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REPERTORIO AMERICANO 73 El discurso de Waldo Frank al abrirse el Congreso de Escritores y Artistas Revolucionarios de México Traducción y envio de Jorge Crespo de la Serna. México, 23 de enero de 1937 my Cuando se presentó en el foro Waldo Frank, ya empezaba la ceremonia inauqural, el público le colmo de aplausos.
El gran escritor americano era esperado con gran entusiasmo, con verdadero in terés. Cuando llegó su turno para que ocupase la tribunu en nombre de la Delegación Americana, antes de que ini.
ciase la magnifica pieza oratoria que insertamos completa, de nuevo estallaron los aplausos.
El gran artista nos leyó su magnifico estudio, con perfecta claridad, en caste llano fácil para todos los oídos presentes, y nada se perdió en la lectura de su enjundia.
Por encima de la oratoria, del énfasis.
con una sencillez admirable, suavemente, fué ofreciéndonos esta insigne muestra de su talento. Hacía mucho tiempo que problemas tan hondos y tan complejos, no eran tratados ante nosotros con tal profundidad y con tanta claridad, al mismo tiempo.
La presencia de Waldo Frank en el Congreso es todo un acontecimiento. Su palabra tiene para el público de México, para el pueblo todo, la fuerza inmensa que le da el respaldo de su definida posición revolucionaria ante la vida, sos! e.
nida por una cultura y una experiencia extraordinarias. Cuando Waldo Frank se ocupa entre nosotros de los problemas que más han interesado a los intelectuales de izquierda de México, como él lo sabe hacer, es casi un privilegio poderle escuchar y recibir directamente el contacto de su alto espíritu.
Una gran lección nos ha ofrecido el artista americano en su ensayo que cons.
tituyó el meollo, la culminación esperada del acto inaugural. El Nacional se complace en ofrecer a sus lectores, en su for ma integral, la magnifica lección que nos diera el dia de ayer, el autor de Muerte y Nacimiento de David Markand.
pas laia Monge oldu reus Aires ma la doscientosava conferencia, creo, paguerra Waldo Frank gano; que eventualmente el hombre habrá triunfado en esta guerra universal. pero ¿quién podrá decir a costa de cuantas derro.
tas, cuántas ntas muertes, cuántas zozobras? Ese destino nos pertenece. También el privilegio de que no seamos lectores de ese proceso histórico, sino que tomemos parte en su gestación De un modo instintivo las clases dominantes, en todas partes del mundo, saben que es.
ta guerra en la que el hombre al fin habrá de incorporarse y entrar en posesión de su propio planeta y de su propio ser, troquelándoles de nuevo sobre la imagen de un todo universal, trae consigo su ruina. Por eso es por lo que no quieren confesar que existe un estado de guerra: por eso es por lo que aún cuando amontonan armamentos. bablan de paz y de conflictos estrictamente domésti cos: y ocultan, con desvergonzada hipocresía.
la guerra que están conduciendo. Paz, paz. exclaman, cuando no hay paz. Ejemplo de esta alucinación histérica de las clases dominantes lo tenemos ra el desarme y la paz desde que los domina dores del mundo hicieron perpetua la con su Tratado de Versalles. El sueño anhela.
do del Presidente Roosevelt y el Secretario Hull, era el de una paz Panamericana, pero mientras se charlaba copiosa y placenteramen te en las márgenes del Plata (adonde Roos.
velt había llegado a bordo un barco de guerra) había guerra en todas las ciudades in dustriales de los Estados Unidos: había guerra en Cuba: había guerra de clases en el Brasil; mientras en la propia Argentina, el Presiden su arribo a la capital sudamericana, gobierna ilegalmente, sos.
tenido por el ejército, pero no por el pueblo.
Así como el capital es indivisible, tampoco es divisible la paz y la guerra. Así como la humanidad, una vez recobrada su conciencia será indivisible. la paz y la guerra es indivisible. Aunque no supieramos nada acerca de España, acerca de las naciones fascistas, acerca de de los desesperados esfuerzos de los viejos países imperiales, Inglaterra y Francia para mantener su sangrierta hegemonía sobre las grandes porciones de la tierra, todos nosotros, hombres y mujeres, sabemos con sólo auscul.
corazones y los de nuestros prójimos, con sólo darnos cuenta de la angustia y de los desesperados alardes existentes por doquiera que la guerra universal es un hecho El capitalismo ha cumplido con su do ble misión, que fué la de dar al hombre, por medio de la máquina, capacidad para consequir orden enteramente humano: y al alcanzarlo, disolver para siempre los viejos sistemas del feudalismo agrario en todo el mundo. Sin embargo, el capitalismo, después de destruír al feudalismo, es incapaz de crear un order propio. Nunca lo ha hecho! Toda la época capitalista no es más que un período de transición apuntalado aquí y ailá con valores sociales y personales, de las más viejas culturas. El capitalismo no pue de crear un orden humano, porque él mismo es esencialmente, la anarquía de la transi. ción. Esto explica que el Fascismo su fa De El Nacional. Mexico. 16 37 He aquí, entre nosotros, nuevamente a un viejo amigo nuestro. Un grande amigo: grande por su sinceridad, por su inteligencia y su delicadeza.
Hombres como Waldo Frank, les amamos, les necesitamos por su amistad abierta y sin dobleces, por su entrañable pasión por nuestra vida y nuestras cosas. El nos ha revelado muchas de nuestras peculiaridades que ignorábamos; ha encendido en nosotros nuevas esperanzas y nos ha ayudado en el casi imposible conócete a ti mismo.
Es el escritor extranjero que durante los años últimos nos ha estudiado con más fina penetración, con más aguda critica. Antes de llegar hasta nosotros pueblos nuevos se interesó por Espana, no con simple curiosidad literaria, sino con hondo fervor vital. España Virgen es uno de sus libros más sagaces.
España toda, lo español en su esencia.
la psicologia individual y colectica les hallamos en estas páginas que constituyen una de las obras más felices del gran escritor yanqui Conoce a España por comprensión de amor. La conoce mejor que nadie: con exaltada exactitud de poeta. Ejemplar hu sido su acción y su dedicación a ella en estos meses de lucha. Hemos visto su sufrimiento, su entusiasmo. su esperanza por la causa que defiende el pueblo revolucionario español. Después de saber el secreto lírico o místico hasta de los círculos leñosos más reconditos de aquel viejo eterno tronco de que pro cede la América Hispana. Waldo Frank llegó a nosotros, ya con clara intuición. Concluye en la página 79)
Me siento muy feliz por haber sido invitado a este Congreso, porque asi vuelvo a ver a mi querido México, y también porque ello me brinda la oportunidad de conocer a todos ustedes: y presentarles, personalmente, el men saje que se desborda de mi corazón Nos reunimos aquí. amigos, en momentos de un gran conflicto universal, pues no llamar con el nombre de guerra mundial a las innumerables batallas que se libran en todos los países, en todos los continentes, es estar ayu.
no del sentido de la perspectiva y ser juguete de meras frases. La guerra mundial se ha iniciado: quizá dure toda una generación: en verdad ha de sostenerse mucho más tiempo del que muchos de los que aquí estamos hayamos de vivir. Esta guerra pasará la histo ria como el proceso cruel pero lleno de beza de las luchas de la humanidad en todas partes del globo, para resurgir del fondo de un pasado ancestral de cultura feudal sustentado en la esclavitud, en una forma u otra, a una cultura de libertad, en la que no sea el hombre, sino la máquina, el esclavo. La historia nos contará entonces que la lucha se tar nuestros