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REPERTORIO AMERICANO 79 Italia y Alemania, y hasta a los mahometanos de Marruecos, a plena conciencia de que, con ese triunfo si es que fuera posible los gobernantes de España serían italianos y alemanes. Y, sustancialmente, ya no hay guerra civil, sino de extranjeros contra nativos, que jamás podrán ser vencidos, pues, por solidaridad sociológica, está planteada la antitesis irreductible entre los invasores y la gloriosa tradición de independencia ibero libica, que no logró extinguirla ni el fuerte imperialismo italiano de Roma, en ocho siglos; ni la tremenda dictadura visigoda, con 300 años; ni siete siglos más de lucha con los ára.
bes: ni aún siguiera pudo vencerla, recientemente, Napoleón, el genio de la guerra, porque actuaba como actúa hoy en defensa de la tierra española, un fiero espíritu de libertad popular, que se remonta a 000 años. Ese es el heroísmo de los vascos y de los mili.
cianos.
do, surgiendo de africano, allí denominada djemaa revela, con ésta, un común ori.
gen ancestral, siendo la prehistórica behetria española que es una unión defensiva de Concejos o Municipios rurales idéntica a la anaia de las razas kábilas. El gran sociólogo español Sales y Ferré, refiriéndose a ese enorme y cultísimo poder prehistórico de los iberolibicos, dice en sus Estudios de Sociología: De raza tan numerosa y tan brava, no se conservan hoy más representantes que los Vascos de España, los Chellahs, de Marruecos, los Kabilas del Atlas argelino y los Tuaregs del Sahara. toda esa grandeza de libertad tradicio nal, la detuvo en su impulso espléndido, el crudo espiritu individualista romano, cuando la gente de Italia, convirtió a España en colo nia, desorientando los impulsos colectivistas que el célebre párroco de Llavanés los apluude como la felicidad del pueblo.
Andando el tiempo, en varios siglos, esa invasión de los italianos en España, fue dominada por los germanos alemanes que constituyeron alli, por 300 años, el tremendo imperio visigodo, extirpaasi sin defenderse, por los mahometanos, que el siglo VIII comenzaron, en España, una dominación de 700 años. Durante esos siglos, el viejo espíritu ibero libico, coalesciendo en sus primitivos nú.
cleos locales, logró, por fin, la expulsión de los árabes, nuevo una gran España auténtica, que con los Reyes Católicos extendió sus dominios, bajo el sabi Cardenal Cisneros, sobre todo el norte de Africa, y con Fernando de Aragón, sobre parte de Italia y el sur de Francia. entonces interrumpe de nuevo esa magnífica prosperidad genuinamente española la sombría y fatal intervención alemanu de la casa de Austria, que con el emperador Carlos de España y de Alemania, abatió los prestigios locales, en la batal de Villalar, ajusticiando a los tres héroes de las libertades municipales, Padilla, Bravo y Maldonado cuyos nombres aparecen hoy con letras de oro en el Congreso de Diputados y con avaricia insaciable, esos gobernantes germanos, que todo lo vendían en pública almoneda, o daban al Marqués de Falces, por 10. 000 ducados, la justicia munici.
pal en varios pueblos de Navarra; o le atribuyeron a la Corona el nombramiento de todos los Magistrados locales. esa fatidica dinastia alemana, al fin, entregó el reino desorganizado, a otra extranjera, la francesa de los Borbones, hasta que, en plena decadencia, su expulsión dió base a la República, como secuela obligada precisamente de uras elecciones municipales, tras las cuales, hace poco, necesitó salie de España la familia real.
Vista esa preponderancia popular de los Municipios españoles, se han coaligado ahora contra la República todas las fuerzas de la reac.
ción, alarmadas por la presumida pérdida de sus privilegios seculares con tra el pueblo, desde una nobleza ridicula, explotadora de los latifun.
dios, hasta el clericalismo y el militarismo, que, impotentes ante el pueblo español armado, traicionaron la patria pidiendo auxilio a resulta que, el auxilio militar prestado por Italia y Alemania a los reaccionarios de España, significa para los imperios centrales de Europa una cuestión de vida o muerte. La República española triun.
fante, probaría que, para salvar la democracia y en defensa de sus libertades, un pueblo armado, lucha hasta el sacrificio, derrotando a sus explotadores. Esto entrañaria que, armado, el pueblo alemán.
extirparía alli el nazismo: y armado, el pueblo italiano, ahogaria en sangre el fascismo. Esa República española triunfante, significaria, por acción catalíptica, la disolución acaso perentoria, inexcuse.
ble, de aquellos dos monstruosas dictaduras. La evidencia de esto, la tenemos en la intensa preocupación, el ansia mortal que sienten los gobiernos de Italia y de Alemania, con la guerra civil de España.
