REPERTORIO AMERICANO 213 Poemas de Nicolás Guillén áureoresplandeciendo, momia ya en la mortaja tu, cuya mano rápida me ultraja si a algún insulto de tu voz respondo; tú, soldado, soldado, en tu machete en cruz, crucificado. Sacados del libro: Cantos para soldados y sones para turistas. Selección y envío de Juan Marinello. México, Marzo de 1937 No se por qué piensas tú.
No sé por qué piensas tú.
soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú, No tú, soldado muerto, soldado tú dormido.
Ven y grita en mis calles tú, despierto.
tú con lengua, con uñas, con oidos; de húmeda piel cubierto el ancho pecho henchido, el zapato aplastando el triunfo cierto: que así ha de ver el mundo suspendido nuestro futuro abierto, frugua la una mitad y la otra nido, y sobre el lomo del pasado yerto el incendio implacable del olvido, como una luna roja en el desierto.
Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú. de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú te olvides de quien soy yo; caramba! si yo soy tú, lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo he de malquererte, tú: si somos la misma cosa yo, tú.
no sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo. Ya nos veremos yo y tú juntos en la misma calle, hombro con hombro, tú y yo!
Sin odios, ni yo ni tú, pero sabiendo tú y yo a dónde vamos yo y tú.
Dormid en mi cuarto seco, y no en la yerba mojada; bebed agua de mi pozo, y no fango de la charca; ved la tarde cómo cae y la noche cómo se alza: los rifles, que sigan rifles: las balas, que sigan balas; mas vosotros no sigáis, que aqui el camino se acaba. Al pueblo pueblo otra vez!
Los dos soldados pararon, y sobre el prieto camino ya no hubo máuser al hombro, ya no hubo machete al cinto, ya no hubo duras espuelas, ya no hubo traje amarillo. Al pueblo pueblo otra vez volvieron los soldaditos, cuando supieron los dos, blanquirrubio, negritinto, sobre el camino soleado donde acababa el camino!
Llegada El pueblo pueblo los vio llegar, ya entrada la noche, tan distintos y contentos que a poco no los conoce.
Ninguno a la voz rajada contesta de antiguos bronces; y ninguno, como fiera detrás de su hermano corre; los dos ven con ojos nuevos, gritan los dos nuevas voces, y los dos, nuevas palabras con nuevos oídos oyen.
Canto y futuro El pueblo pueblo los vió, y así les cantó saltando. la sangre, sangre, sangre, de los soldados, soldados, hay que ponerle, ponerle, un poco más de cuidado! los soldados decían, también saltando cantando Agua sin correr, se pudre: sangre sin olas, es charco: corazón con ola y viento, no corazón estancado!
de nuestro ¡No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo!
mestizaje antilla Guillén es es el Pero habíamos dicho que Nicolás Guillén nos importaba en definitiva por ser un hecho a mericano. Ahora decimos que es. además, una fe americana. Veamos por qué. Mil veces hemos pedido una literatura nacida de nuestra más profunda realidad pero no desentendida de su estirpe enropea ni ni del aporte escla recedor de lo universal. Voz y conflicto nuestros, cultura de raíz, información perfecta inquietud sin fronteras, seria quizá la formula. Hemos querido la única novedad ape.
tecible, la que se suba, por obra de deseo más hondo, sobre el tesoro sustancial de la lengua y la historia. El verso de Guillén cumple ese deseo, es parte de nuestra carne por que encontramos en él nuestro ayer, nuestro presente y nuestro mañana. Este verso, esta rara y ajustada expresión, es un hecho americano del más amplio significado porque es un triunfo definitivo del no. Adviertase el tamaño de esta ocurrencia: más de cuantos artistas pudieran imaginarse, el más pueblo de los poetas de las islas y, al propio tiempo, el que dá con una expresión más genérica y universal.
el que logra, por la posesión de la Europa que le es más cercana, una resonancia más fiel y más actual. Frente a esos casos como és te la fe en el pueblo hispánico del Continente es una cosa impositiva, irreductible. Dónde de nuestras tierras, esa facultad poderosa para captar en su intimidad valedera lo primario y lo oculto, lo antiguo y lo futuro, lo circundante y lo lejano. Cómo sino por la vía del mulatismo puede lograrse esto? Este libro, decíamos, resuelve un gran problema: el de la acertada expresión lírica de lo politi co. La solución es tan plena que las capacida des para lograrla y los frutos al conseguirla encienden una fe. Nuestras masas de blancos, indios y negros. agobiados todavía por la soldadesca y la turisma que Guillén denuncia encuentran tran ahora, por la acción de un poeta grande, los relieves más eficaces de su propia voz. Que nuestras tierras, quemadas por iguales calenturas, secas a golpe de puñal y bala. paguen a Nicolás Guillén el triunfo que merece: el impetu profundo de sus dolores y de sus esperanzas. Sólo así podrá el poeta, en un derrotero de superaciones inacabables. robustecer esta fe magnífica con que ahora nos regala y nos eleva.
Riesgo y ventura de dos soldados Un soldado blanquirrubio y un soldado negritinto, van, empapados de sol, haciendo el mismo camino.
Llevan el mauser al hombro, llevan el machete al cinto, llevan el el canto en los labios, llevan el traje amarillo.
Las espuelas estrelladas relumbran fiero brillo, y van regando en el polvo sus cinco puntas de ruido.
cubano fuera Una voz en el camino. No sigáis, soldados, no, que aqui el camino se acaba. In Angello Cum Libello. Kempis En un rinconcito, con un libreto, UN BUEN CIGARRO UNA COPA DE ANIS IMPERIAL SUAVE. DELICIOSO. SIN IGUAL sacude.
FABRICA NACIONAL DE LICORES San José, Costa Rica