CommunismJoaquín García MongeJohn DeweyLeninStalinTrotsky

REPERTORIO AMERICANO 53 lation, Señor Rodríguez judgment against me would be absolutely correct. What fear is, that this really too unfortunate error will have given a similar wrong impresion of my stand throughout the domain of Spanish where el Repertorio is read. The truth is, of course, that the very premise of my appeal to the Third International subsume my conviction that there were widespread conspiracies against the Stalin government. conspiracies in which doubtless, in some manner, Trotsky must have taken part. The important step was, in my judgment, to make exactly and forevermore clear of what these conspiracies consisted and Trotsky share in them. know, dear Joaquín García Monge, how loyal a champion of the truth you are, and am proud of how faithful a friend of mine you have always proved. know also how easily accidents occur in traslations. This is why am sure that you will publish this rectification as promptly, and as conspicuously, as possible; inorder to make amends for this sad error which places me in so false a position before all my readers in America Hispana and in Spain. With every good wish, am, always fraternally yours, WALDO FRANK Yo creo que esas palabras que subrayo no encuentran justificación objetiva. El examen de los documentos, el testimonio de los asistentes no comunistas, y todos los elementos disponibles, nos permiten afirmar que no hay trampa preparada para Trotsky en el juicio de Moscow. Esto es mi convicción personal. Pero no importa cual fuera nuestra apreciación última sobre los juicios, el hecho de que Ud. afirme de que se trata de una trampa, inutiliza forzosamente todas sus otras proposiciones. Cuando se ha tomado una posiciónUd. mismo lo señala en el caso do John Dewey y sus compañeros es dificil asentir con las proposiciones para un nuevo juicio Si yo hubiera escrito como ha sido extractado en la traducción, el juicio del Sr. Rodríguez contra mí sería absolutamente correcto. Lo que yo temo es que este efectivamente muy desafortunado error produzca una semejante mala impresión de mi posición en todo el sector español en que se lee el Repertorio. La verdad es, por supuesto, que la verdadera premisa de mi instancia a la Tercera Internacional implica mi convicción de que hubo muy divulgadas conspiraciones contra el gobierno de Stalin. en las que indudablemente, de algún modo, Trotsky debe haber tomado parte. El paso importante consistía, a mi juicio, en aclarar exactamente y para siempre en qué consistían estas conspiraciones y cuál era la parte que en ellas había tomado Trotsky.
Yo sé, mi querido Joaquín García Monge, cuán leal campeón de la verdad es Ud. y yo estoy orgulloso de cuán fiel amigo mío Ud. siempre ha probado serlo. Yo también sé cuán fácilmente ocurren accidentes en las traducciones. Por eso estoy seguro de que Ud. publicará esta rectificación tan pronto como pueda, y lo más viszblemente; para corregir este lamentable error que me coloca en tan falsa posición delante de todos mis lectores en la América española y en España. Con mis mejores deseos, soy siempre fraternalmente suyo, WALDO FRANK sa comunidad que por la injuriosa nación. No sé si el mundo puede prescindir de la civilización alemana. Es bochornoso que la estén corrompiendo con enseñanzas de odio.
JORGE LUIS BORGES UNA PEDAGOGIA DEL ODIO De Sur. Buenos Aires. mayo de 1937 Las exhibiciones del od! o pueden ser más obscenas y denigrantes que las del apetito carnal. Yo desafío a todos los amateurs de cs.
tampas eróticas a que me muestren una sola más vil que alguna de las veintidos que componen el libro para niños Trau keinem Fuchs aut gruener Heid und keinem Jud bei seinem Eid, cuya cuarta edi.