FRANCISCO CARRERA JUSTIZ Las angustias y las zozobras de los cobardes De Vida. La Habana, junio de 1937 ral desenvolvimiento, sino con todos los grados del desastre, que ellos han declarado como reales y positivos en su morbosa imagina ción.
En el fondo de estos desventurados hay, sobre todo, un proceso de toxemia, sea debido a las consecuencias de dietas impropias o exageradas o a su propio metabolismo, por afecciones diastésicas, falta de ejercicios, exceso de trabajo mental, responsabilidad de cual quier índole, disgustos familiares, fracasos económicos o morales, etc.
En consecuencia, la indicación causal es la más importante, neutralizando en algún modo los motivos ya expuestos y en seguida las el cambio de lugar, una pequeña vacación, por ejemplo; despertando perspectivas y los puntos de vista, lo cual no se consigue, sino con el interés en asuntos de carácter más general y especialmente, sem brando en su ánimo, las primeras semillas del espiritualismo filosófico. Aquel que se olvida de sí, para pensar en los demás, no conoce ninguno de estos sintomas. Es bien popular el apotegma, los des conductores de pueblos, los hombres que suman grandes respon.
gransabilidades y deberes, no tienen ni tiempo de enfermarse. Nuestra mayor fuente de poder, no reside en nosotros; somos sencillamente transformadores de energía cósmica, que recibimos y trasmitimos, para sus efectos; y no conoce inquietudes quien llena su corazón de fe, esperanza y caridad; busca la divina presencia en sus momentos de duda y tribulación, y descarga en ella el peso de sus amarguras y decepciones Saturarse de confianza, vencer la fatiga y despejar el cansancio de todos los obstáculos. Esperar la victoria es la mitad de la batalia ganada, nos dice el poeta; admitir que por nosotros circula la co rriente espiritual, mata para siempre la duda, la desesperación y toda clase de sentimientos de inferioridad. No se puede servir a la vez dos amos, y aquel que en realidad confía, aleja o elimina de su co.
razón los temores y no conocerá ni zozobras ni inquietudes; cuan.
do la mente se eleva del plano de la vida material y no tiene frente a si más que la linea del cumplimiento del deber, se acoraza contra estas futilezas, hijas espúreas de la cobardia, ante la lucha dia ria que debemos sostener, y goza del intimo convencimiento de que nada ni nadie podrá vencerlo, porque suceden como tienen que suceder, y el orden el equilibrio que en las fuerzas supremas de la Naturaleza y restablecen la normalidad, lo mismo en el con cierto sublime de las esferas, que en el cerebro del pequeño mortal el hombre sólo necesita para sentirse feliz y culminar su éxito, levantar sus ojos, contemplar el mundo estelar, escudriñar las profun.
didades de su ser para sentirse libre y soberano señor de sí mismo y disfrutar del rico tesoro de la paz, de la conformidad y de la eterna y compensadora justicia.
JUAN ANTIGA las cosas Examinando cada cual su propio pasado, llega a la desoladora confesión que la mayor parte de sus inquietudes no tuvieron razón de existir, por cuanto que el hecho determinado no tuvo lugar y en esto se diferencia la persona normal, del enfermo de la mente que estudiamos. En este, el temor anticipado, es decir, de lo que ha de suceder, para él fatalmente, es lo que domina; es un problema de posibilidades que termina en una afirmación y y tal pensamiento Ilevado a la condición de hábito, en diversas y variadas formas, inhi.
be toda actividad, y lo lleva gradualmente a una incapacidad, que se traduce en último resultado, ado, por la desaparición de los estímulos de los deberes elemeniales, o causa de las más vergonzosas cobardias.
Una gran mayoria de estos seres inquietos, viven preocupados con fútiles detalles, que representan para ellos, motivos de desvelo. Es cierto que, si los detalles no forman la perfección, ésta se compone de ellos y en todos los casos, son ellos los que determinan pureza, el refinamiento, la belleza y fuerza de las cosas; pero más que nada, vienen a ser los guiadores de los impulsos que nos conducen a un fin planeado. Nuestros amigos, a que nos referimos, por el contrario, detienen su mente en verdaderas simplezas o insignifican cias, en vez de tratar de aprender, con el auxilio de las experiencias que el dolor nos va preparando, las grandes lecciones de la vida: en vez de ampliar su campo de visión mental, para desenvolver las cualidades optimiste y ser tolerantes y caritativos para los demás.
centralizan su mundo en sus pensamientos de egoísmo o de indiferencia, se crean nuevas dificultades en cada nueva empresa y cultivan sus hábitos de zozobra y de angustia, esperando cada vez con mayor interés, que los hechos se sucedan, no con su lógico y natuUd. consigue el Repertorio, en México, con la Central de Publicaciones (Avenida Juárez, Apartado 2430. México