150 REPERTORIO AMERICANO Otros poemas de Quiteño más misteriosos cuanto más domésticos.
En sus aguas el agua de los besos cae como las tardes de los pueblos. Envio de Alfonso Rochac. San Salvador Febrero de 1937 Mensaje del corasón con Por mi angustia y mi sed ua tu presencia por las pupilas húmedas de Grisko de una luz irreal enardecida nuestro perrito cariñoso y bueno y eres en los confines de la ausencia y aquel asombro tuyo, tan arisco!
como un puerto a las puertas de la vida. y aquel perfil de Diosa tan sereno. Vagabundo sin patria, tocado del dolor de un viento amargo, llegué a tu reino de jacintos claros apartando la angustia con los brazos. desde entonces mi fervor se aroma con tu serenidad de flor de iglesia.
Yacen mis tempestades amarradas a tu celeste corazón de aldea. nada te robaron los caminos porque a través de insólita aventura me han seguido tus dos ojos divinos como dos madrigales de ternura, Por la desolación en que me pierdo la adversidad marcó fúnebres trazos y he pasado arrollando tu recuerdo como un niño dormido entre los brazos. Lo ves? Mi pobre corasón de antaño sabe expresarse en el romance viejo y en los misterios de su fondo huraño guarda un lento sabor de vino añejo.
Por todo eso, alma mia, por todo eso!
por tu dulce costumbre de estar triste; por tu amor silencioso y por el beso que me pudiste dar y no me diste.
desde un ángulo amargo del olvido en que un negro pavor la sombra acrece.
te envío esta canción como un latido de mi sencillo corasón con Oh mujer femenina hasta los huesos.
tú me has dado el sentido de la tierra!
Elogio de la mujer terrestre Dentro del panorama. cielo azul en los cerros y en las almas eres un collar de palomas bajo la ingenuidad de la mañana.
Conjuga verbos plácidos. no sabe más que cosas inútiles y bellas. irse en el vuelo manso de las aves. ver cómo van naciendo las estrellas.
Hermana mia, amiga, gracias sean dadas a la bondad en que me amparas.
Gracias a tu calor de enredadera y a tu maravilloso don de lágrimas.
Fluye a tus pies la vida fácil como los ríos de aguas mansas, lenta como las noches con estrellas.
dulce como la dicha sin palabras.
Por tus manos de hospicio.
por la luz de tus ojos provincianos, gracias amiga mia, hermana mia, jugo lácteo del fruto más dorado.
derrochar en un lírico derroche frases como rosarios de luceros y caer de sus impetus sinceros como un tiesto con flores en la noche: El amor te nació como esas yerbas que crecen en los techos de las casas. Gracias por ser como eres.
Gracias por encontrarte a mi medida la única entre todas las mujeres, clara en la plenitud del mediodia, hablar con voz de sencillez labriega. para siempre ya nunca toda ¿Qué es el pobre sino un niño que juega en el jardin de la melancolia?
Mujer: más que el abismo y el misterio, más que la tentación del paraíso, eres la tierra maternal y humilde en un gesto de don y sacrificio. mia.
Sólo faltando tu presencia diáfana, sólo estando en el más amargo exilio, mi dicha en tu dulzura abandonada sabrá la inmensidad que has contenido.
Tierra de los caminos en tus muslos, sintesis de los frutos en tus senos y eco de las mareas del océano en las hondas mareas de tu cuerpo. Gajo de las florestas del terruño, ya te doran los vientos de febrero! es que el amor de ayer y de mañana y el de hoy se arropan con la misma veste y están como la sed y la fontana bajo la misma lámpara celeste.
Amor de grandes ojos inocentes, de crenchas rubias y palabras tiernas, irreal, como las cosas transparentes, excelso en sus girándulas eternas.
Amor que va descalzo y sin abrigo y se da sin reservas, gota a gota, con una gran ternura de mendigo y un mistico abandono de ala rota.
Cálida, familiar y soledosa.
pródiga en tu virtud de árbol de sombra, sugieres el encanto de esos patios florecidos de mirtos y de rosas.
Hogariel de tus ojos!
más hechos al amor cuanto más viejos, más inefables cuanto más humildes, Hoy estás más lejana.
No sé por qué te siento ahora más triste. Es acaso que sientes la dulzura del peso de las uvas en las vides?
He descendido hasta la sima oscura de los oscuros Filtros femeninos donde acecha, temblando la pavura y equivocan su rumbo los destinos.
John Keith Co.
Sé de estarme en secreto, arrodillado bajo los ojos del remordimiento y sentir el amor crucificado y el pensamiento instable, como el viento.
Pero de todo mal, como la gracia de las antiguas virgenes cristianas me ha salvado la pálida eficacia de tus manos angélicas y hermanas.
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JOHN KEITH RAMON RAMIREZ Socio. Gerente Socio Gerente porque estás en mi como una estrella y en lo lejano resplendeces y ardes y vive aún la devoción aquella de llevarte jazmines por las tardes: por la vieja ilusión desfallecida y aquel feruor abierto como un ruego y aquel buscarse con los ojos ciegos por la noche sin rumbo de la vida;