REPERTORIO AMERICANO 361 La curación por la naturaleza Colaboracion Costa Ric)
El llanto, el llanto de eslos mis despojos que fueron corazón que habían llorado tanto que ganaron el alma y perdieron la razón.
El llanto, el llanto.
con la sal de este mar que hace ondas de su manlo y se fiende a llorar.
El llanlo. el llanto, que no puede saltar.
Se marchilo el acanto pero quedó el altar.
El llanto, el llanto desesperadamente del pájaro que muer sin encontrar su canlo, que no engarzó en las alas las perlas de una fuente, y el llanto, el llanto.
hoy, de esta inútil mano, que endurecida en piedra, oye que dice el Santo adiós: Maximiliano.
MAX JIMÉNEZ Puntarenas, diciembre de 1937.
Max Jimenez Dibujo de Amighell (1937)
espirituales, vivos, fecundos, inagotables, que internamente la inspiran. Esos gérmenes ideales permanentes. van dando, en cada tiempo nuevos frutos. Cuando árbol cesa de fructe ficar es que, por dentro, está muerto. Se halla interiormente muerta, o por lo menos moribunda, como se ha pretendido y afirmado, nuestra civilización occidental. Se encuentra en efecto, gastada, envejecida. Qué pensar de la tan divulgada decadencia de Occidente. mi juicio, esta visión fatalmente pesimista carece de fundamento sólido. No, no esta mos en presencia de una civilización que fue juvenil en la Edad Media, en aquella Edad Media enorme y delicada. est vers le Moyen Age enorme et délicat que más tarde llegó a la madurez en el renacimien to: envejeció. racionalista y escéptica, bajo.
las pelucas empolvadas del siglo XVIII, y ahora agoniza, decrepita, en las trágicas convulsiones iniciadas en 1914 y no terminadas todavía Perspectivas de América La civilización occidental Por LUIS DE ZULUETA De El Tiempo. Bogotá, 22 de octubre de 1937 Regresando de Tunja a Bogotá, atravesa la presente crisis: las guerras de España y de bamos estas sierras y admirábamos sus paisa China: la amenaza de una nueva guerra munjes, nobles y grandes, que a un español le re dial. no puede menos de percibir como cuerdan los de la zona norte de Castilla. El contraste la vitalidad ascendente de estas tiecielo, azul claro. tenia una transparencia de Iras jóvenes. Piensa entonces que ahí, en un cristal. Estas tierras altas, lo mismo aquí que vergel de estas cumbres andinas, que son coen la meseta castellana, parece que elevan tam mo el corazón de América, brilla inmortal la bién el espíritu, afinándolo, depurándolo promesa bolivariana: La libertad del NueDe pronto, tras una vuelta del camino, vi vo Mundo es la esperanza del Universo.
mos surgir un jardin, florido de rosas, en la perpetua primavera del suelo tropical. Alli se ¿Qué sería hoy, para los hombres del siglo alza el obelisco que conmemora la batalla de XX, esa esperanza universal que acaso AmériBoyacá. Entre las piedras del viejo puente ro ca esté llamada a realizar?
to, recuerdo de la historia, sigue, corre y canta, Lo que en Europa zozobra, o, por lo mecomo la vida, el río que en aquella jornada nos, peligra, es la llamada civilización de ocmemorable, decisiva para América, gloriosa pa cidente. Dicen que, allí, unos la defienden ra todos los que amamos la libertad, llevó sus mientras que otros la atacan. Pero agresores y aguas teñidas de sangre.
defensores coinciden, desdichadamente, en reMirándolo deslizarse por aquella quebrada, pudiar los principios, las ideas fundamentales evocábamos el pasado. El esplendor del día, que son el contenido, la esencia, el alma misla luz, las flores, hablaban más bien del presen ma de esta civilización.
te y del futuro. Nuestras emociones no ha Es posible que la misión de América, el brían sabido hallar la palabra que las expresara.
destino de América y en especial de HispanoMas entonces, contemplando el monumento américa, consista en salvar la civilización occonmemorativo, se fijaron nuestros ojos en cidental. Observemos a este propósito que, pauna frase de Bolívar, inscrita en la piedra y ra un Viejo Mundo, salvar la civilización podigna, en efecto, de ser esculpida: dria equivaler a guardarla intacta, conservarla La libertad del Nuevo Mundo es la espe inmóvil. Al pasar a un Mundo Nuevo, guarranza del Universo.
dar es también renovar, conservación es renoEste pensamiento, tan sobrio en la forma, vación. Salvar nuestra civilización occidental encierra en el fondo una verdad generosa, des querría decir aquí, no sólo mantenerla incólubordante, fecunda, no agotada. Una verdad moc, sino proseguirla y completarla, desarrollarque era verdad entonces, hace más de un siglo. la y engrandecerla.
Que es quizás más verdad hoy. que será aca Una civilización no es un estado de cosas so más verdad todavía mañana.
logrado, detenido. Es más bien un proceso.
El viajero europeo, recordando la gran gue una dirección, un crecimiento. No es la posarra: las revoluciones y taduras de estos da sino el camino sustancia de una veinte años últimos en el Viejo Continente: las zación no son tales o cuales instituciones, por doctrinas alli divulgadas acerca de la decaden ella engendradas, que van evolucionando con cia, senectud de la civilización occidental: los años o con los siglos, sino ciertos principios Ortega Esa visión me parece falsa. Europa no está interna espiritualmente exhausta, sino exteranamente, social y políticamente, desvencijada y comprometida. La fuerza creadora palpita alli en toda su vitalidad. La Europa de Einstein.
de Husserl o de Bergson: la de Croce, Tomás Mann Valery, y aun la de Unamuno, Gasset o Azorín, no ha caído en la esterilidad mental caracteristica de las verdaderas, incurables decadencias.
Ni se halla, por dentro, agotada la civilización de Occidente. Sus principios, sus auténticos principios de los que otro día hablaremos, viven todavía en plena fertilidad, en plena potencia de desenvolvimiento. Subsisten vi gorosos sus ideales en lo que tienen de más intimo y profundo: lo mismo los que provienen de la perenne juventud del genio clásico que los que nacieron con la eterna espiritualidad del cristianismo. Ni se ha puesto el sol de la Hélade, ni se ha apagado la estrella del portal de Belén Lo que sí está com(Pars a la página 367)