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REPERTORIO AMERICANO 75 Quiero insistir en que este sentido de selección, y de pecado, debe ser conscientemente introducido en el movimiento revolucionario Para que haya libertad de creación, tiene que haber posibilidad de muerte. Por falta de ese conocimiento, que es dinámico, el movimiento revolucionario ha carecido muy frecuente mente, de profundidad y de realismo. Pecado es una palabra buena, mientras implique responsabilidad y libertad sin las cuales las buenas intenciones de hombre, se vuelven me.
cánicas y torcidas.
La clase obrera, a causa de su alta función creadora, puede fracasar. si fracasa, peca.
Esto se puede aplicar también a nosotros los artistas revolucionarios, cuyo trabajo consiste en hacer que se animen estos valores vitales.
estas alternativas trágicas. La especialidad del artista es el todo. Si su obra crea una expe riencia menor, fracasa. En este sentido, muchos artistas revolucionarios sinceros de mi pais. y de otros países, son unos pecadoun en lugar de exaltarlo a una matriz y una orien tación. Esto significa, la total renunciación del artista a su misión crucial como obrero.
este es, como artista. Este peligro es claro en muchas de las manifestaciones oficiales, so cialistas y comunistas, que vienen de Rusia, Europa y América. Creo que tengo razón al decir que eso es menos común en España.
en América Hispana y en Francia, donde más se ha conservado un tradicional sentido de la vida. yo les voy a decir por qué esa experiencia orgánica, de la que el artista es guardián y propugnador, se necesita clamorosamente hoy.
Todos los hombres tienden por naturaleza hacia sistema totalitario. Pero todo sistema totalitario que abarca menos que el todo de la vida, conduce al Fascismo.
Una mente fascista es por definición la que intenta hacer de una parte, un todo. Llamará esta parte una clase, una nación, una Taza. Fundamentalmente, la mente fascista es la que se introspecciona tan superficial y tan falsamente, que encuentra en sí un ego aparte, pero que fracasa al encontrar ei cosmos orgánico.
De esta falsa semilla bro tan los típicos frutos fascistas: exclusión, pre juicios de raza, explotación destrucción. Esta falsa semilla está explícita en la teologia que se practica en las iglesias cristianas, dica la salvación y la inmortalidad individuaies, mientras que el hombre que se contempla si mismo, verdaderamente sabe que no se sa vará a menos que todos sus hermanos se salven y que ningún hombre es inmortal excep to en la eternidad de su inmediata conciencia del cosmos Pero la falsa semilla también se encuentra en muchos círculos revolucionarios. muchos hombres que se creen socialistas o comunistas, son de estructura mental fascista. Déjenlos que no inmolen su yo separatista individual y de clase y caerán en este pecado.
res que pre en las teorías generales marxistas que permita asegurar la susbsistencia y funcionamiento de esta visión orgánica. No obstante, sin su control sobre las acciones del pueblo, és tas pueden malograrse. Marx acertó maravillosamente al hablar de los destinos del proletariado, cuya energía, voluntad y posición le configuran para hacer de él el destructor (en estrecha alianza con los obreros) de la sociedad de clase o sea la esclavitud económica para siempre. Ante esta doctrina fundamental, como ante otras análogas, me considero un marxista. Pero también una clase puede trai cionar y frustrar su propio destino. Los he breos se llamaron a sí mismos, el pueblo elegido de Dios, con la misión de revelar a Dios al mundo. Pero los profetas (de los más gran des artistas literarios de la antigüedad) de mostraron que Israel podía traicionar su mi.
sión. De este modo la hondura del concepto de libertad se agregó a su visión; sin ella habría muerto Volviendo a nuestros días, esa profundidad de visión, esa vivencia de libertad, por las cuales la historia del hombre se eleva del reino de la necesidad fatal hacia la creación, tienen que ser incorparadas a la revolución mundial. De otro modo, el nuevo nacimiento se malogrará.
Aunque la clase obrera sea creadora funcional de una humanidad libre, y por lo mismo, contenga la potencial de la libertad, no posee la conciencia de ese eslabón integral entre el hombre y el cosmos, que es el verda dero núcleo de la cultura humana y la única clave libertad. Esperar esto, automáticamente, de la clase obrera. es ab surdo. Los obreros revolucionarios deben pe lear por pan, por el triunfo de su clase: lo intenso de la lucha hará que se reduzca su visión inmediata. Es utópico esperar que el soldado de fila en la lucha de clases, o su li der político inmediato, hagan más que marchar hacia adelante para alcanzar nuevas ventajas.
