DemocracyJoaquín Gutiérrez

170 REPERTORIO AMERICANO quieres?
aqui que son parques las montañas y tenemos orquesta de guarias y 228 pájaros por vara cuadrada Cuando me empapan tus senos no le tengo envidia a nada, cuando se te ponen los pies, azules de frio en el agua.
no le tengo envidia a nada.
Quieres que no vuelva a sentir envidia. Para qué elevador tienen sólo un piso las casas, para qué radio televisión si todavia nos obedecen las palabras?
Verdad que somos felices, verdad, muchacha?
LA DEMOCRACIA LA PLEBE Es preciso variar el alcance y el significado de algunas definiciones.
El hombre de ahora ya no es el animal po.
litico que conoció Aristóteles, sino un ani.
mal con voto, que es cosa completamente distinta Si os paráis a considerar lo que puede elegir ese hombre que ha pasado ante vosotros, dudaréis mucho de su discernimiento y de su capacidad para escoger otra cosa, sino aquella que más se le asemeje.
Porque está escrito que en este bajo mundo, cada ente ha de seguir a su semejante, por siempre jamás (De Fdo. Lles y Berdayes, en su libro La sombra de Heráclito. Habana. 1923. MARINAS OBREROS DE DIOS Hoy encontramos los vientos creantes, ciegos y achacosos, doce gaviotas los llevaban de la mano.
En el barco tropezaron en los mástiles y se restregaron en los puentes arqueando el lomo como los gatos.
luego se perdieron a lo lejos sobre las olas, tenqueando.
Vámonos tú y yo solos, que no nos interesen los gritos de guirnalda de los pájaros blancos, y se asombran las gentes de las cosas que vemos, de nuestras actitudes, de lo que no sentimos.
Alma. tú no lo Hay un canto que puede cantar cualquier gar ganta, oyelo como fluye de las rocas porosas, cómo corre en las gotas diminutas de espuma que se riega en la playa.
Es un canto que puede, convertirse en sollozo si lo quieren los pinos.
y que puede convertirse en aullido si lo quieren los vientos.
Digámoslo a los bosques que lo escuchan in móviles.
Al oírlo el desnudo sentirá que lo cubren Vestiduras de lino y el hambriento sentirá que se sacia y será como un fresco de estrellas exprimidas para el que sed padece.
Alma, tú no lo quieres?
Deja que entre la arcilla se deshagan los dulces sabores de los mármoles: deja que en la tiniebla se reclinen las luces con temores pueriles.
Vámonos tú y yo solos Cantemos con la fuerza de quinientos pulmones.
Que no quede una choza de bahareque sencillo.
que no escuche nuestro himno y se encale de rosa Que no quede un chiquillo que al oírlo no sienta como un seno fecundo que le anega la boca.
Cantémoslo en las tardes sobre el dia que se aleja y en las albas, de azahares de novia, vestidas.
Neuestra gran complacencia será cuando los ecos lo repitan por miles y haya un coro de hambrientos que lo eleve a los cielos.
CANTO LA LIBERTAD ¿Alma, tú no lo quieres?
Deja que en las alturas se calcinen los troncos de los gruesos abetos.
Deja que en las llanadas trisquen hierbas azules las gotitas de lluvia Pasaron el desfile de las cosas extáticas, de los vientos silbantes, de los pálidos muslos de las jóvenes suaves. senti los riachuelos recorrerme las sienes con frescura de espasmo.
Déjalos en las cercas de las moras moradas en su afán de empaparse de escarlata la lengua.
Joaquín Gutiérrez. Viene de la página 167) fin de poder pagar más pronto las deudas, mi madre introdujo una severa economia en su ho gar. Durante muchos años tuvimos que contentarnos con pisos modestos: no teníamos más que dos criadas y nuestra alimentación era muy frugal. Mi madre se hacia ella misma los trajes y confeccionaba los abrigos para sus hijos. No frecuentaba la sociedad e iba muy poco al teatro, del que tanto gustaba no obstante. Esta vida triste no era normal a su edad y la hacia desgraciada. Mi madre lloraba a menudo: su espíritu melancólico, inclinado a ver las cosas por el lado peor, le pintaba a su marido envejecido, caduco, a sus hijos enfermos, a toda su familia en la adversidad. No podia comprender la serenidad de mi padre. Nunca nos faltará el dinero le decía él con una voz segura. Pero de dónde podrá venirnos. preguntaba entonces mi madre, sorprendida, enfadada ante su tranquilidad. Va acaso a caernos del cielo? Mi madre era en tonces demasiado joven: sólo de los cuarenta años en adelante comenzamos a comprender ciertas verdades. Mi padre sabia que todos los hombres son otros tantos obreros de Dios y que, si realizan fielmente su tarea, su Patrón Celestial sabrá proveer a que nada les falte. Dostoiewski tenia una confianza absoluta en Dios y no se preocupó nunca por la suerte de su familia. tenía razón, ya que, después de su muerte, no nos ha faltado nada En una de los cinco poemitas intitulados De Arte, a manera de greguerías.
encontramos estos versos superrealistas, llenos de sugerencia y buen gusto: Yo quisiera respirar en un aire lleno de pecesillos del Japón.
No lo llores, Pedro, que no es de llorarlo.
yo sé que el potrero te arrebataron y que ni una astilla dejaron del rancho yo sé que tu hijillo no pudo aguantarlo, estaba muy débil para estar la noche bajo el cielo claro, sin techo ni paja este es el aire que se respira al ir pasando las páginas de este libro, aire ligero, fresco, luminoso, lleno de pecesillos de un Japón imaginario que cruzan ante nuestros ojos de espectadores complacidos El romance, No lo llores Pedro, en que se nos cuenta la tragedia del cam pesino que es desposeido de sus bienes.
de lo único que posee para alimentar a su mujer y sus hijos, de su humilde choza, de su vaca y su potreroconstgue, durante su desarrollo, trasmitirnos rebeldía: peto en el remate ate, según mi parecer, no logra darle toda la redondez y unidad que el tema requiere, sobre todo tratado en forma de romance, y, no obstante. es de los roman por su contenido y sus aciertos, considero de los más apreciables.
Con cinco poemas de espíritu revolucionario. de verso largo. recargado de imágenes originales y atrevidas, aunque no todas felizmente logradas, pero si llenas de entusiasmo y energía, finaliza este primer libro de poesías de Joaquin Gutiérrez. Quiero decir, par para terminar, que este joven ha conquistado su puesto en las letras costarricen que le felicitamos muy sinceramente. y nosotros, los que reconocemos y gustamos de esta clase de manifestaciones espirituales, nos congratulmaos del éxito obtenido por nuestro buen amigo.
esa sensación de de tristeza (De Amada Dostoiewski. en Vida de Dostoiewski por su hija. Edit. Mundo Latino.
Madrid)
FERNANDO LUJAN