116 REPERTORIO AMERICANO Poesías melena; de LEON DE GREIFF Sacadas del libro Variaciones alrededor de nada. Editorial Arturo Zapata, Manizales, Colombia, 1937.
VIEJA ROMANZA todo cuando yo soñé Esta rosa fue testigo de ti, lo tuve conmigo.
de tu amorosa agonía Oh gracia de tu ritmico cuerpo gozado un día!
Esta rosa fue testigo.
cuando del amor goce On misterio inasible de tus ojos sedeños!
la vez primera contigo. Me persiguió tu hechizo por ilusos y lueños En tus ojos naufragué Esta rosa fue testigo.
países encantodos que holló mi fantasía. donde la noche cabia!
Esta rosa fue testigo. Esta rosa fue testigo Oh gracia de tu cuerpo que ritmó la Alegría En mis brazos te oprimia, de ése, que si amor no fue, para danzar la Danza Unica de mis Sueños!
entre tus brazos me halle, ninguno otro amor sería. Cuando advino la dura negación de tus ceños luego hallé más tibio abrigo.
Esta rosa fue testigo me refugié en las nebulas de la Melancolia. Esta rosa fue testigo.
de cuando te diste mia!
El día, ya no lo sé Perfume de tu cuerpo, que lo sexual integra!
Tu fresca boca besé. si lo sé, mas no lo digo.
Perfume de tu tórrida cabellera nocturna!
donde triscó la alegría!
Esta rosa fue testigo. boca. En boca naufragó mi albedrío. BREVE CANCION DE MARCHA No perfuma tu boca mi inútil noche negra. Tal vez con ella tope mi boca taciturna Oh Dinarzada, huyamos, hacia el Norte esplendente en algún ilusorio lunario señorío. del pródigo Ecuador de seluas húmedas.
ARIETA Erik Fjordsson: al Norte vamos, al Norte rútilo, la cuna de tu raza hosca y potente.
Claro rumor baja del árido cielo de verano, en la noche hospitalaria Dinarzada: vayamos hacia el Norte, hacia el Norte. compañero sutil de las insomnes mi brazo recio a tu talle ceñido: horas largascontra mi pecho tu cabeza; al viento tu cabello de noche y Fresco rumor del viento por la quieta nuestras narices ávidas, marino lobreguez de los árboles de plata tufo salobre aspiren y júbilo y contento. de plata de la luna y las estrellas Oh Dinazarda: huyamos, hacia el Norte esplendente, mágicas.
del tórrido Ecuador de seluas húmedas.
Hasta mi corazón (estremecido Erick Fjórdsson: al Norte vamos, al Norte rútilo, de deseos, e iluso de esperanzas la cuna de tu raza hosca y potente.
mútilas, en la vida miserablemente vana. Dinarzada: vayamos hacia el Norte, hacia el Norte. mis ojos grises en tus ojos mirándose; claro rumor bajo del árido cielo mis labios ebrios bebiéndose tu aliento; de verano, en la noche hospitalaria tu pecho en flor a mi pecho ceñido. compañero sutil de las insomnes nuestras narices ávidas, oceánico horas largas.
vaho salobre hurtándoles a las olas al viento Dinazarda: vayamos hacia el Norte, en ardiente, FAVILAS En férvida evasión, en fuga aligera.
De antaño llega el són a mis oidos. Erick Fjordsson: al Norte vámos, al Norte rútilo, la cuna de tu raza hosca y potente.
si esa cantiga ur diala supieran decir mis labios trémulos!
RELATO DE CLAUDIO MONTEFLAVO De antaño llega el són a mis oídos: Como llegamos a la venta sobria canción ligera. desde donde, a lo hondo, se oye el río bordada por la flauta sobre la seda dócil desmontamos de las cabalgaduras: de chelos y de violas.
en las piedras cantaron los espolines canción de estrellas teñidas de sangre. a manera de plateado arroyo por muelles campos verdes en vespertinas horas augurales. Ah de la venta. ah de la venta!
cantaron nuestras vozarrones.
De antaño llega el són a mis oídos!
Luego cantaron canción de burbujas RITORNELO y de cristales, las copas traslúcidas. Esta rosa fue testigo inquirimos por el tesoro de la venta serrana: de ése, que si amor no fue. Ya se irá, ya se va, si no se ha ido.
ninguno otro amor seria.
Esta rosa fue testigo En la venta se cruzan vientos duros de cuando te diste mia. la venta, en la garganta de la sierra desnudaEl dia, ya no lo sé Cantaba el viento, cantaba el viento.
si lo sé, mas no lo digo.
Allá en el fondo, a lo hondo, la linea del río Esta rosa fue testigo.
y el treno del río.
De tus labios escuché Luego de la canción de las burbujas la más dulce melodia.
cantó el fuego en las piedras del hogar.
Esta rosa fue testigo: Cantaba la sangre peán de lujuria.
todo en tu sér sonreía!
Más tarde eran cantando las estrellas