REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXXIV San José, Costa Rica 1937 Sábado 25 de Setiembre Num 12 Año XIX. No. 820 SUMARIO José Hernandex coexiste Una intención tija pero oculta Clementina Sot Polsias De pasto en la Antigua (1)
Roaparece Venus Veleros de la poesia Juan Ramón Jiménez habla de la guerra Lo que el poder no puede La canción de los libra Azorin Sanin Cina Alfonio Cravioto Clementina Suarez Dora Gotay Lorenzo Vives Gonder Contreras Los libros de la semana Comité ibero americano al servicio de la Independencia española Primero leer, después saber leer Dos conductas para ia historia El fuerto Lopez Tierras de España Gobiernox hispanoamericanos al servicio de la pirateria fascista Salvador Caras Marcelino Domingo Cautatieda Aragom Lut de Zulueta Alberto Paz y Paz Juan del Camino José Hernández no existe (Parábola)
11832 Por AZORIN De La Prema. Buenos Aires. 15 de agosto de 1937.
Detrás de la estación de Orsay. en la calle de Bellechasse. existe un modesto y limpio refectorio que lleva el nombre de Au large, es decir, mar adentro o en alta mar. Por la estación de Orsay se va al Atlántico. En ese refectorio nos reunimos a cenar el 15 y el 30 de cada mes Hilario Obligado, capitán que fue del Cóndor, bergantin de la matrícula de Buenos Aires: Pompilio Rosas, catedrático jubilado de lengua quichua en la Universidad de Córdoba: José Hernandez y un servidor. Un servidor para lo que ustedes gusten mandar es Antonio Gómez Garbin nacido de pa.
dres españoles en Bragado y conducido a la edad de dos años a Villagarcía de Campos, en España. Contaré lo que sucedió en la última reunión El comedor es reducido, de techo bajo. Diríase la cámara de una nave. Estamos allí a gusto porque nos parece que va a salir el barco del puerto y vamos a hacer ruta hacia la Argentina. La noche de marcas estábamos todos de buen humor. Esto quiere decir que hay dias en que nos encontramos engurriados al pensar en la tierra nativa lejana. No soy yo argentino, cual queda dicho. Pero, créanme ustedes, existe algo en mi, sin que yo pueda explicármelo, sin que pueda evitarlo y no tengo por qué evitarloque tira de mi bacia la pampa y hacia los Andes. Estábamos los tres, el capitán, el profesor y yo, sentados ya a la mesa y todavía no había venido José Hernández. Entreteniamos la espera bebiendo algo. El capitán y el profesor ingerian un un es timulante vinillo italiano, y yo iba gustando a sorbos un agua mineral, Entró de pronto José Hernández y saludándonos con palabras sobrias se sento con nosotros. Al tiempo de descoger las servilletas, yo dije regocijado. Capitán. qué vale más: un bergantin bun. Qué macana, che. exclamó riendo el capitán Encaramándome con Pompilio Rosas, le José Hernández pregunté también Profesor, conoce usted a Trejo Sanabria. Hombre, no me diga! saltó el profesor con una carcajada. He estado treinta años viendo todos los dias su retrato en la Universidad de Córdoba, un patache?