REPERTORIO AMERICANO 250 Carta abierta a Victoria Ocampo Envio del autor Santiago de Chile, agosto de 1937 Seños del autor: Casilla 375. Santiago de Chile culto del precolombismo, como desean ciertos doctorcitos, es prehistoria: es romanticismo vacuo y sentimentalismo estéril.
Señora. yo estoy agraviado con usted perdone mi ruda franqueza. Estoy agraviado (aunque no es la palabra exacta) porque siendo mujer tan comprensiva, tan noblemente preocupada por las cosas del espiritu, ha dado la espalda a esta nuestra América bárbara. Sí, bárbara; pero tan plena de grandes problemas presentes y con tan graves preocupaciones futuras. bien señora, cuando leo, a veces. su tevista Sur me da la impresión que leo un impreso europeo. Lo sudamericano me suena añadidura, no a esencial ni substantivo. No soy un bárbaro que niegue a Europa. Pero veo que el continente de Kant y de Taine pierde cada vez más su función de tutela je magistral del mundo de ogano. Es un territorio enloquecido de odios y preocupado de cuestiones sin valor de universalidad. Lo ecuménico europeo de ayer: filosofia, ciencia, literatura, se pierde en un academismo narcisista, América española no es nada todavia en el convivio universal: pero es preciso que sea. Ahora bien: para que ese sea llegue a plasmarse en realidades de validez histórica, no se puede vivir con el alma en Europa ni estar dando sus ya manidos manjares espirituales.
No le huele a botica literaria la novelisti ca francesa, por ejemplo? la gran filo sofía alemana de ayer que se ha hecho. No le suena a lección retorcida, en un torpe irracionalismo, la filosofia germana de hoy? ias literaturas rusa e italiana no están privadas de la libertad creadora?
Señora, yo le escribo por una profunda necesidad espiritual. porque espero ser escuchado en su inteligencia. No oculto que estas palabras mías están cargadas de un doloroso potencial Yo espero, sin embargo, que usted me comprenda bien el alcance de mi esperanza de la sudamericanización de nuestro continente. Vuelva, señora, su alma a esta.
PASIVO Señora, aunque soy un desconocido, me permito escribirle, es decir, me atrevo a molestarla. Del buen linaje de sus talentos me han dicho su De Francesca a Beatrice y sus ensayos de Sur y Repertorio Americano. No conozco toda su labor literaria; pero usted ha sido para mi una de las ensayistas sudamericanas, cuva tarea me ha resultado proficua en mucho grado Ahora bien: su alto magisterio está lastrado (el de todo escritor sincero lo está igualmente) de responsabilidad, puesto que escribir es misión y función de pulcra ética y fina estética. De modo que en usted recurro a una conciencia y a una voz sudamericana, Desde hace algún tiempo me aquejan diversas inquietudes sobre el presente y el futuro de Hispano América. Se trata y para decirlo pronto de la sudamericanización de nuestro continente. Esto es, de la busca sincera y honrada de su fisica y sus problemas sociales, científicos y artísticos auténticos. No postulo un desgajamiento del tronco de la cultura occidental seria ingenuo y absurdo. Pero es preciso que la la mu jer y el hombre hispanoamericanos se bus quen se hallen su peculiar estilo. De lo contrario, señora, estamos en peligro, en cien peligros. No le hirió a usted. en el alma y la sangre, ese proyecto yangui de querer arrendar buques de guerra a paises sudamericanos? No significa que que desean tácita, pero eſctivamentrucción? Despedazados te que nos preparemos para la mutua des y ofendidos le será más fácil al buen vecino del norte, conquis tar a los pobres nativos del sur. Esto es evidente.
will Ante este y nefando proyecto es necesario reaccionar con perspicacia y con un honesto examen de conciencia continental. Yo no pretendo protestar ni hacer vanidosas declaraciones. Pretendo sólo juntar voluntades: provocar meditaciones sobre nuestro inmediato porvenir. De ahi que la llame a usted, es decir, que le escriba.
Se ha dicho y repetido, señora. que America es la esperanza de la humanidad. Tal concepto, en rigor, es una gran obligación bistórica. La futura humanidad tiene que ser más justa y más limpia. El mundo contemporáneo es una inmundicia moral. El odio y la facción socavan el corazón del hombre y lo mantienen en guerra consigo mismo y en guerra en contra de sus semejantes. El armamentismo es la locura de los dirigentes. América, esperanza de la humanidad, no necesita armas destructoras: necesita paz cooperación Es preciso que en este inmenso continente nuestro, se alcen los altares del culto de la verdad, el bien y la belleza.
La cultura no es producto de doctrinas políticas opuestas, politicas temporales y perecederas. Es el fruto de dinámica de la historia y la verdadera historia no la hacen el dictador e politico ni el diplomático. La historia es producto de los hombres ejemplares y de las colectividades organizadas por una esperanza y una tradición comunes. Por modo que se trata de hacer historia hispanoamericana legitima. Es decir, con una temática que responda a la realidad del continente nuestro. hacer historia es captar con eficacia las técnicas más perfectas. adaptar los métodos más convenientes. Pretender volver al ACTIVO Simbolos Madera y comentaria de Emilio Prieto Te. Comentario En una conferencia que dio Nieto Caballero cuando estuvo en Costa Rica, le oímos declarar que lo que lo llevó a hacerse educador fue que consideró muy detenidamente que en la vida hay sólo dos actitudes: la de los que pasan y la de los que miran pasar. Pareciéndole esta última de egoístas y comodidosos, no quiso acogerse a ella y prefirió luchar por algo que tuviera una proyección social. La época ha venido marcando más cada vez, y ahondando, estas dos clasificaciones, y cada dia nos parecen mas ridiculos los que han optado por hacerse los tontos. La politica de derecha, el arte puro, cualquier actividad sin trascendencia, son claustros, y da risa ver las piruetas que hacen para no romper el voto de castidad ante la viril exigencia del momento histórico Que no nos vengan por ejemplo los poetas frivolos con la luna, la poesia del suf imiento. la linea estática y la anatomía o la topografia de hembra que llaman amada Nada dicen, porque ese ritmo pasivo del sufrimiento o de la luna o de la línea estática, no es vital sino absurdo y se clasifica en la cruz de la resignación y de la muerte.