ción está pululando en Baviera. La primera es de 1936: poco más de un año ha bastado para agotar cincuenta y un mil ejemplares del alarmante opúsculo. Su objeto es inculcar en los niños del tercer Reich la desconfianza y la abominación del judío. Se trata, pues, de un curso de ejercicios de odio. En ese curso colaboran el verso (ya conocemos las virtudes memónicas de la rima) y el grabado en colores (ya conocemos la eficacia de las imágenes. Interrogo una página cualquiera: la número cinco. Doy ahi, no sin justificada perplejidad, con este poema didáctico: El alemán es un hombre altivo que sabe trabajar y pelear. Por lo mismo que es tan hermoso y emprendedor, lo aborrece el judío. Después ocurre una cuarteta, no menos informativa y explicativa: He aquí el judío. quién no lo reconoce el sinvergüenza más grande de todo el reino. El se figura que es lindísimo, y es horrible. Los grabados son más astutos. El alemán es un atleta escandinavo de dieciocho años, rápidamente caracterizado de obrero. El judío es un turco amulatado, obeso y cincuentón. Otro rasgo sofistico: el alemán acaba de rasurarse, el judío combina la calvicie con la suma pilosidad. Es muy sabido que los judíos alemanes son Ashkenazim, hombres de sangre eslava, rojizos. En este libro los presentan morenos hasta la mulatez, para que sean el reverso total de las bestias rubias. Les atribuyen además el uso permanente del fez, de los cigarros de hoja y de los rubies. Otro grabado nos exhibe un enano lujoso, que intenta seducit con un collar a una señorita germánica. Otro, la acriminación del padre a la hija que acepta los regalos y las promesas de Sali Rosenfeld, que de seguro no la hará su mujer. Otro la hediondez y negligencia de los carniceros judíos. Cómo, y las muchas precauciones para que la carne sea Kosher. Otro, la desventaja de dejarse estafar por un abogado, que solicita de sus clientes un tributo incesante de huevos frescos, de carne de ternera y de harina. Al cabo de un año.
los clientes han perdido el proceso, pero el abogado judio pesa dos cientas cuarenta libras. Otro, el alivio de los niños ante la expulsión de los profesores judíos. Queremos un maestro alemán. gri.
tan los escolares entusiasmados, un alegre maestro que sepa jugar con nosotros y que mantenga la disciplina y el orden. Queremos un maestro alemán que nos enseñe la sensatez. Es difícil no compartir este último anhelo. Qué opinar de un libro como éste? mi personalmente me indigna, menos por Israel que por Alemania, menos por la injurioEL PRIMER FRACASO Así fracasó el primer asalto lanzado por Calvino contra Gine.
bra. Pero, en la vida de un dictador, una reacción de esta clase no es nada peligrosa. Por el contrario, para la ascención definitiva un dicta:ior omnimodo, invariablemente se requiere que al comienzo sufra una derrota tan dramática. El destierro, la cárcel, la relegación jamás han constituído un obstáculo a los grandes revolucionarios del universo, siempre han servido para aumentar su popularidad. Para ser adorado por las masas, hay que haber sido mártir. La persecución por un sistema odiado es la que crea para el dirigente popular las condiciones espirituales necesarias para su futuro triunfo ante las masas, porque, ante el examen inconsciente del populacho, la aureola del futuro dirigente se acrecenta hasta lo místico. Nada más nece.
sario a un gran político que desaparecer por algún tiempo, pues, jus, tamente por su invisibilidad, llega a ser leyenda: cual nube glorificadora flotará la fama en derredor de su nombre, y cuando vuelva a presentarse, se encontrará ante una expectación cien veces más acre.
centada, que, sin su concurso, se ha formado por decirlo así, en el aire. Casi todos los héroes populares de la historia lograron la suma del poder espiritual sobre su respectiva nación por el destierro: César en las Galias, Napoleón en el Egipto, Garibaldi en la América del Sur y Lenin en los Montes Urales se hicieron más potentes por su ausencia. Así ocurrió también a Calvino. De Stefan Zweig, en Una conciencia contra la tirania.
Ediciones Ercilla. Santiago de Chile. 1937.