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362 REPERTORIO AMERICANO Leoncio Martínez o el periodista independiente en Venezuela clausura Por JOVITO VILLALBA Envio del autor. Bogotá, diciembre de 1937 Ya va para meses que Leoncio Martínez es el blanco de la reacción en mi país. Martinez es caricaturista y poeta. Dirige en Caracas el semanario Fantoches. Bajo la tiranía mereció más de una vez la honra de ser secuestrado y engrillado en La Rotunda. Ahora se je el periódico, se le detiene ilegalmente, se le espía Apenas quince días atrás una gavilla de estudiantes dirigidos por la clerigalla franquista de la exigua minoria que son en Venezuela los estudiantes reaccionarios. le agredieron cobardemente, poseses de furioso trance hitler ano. Cuando aun sus heridas cicatrizaban en una clínica de Caracas. Su Reverencia el Sr. Arzobispo, un prelado notable en Venezuela por su adhesión Juan Vicente Gómez. a quien parece haber prestado servicios de curandero. le excomulga solemnemente. De la policía y del lecho, con sus ven das y su cruz de ceniza en la frente, Martinez ha vuelto a la lucha, como antes. Para luchar, para caer y saber levantarse a tiempo, vive y trabaja este hombre.
EL INTELECTUAL CIUDADANO Ver en esto la pugna señera de un hombre el héroe o el inconforme contra las fuerzas de un enemigo omnipotente, sería renunciar al tema. Leoncio Martínez Leo es sin duda un hermoso tipo de intelectual rebelde.
en quien se continúa la tradición ciudadana Leoncio Martinez que bajo todos los despotismos ha sabido sos(Autorretrato)
tener el sacrificio de nuestras grandes figuras históricas. Pero Leo es más, mucho más que eso.
un heroismo sin ejemplo. La vía por donde La revolución venezolana traspasó ya grasu esfuerzo avanza hacia la república, hacia cias a una crisis cuya culminacion es el mola república soñada por él y por otros, es la vimiento estudiantil de 1928 la etapa en que que proyecta, desde el fondo de su conciencia floreció a plenitud esta hermosa especie del de varón inflexible, su sentido romántico de repúblico, caudillo civil o apóstol laico, cuya lo civico. Por lo cual se explica que este homúltima gran personificación infunde en el áni. bre, que como ninguno contó con la devoción de mo de nuestro pueblo el nombre venerado de su pueblo, no llegase jamás a cumRafael Arévalo González.
plir en torno a su persona el más leve intenRecuerdo la figura y la vida de don Rafael to de organización. El pueblo le admiraba en la Penitenciaría de Puerto Cabello. Recuermás que le seguía. le seguía sin comprendo su soledad, su infinita soledad de aquellos derle.
últimos tres años: odiado de una parte por los coroneles para quienes su noble prédica de ci LO POPULAR EN LA REVOLUCION vismo representaba la condena a muerte del Con el 1928 empieza a irrumpir lo posistema que ellos esperaban continuar como pular en la revolución. En lo que se llamaahora, bajo apariencias remozadas: de la otra. ba la revolución, repetimos. El descontento discutido apasionadamente por una juventud que en lo político traduce la miseria del camque venía llena con fuerzas e ideas a que pesinado, la clase media y los obreros, empiedon Rafael se resistía a conceder beligerancia. za a ganar su derecho de palabra en la direcHasta 1928 la revolución lo que así se ción del movimiento democrático. Las huelllamó hasta entonces en Venezuelaera ape gas de febrero de ese año marcan la hora en nas la pugna entre sectores o grupos de la mi que hace crisis la vieja modalidad revolucionoría que gobierna al país y viene apropián maria. Los estudiantes, que empezamos practidose sus riquezas desde los días de la colonia cándola con nuestro gesto empolvado de ideaLa masa, la marejada popular que también lismo intelectualoide y nuestra palabra en desde entonces alienta bajo la impulsión de cendida de rebeldia jacobina, dábamos gritos sus propias necesidades y de un seguro instin contra el bárbaro y proclamábamos nuestra inito nivelador contaba apenas como fuerza sión de predestinados. Las pobladas de San aprovechaban para si los sectores José, batiéndose a piedras contra Velasco hasta privilegiados en pugna. Este juicio advier conseguir nuestra liberación, nos redimieron tase no entraña la negación sectaria de las de la vieja escuela y abrieron, entre nosotros y ideas y valores revolucionarios que por acaso los coroneles revolucionarios un abismo. El incorporasen a la lucha algunos de los hom abismo que hoy media entre el gobernador bres y banderias comprometidos en ella. Pe Mibelli personaje representativo de aquéllos ro si encierra la tesis de que lo popular no. y la Federación de Estudiantes de Veneactuaba como fuerza directriz en la políti. zuela.
