivilejana Isla de Francia, y sus personajes, u.
gustos de Fenelón, con quién trabar el diálonando a Virgilio. Feliz quien sólo ha cononos dulcísimos seres, virtuosos a no poder go cido las divinidades agrestes! bien: Aquí más. Pastoral llamó el autor a su novela, y ¿Podrías decirme, buen anciano, a quién mora una conciencia recta y una vida que no era cierto en la doble acepción de lo bucóli. han pertenecido antes estas dos cabañas?
sabe engañar. En tales condiciones, el cielo es co y de lo episcopal: pues carta pastoral Hijo mío, estas viviendas.
el único reloj. Para anunciar que anochece.
se diria que es también destinada a gran cura ya está: la historia surge entera. basta por ejemplo, con decir: Los tamarindos y advertencia de almas. Llegaba a punto?
cierran sus hojas El autor leyó en boceto su novela a unas ri. Ahora bien: niña conozco cuya primera lec allí está él y ella, creciendo. Imposible cas señoras y a unos respetables caballeros, y tura fué Pablo Virginia. Como a las da no advertir que hay algo en ellos de Adán y su lectura les arrancó lágrimas. no era mas y caballeros de ciento cincuenta años aBernardin a la sazón, ni lo había sido nun.
Eva: mas Adán y Eva niños, que es mucho trás, a ella le arrancó también vivas lágri. más delicado. y rousseauniano. Ergo, no saca, un sentimental de tantos. Era un hombre mas. Le quedó para sempre, además, en cier ben leer ni escribir. para qué. Leer y escribir hecho y derecho. Había viajado, ensayado tos mal sabidos planos de la memoria, el es acaso la única dicha? Por lo demás, ellos fortuna, por bien diversas comarcas, incluso cuadro inefable de la vida paradisíaca. Al igual leen el libro de Dios en la naturaleza. Y, so por la isla que haría célebre, y frisaba su edad que si ella hubiera participado, solía decir bre todo, allí están él para ella y ella para él.
en unos cincuenta anos de una existencia bien que recordaba perfectamente bien unas aveni. Eso basta. El mundo no tiene más tamaño que vivida. En el camino de Madagascar halló la das de bambúes, un mar con islotes y la su. el de su isla. qué legislación la que allí