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REPERTORIO AMERICANO 373 Destrucción de libros en el campo faccioso Por NAVARRO TOMAS De Nuestra España. Paris LIE En la ignorancia del trabajador tiene el fascismo su principal apoyo (El Magisterio Español. Madrid, 28 de julio de 1937. Un reciente decreto de la junta facciosa de Burgos ordena que se realice el escrutinio de las bibliotecas de Universidades, Institutos, colegios, escuelas, casinos, sociedades y centros de cualquier carácter, y se proceda a la destrucción de todas aquellas publicaciones que por su sentido, tendencias o enseñanzas puedan considerarse contrarias a la ideologia fascista. Se habían dado ya en el campo rebelde repetidos casos en que habían sido quemadas las obras de determinados escritores de pensamiento liberal. El decreto aludido, siguiendo el ejemplo del nazismo alemán, establece y organiza oficialmente tan monstruosa destrucción Las mejores bibliotecas están entre nosotros.
Por fortuna, las más ricas bibliotecas de España se encuentran en Madrid y Barcelona, fuera del alcance de la Junta de Burgos. Las Comisiones depuradoras, en las que figuran representantes falangistas, eclesiásticos y militares, no tratarán, seguramente, de revisar las viejas colecciones monásticas recogidas en las anticuadas bibliotecas provinciales de Cáceres, León o Zamora. Su atención va a recaer de manera especial sobre los libros modernos, repartidos con generosidad desde al advenimiento de la República por las instituciones culturales del Estado, para extender por los pueblos los beneficios de la instrucción y el placer de la lectura.
El esfuerzo de la República La República sembró millones de volú menes de los mejores escritores españoles y extranjeros por pequeños y retirados pueblos y aldeas que jamás habían recibido de nadie el menor regalo espiritual. Los organismos encargados este trabajo empezaban a encontrar eficaz colaboración de parte de los Consejos, escuelas y asociaciones de carácter popular. Crecían de día en día las peticiones de libros, y se estaba llegando a la creación de una extensa y tupida red de pequeñas bibliotecas, llamadas a ser un poderoso instrumento en el desarrollo de la cultura del pueblo.
Al gran esfuerzo realizado en estos últimos años para combatir el analfabetismo, mediante la multiplicación y mejora de las escuelas, correspondía como complemento inseparable la difusión del libro y el estímulo y propaganda de la lectura. En virtud de este fervoroso esfuerzo, mirado con antipatía por los elementos antidemo.
cráticos y reaccionarios del país, millares de humildes españoles, abandonados a una rudimentaria vida campesina, han podilo tener por primera vez entre sus manos libros atrayentes e instructivos proporciona dos por los mismos misioneros que les hicieron admirar los mejores cuadros de Velázquez y Goya y les divirtieron y alegraron con la representación de algún entremés de Lope de Rueda o Cervantes.
Muera la Cultura! esta labor viene a oponerse concretamente el decreto de revisión de bibliotecas de la Junta fascista. Teníamos en España la organización más pobre del mundo en lo conducir el apasionamiento de los momenque refiere a bibliotecas populares. Se tos presentes. Los falangistas, eclesiásticos empezaba a poner remedio a este atraso a y militares de las Juntas depuradoras no costa de importantes sacrificios. El trabajo van a proceder, naturalmente, con demaempleado en tal empresa se verá pronto bo siados escrúpulos. Los términos del referirrado y perdido en las provincias sujetas do decreto son bastante amplios y vagos al dominio de Franco. Entre los escasos para que toda publicación indeseable materiales de cultura que nuestros pueblos pueda caer bajo su fallo como elemento peposeen se va a hacer un daño que en su ligroso y disolvente.
día habrá que volver a reparar con nuevos dispendios.
Van a ser juzgados los libros por el valor Hoy, las bibliotecas. ayer, los Insde su contenido moral e ideológico y por la filulos conveniencia y utilidad social de sus ten dencias y doctrinas. la ordinaria dificulPero en realidad no se trata tanto de tad de realizar con acierto tan grave tarea perseguir un determinado género de libros hay que sumar la parcialidad a que puede como de retirar de las manos de las gentes cualquier instrumento que pueda remover la inteligencia y crear dificultades que impidan segir manteniendo los pobres pueCANSANCIO MENTAL blos de España en la forzosa misión política y en la miserable situación económica a NEURASTENIA que hasta ahora han vivido sometidos. La SURMENAGE destrucción de bibliotecas, del mismo modo que la supresión de Institutos de SegunFATIGA GENERAL da Enseñanza, decretada poco antes, y los comentarios de la prensa fascista respecto al exceso de escuelas creadas por la Repúson las dolencias blica, revelan claramente los planes de los rebeldes españoles por lo que se refiere a la que se curan instrucción de las masas.
rápidamente con Mientras tanto, nuestro Gobierno.
El Gobierno republicano multiplica las bibliotecas y conserva, sin expurgos ni reparos, toda clase de libros, mientras la Junta de Burgos ordena su destrucción. En más de una ocasión, como en la Ciudad Universitaria y el Palacio de Burguillo, los soldael medicamento del dos del Ejército Popular han expuesto su vida por salvar colecciones en las que precual dice el dominaban las obras de carécter teológico y distinguido Doctor religioso. Ningún temor puede existir de que el Gobierno del Frente Popular ordene Peña Murrieta, que la destrucción de los libros que no estén ipspirados en principios liberales y democráticos. Contrastes como éste demuestran presta grandes servicios a el profundo sentido de la lucha que en Estratamientos dirigid severa paña se está desarrolland y señalan a toda y científicamente.
conciencia recta y honrada el lugar que en la contienda le corresponde.
Kinocola Valencia. Octubre de 1937.