ca nacional. Don Rafael Arévalo y con el En 1936 esta transformación sedimenta las figuras menores de la oposición a la bar crientaciones más seguras y amplias. Desde el barie, es un caudillo que actúa de espaldas 28 lo popular nos había penetrado principala la masa, por la cual se sacrifica lleno de mente en su aspecto formal y hasta ético.
Quiero decir que había sido sobre todo un imperativo de democratización y una norma de lealtad hacia la masa para nosotros. Comprendiamos ya que no podíamos ser de los embaucadores de siempre, ni manejar al pueblo desde arriba con la misma disciplina absolutista que había hecho posible la traición de los que nos precedieron. El partido o la generación que pretendiese crear una democracia amplia en Venezuela tenía que empezar por crearla y practicarla dentro de sí.
Pero lo popular significa también, tal como nos lo enseña el 1936, un programa, o para decirlo mejor, una política. Significa percibir el trazo dialéctico que ya de sí encierra la vida del pueblo, con sus necesidades y el anhelo revolucionario que conspira naturalmente a satisfacerlas. Es la vida misma del pueblo traducida como norma, comprendida, sentida, racionalizada para uso del intento renovador.
Es la teoría naciendo de la realidad, libre igualmente del sectarismo deformador o desarraigante y del oportunismo, miope por cobardia o por encargo EL PERIODISTA DEL PUEBLO Dentro de esta nueva etapa la misión del periodista no es sólo aquella de que son prueba las páginas de El Pregonero (el periódico de Arévalo) dar ejemplo de varonía y dignidad a la masa. Ahora se trata además de sonsacar a la vida de ésta lo que en ella es aliento vital de liberación y renovación.
ΕΙ periódico será en ella antena para percibir y trasmitir la impulsión creadora que surge de los campos, las barriadas, las fábricas, las aulas, vuelta conciencia o elemento de con cientización, hacia el surco donde se la recoge y ha de recrear sus frutos mejores. Mas antena que lee y depura la onda. La vida de nuestros pueblos, sembrada aún de contradicciones y gérmenes feudales, arrastra consigo elementos de negación. Preciso es desbrozar de ellos la nota que se capta para reintegrarla en forma asimilable y actuante dialéctica a los grandes conjuntos humanos.
No es por acaso que el hombre de esta misión es caricaturista y humorista. La caricatura, en la forma en que Leoncio Martínez la trabaja a grandes trazos, sin complejidades estéticas y muchas veces con la renuncia de elementales preocupaciones artísticas, es por excelencia el instrumento de esta misión de correveidile revolucionario entre la realidad so cial y la conciencia que se estremece en su entraña. En las caricaturas de Leo: Venezuela se reconoce a si misma en la tragedia de su propia existencia dolorosa: y de ésta aprende también el camino por donde marcha hacia el mañana llena de fe.
En su libro Gómez, Tyrant of the Andes, el escritor norteamericano Rourke consigna estas palabras: los caraqueños, aun más que los otros venezolanos, poseen un notable sentido del humor. Una especie de humor peculiarmente aguda, perceptiva. casi popular, generalmente elegante, amarga y cínica. Un humor que nada respeta. Un humor que juega al chiste con la propia desgracia del pueblo. No es aventurado afirmar que ha nacido en largos años de sufrimiento como la única defensa contra desesperación ya inevitable.
La cita explica por qué el periodista de las masas caraqueñas había de ser también humorista. Humorista callenero, se entiende. No humorista de aquella especie, que Baroja subbruta