La función del artista, precisamente, es arti.
cular la particular con la universal para revelar lo universal, del plasma inconsciente de las masas, donde existe potencialmente, e incorporarlo a sus acciones conscientes. Sólo así, la visión orgánica que Marx tenía, podrá realizarse. El marxismo, como concepción or gánica de la historia, exige la colaboración del artista Aquí está la verdadera relación dialéctica que debe ser mantenida entre el obrero revolucionario y el artista revolucionario: los tra bajadores dan al espíritu del artista los materiales de la realidad y los artistas devuelven a los obreros el sentido de la totalidad, la santidad y dignidad de la vida, experiencia condicionante que informa una matriz y un dominio para la acción revolucionaria creadora. Si esta tensión dialéctica entre obrey artistas se debilita, el artista traicio.
na al obrero y el obrero suprime al artista. La forma orgánica de la creación del nuevo mundo humano reduce.
pues, a una imagen irreal, mecánica, de dos dimensiones Desgraciadamente. hay signos de esta dis.
torción nada dialéctica, del trabajo del artista en el mundo actual: una tendencia (realmente copiada de la degenerada cultura burguesa)
a reducir la del artista revolucionario simplemente a su participación como hombre o mujer, en la lucha de clases, a rebajar su arte hasta llenar las exigencias de una demanda inmediata: a hacerlo dependiente de la vi sión necesariamente restringida de la política, la lucha propósito de Estanislao del Campo Era decidor. agudo y caustico. Circulaban entre sus amigos y han llegado hasta nuestra época algunas de sus respuestas fulminantes y sus puntazos aéreos. La memoria fiel de aquellos recogió y ha transmitido, asi mismo, varios de sus epigramas y epitafios satiricos cuyo aguijonazo ampolló la susceptibilidad de ministros funcionarios policiales y graves personajes. He aquí la inscripción lapidaria que dedicó a don Valentin Alsina quica. por su autoridad moral y su posición social. veia se frecuentemente en el trance de pronunciar discursos inaugurales: Yace en esta sepultura Valentin, el congresal es lo único que indugura sin discurso inaugural No podian escapar sus colegas a la picadura graciosa Para José Maria Cantilo compuso este recuerdo Yace bajo estos acantos Cantilo, escritor porteño bien merece largo sueño el que hizo dormir a tantos (Rafael Alberto Arriera. Presencias, Buenos Aires. 1936)
La saña de los prójimos. males y daños impuestos y sufridos por las diver as razas pobladoras del suelo inglés y que se lo compartian, odiandose unas a otras con más encono que suelen hacerlo gentes y naciones separadas entre si por barreras naturales: que la inquina reciproca que sienten los pueblos en guerra es nada si se compara con la sana de los pueblos que separados moralmente viven juntos en la misma tierra (De Lord Macaulay, en el como de la Historia de la Revolución de Inglaterra Biblioteca Clásica. Madrid. 1923. Si les ha asombrado quizá, que hable del pecado, seguiré adelante hablando de religión. Creo que podemos afirmar, con certeza que toda iglesia establecida en el mundo de hoy, y sus teologías, defienden un estado explotador y una clase explotadora. Esto es verdad, abiertamente, de la Iglesia Romana cu yo enviado oficial, hace algunos meses. vino a los Estados Unidos para recoger dinero paa los fascistas de España, y cuyo Papa ha he.
cho la paz con el degenerado Mussolini el degenerado Hitler. Pero también es verdad, sólo que con más hipocresía, de los jefes de otras sectas establecidas. Por lo tanto los pueblos de la tierra tienen que librar guerra con tra el clericalismo y la teologia, cuyos dogmas dualistas son reflejos, en gran parte, de na sociedad de clases en la cual los hombres se han entregado a la naturaleza y a sus amos. Pero, ejemplo de la falta de profundidad en la doctrina revolucionaria es cuando se intenta no distinguir entre el clericalismo y la teología por un lado, y el sentido reli gioso profundamente humano y creativa mente profundo. por el otro. Condenar a la religión porque las religiones del mundo feudal han reflejado el dominio de clase y el sometimiento del pueblo, es tan poco inteligente como sería. el condenar al arte y a la educación porque la educación y el arte tam bién lo han reflejado.
Sólamente la falta peligrosa de una visión orgánica de lo que es el hombre, y de lo que el hombre ha sido, podría sustentar tal fal sedad. La esencia de la necesidad y la voluntad religiosas debe estar apartada de los dogmas de clase de las instituciones de clase. Los dioses externos, los sacramentos mágicos, las revelaciones sobrenaturales, absolutistas y literales, no son la esencia de la la religión. Fue ron inevitables ropajes de la religión en la época que aún no acaba de pasar) de madurez del hombre cuando estaba gobernado por reyes y y avasallado por la naturaleza.
El alma de la religión no es otra que la que he descrito como la experiencia básica del gran arte: y realmente los dos han marcha do siempre juntos. El alma de la religión es el conocimiento, no irracional, sino pre racional de que la vida es una y es sagrada: de que todos los hombres pueden congregarse, deliberadamente, en la experiencia de esa unidad, de esa santidad, de ese Misterio. Todo lo demás es circunstancial: es el resultado de los intencos inadecuados del hombre para racionalizar sus TOS in tarea