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REPERTORIO AMERICANO 57 España heroica y Pablo Neruda Por NORBERTO PINILLA Envio de autor. Santiago de Chile, enero de 1937 Pablo Neruda ha sido dura e injustamente censurado por cierta prensa chilena. Amigos de Neruda y mios me pidieron que interviniera defendiendo al poeta. No acepté. Discutir con algunos sujetos, es perder lamentablemente el tiempo. Hay gente impermeable a las modalidades poéticas de la actualidad.
Pero en los varios ataques a Neruda, no sólo se refirieron a su aspecto lirico. Se le censuró su simpatia por el Gobierno Español de Valencia, es decir, por el único que representa al auténtico pueblo ibero.
El adjetivo comunista fué aplicado, como baldón, al poeta en repetidas ocasiones. Sin embargo, el abuso en el uso del término comunista. ha hecho que pierda toda su terrorificante eficacia. Hoy sólo los tontos se asustan de tal palabra y tal doctrina.
Por otra parte, para todo menguado de vientre satisfecho y voluminoso, es comunista quien tiene dignidad ciudadana o se revela contra las innumerables injusticias de la sociedad.
Neruda, pues, fué señalado como Pablo Neruda comunista y simpatizante de los leales españoles. Para mí, es la única postura digna de los hombres libres.
El Canto a las madres de los milicianos muertos de Neruda, además de la nobleza del tema, es un poema que revela un nuevo aspecto de lirismo del gran poeta chileno. En efecto, el tono de elegía civil, se siente crujir, en cada bloque poético, con adecuada fuerza vital y estética. por último, puesto que es hontado fijar posiciones, yo también estoy con el Gobierno de Valencia, sin ser comunista. Estoy: porque es el Gobierno elegido por el pueblo; porque soy partidario de la Democracia y enemigo de toda dictadura, en especial de la fascista y de la nacista; 3º porque soy humilde y estoy con los humildes, y 4º porque soy antimilitarista Cuando los gobiernos tengan ministerios de paz, en lugar de ministerios de guerra, sólo entonces se trabajará positivamente en favor de la armonía de los pueblos. Es decir, el problema es hacer patria. no destruir patrias ajenas y respetables.
Canto a las madres de los milicianos muertos Por PABLO NERUDA Envio de Norberto Pinilla. Santiago de Chile, enero de 1937 ¡No han muerto! Están en medio Dejad de la pólvora, vuestros mantos de luto, juntad todas de pie, como mechas ardiendo!
vuestras lágrimas hasta hacerlas metales: que alli golpeamos de día y de noche, Sus sombras puras se han unido alli pateamos de dia y de noche, en la pradera de color de cobre allí escupimos de día y de noche como una cortina de viento blindado, hasta que caigan las puertas del odio!
como una barrera de color de furia, Yo no me olvido de vuestras desgracias, conozco como el mismo invisible pecho del cielo.
vuestros hijos, Madres. Ellos están de pie en el trigo, y si estoy orgulloso de sus muertes altos como el profundo mediodía, estoy también orgulloso de sus vidas.
dominando las grandes llanuras!
Sus risas relampagueaban en los sordos talleres, Son una campanada de voz negra sus pasos en el Metro que a través de los cuerpos de acero asesinado sonaban a mi lado cada dia, y junto repican la victoria.
a las naranjas de Levante, a las redes del Sur, junto ¡Hermanas como el polvo a la tinta de las imprentas, sobre el cemento de las arqui cturas, caído, corazones he visto llamear sus corazones de fuego y energias.
quebrantados, como en vuestros corazones, madres, tened fe en vuestros muertos!
hay en mi corazón tanto luto y tanta muerte No sólo son raíces que parece una selua bajo las piedras teñidas de sangre, mojada por la sangre que mató sus sonrisas, no sólo sus pobres huesos derribados y entran en él las rabidas nieblas del desvelo definitivamente trabajan en la tierra, con la desgarradora soledad de los días.
sino que aún sus bocas muerden pólvora seca y atacan como océanos de hierro, y aún Pero más que la maldición a las hienas sedientas, al estertor sus puños levantados contradicen la muerte.
que aulla desde el Africa sus patentes inmundas. bestial Porque de tantos cuerpos una vida invencible más que la cólera, más que el desprecio, más que el llanto, se levanta. Madres, banderas, hijos!
madres atravesadas por la angustia y la muerte, Un solo cuerpo vivo como la vida: mirad el corazón del noble día que nace, un rostro de ojos rotos vigila las tinieblas y sabed que vuestros muertos sonrien desde la tierra con una espada hinchada de esperanzas terrestres!
levantando los puños sobre el trigo.