REPERTORIO AMERICANO 105 La 3a edición de El Hermano Asno de Eduardo Barrios Carta de la Casa editora cecración de sus hermanos en la apariencia horrorosa de una caida, quiere espiar en ella pecados de orgullo, de vanidad. Todos hablan de su virtud, entonces, en su aspiración desmesurada se entrecruza un sentimiento bastardo, el orgullo quiere su propia pena, su castigo. El acto de locura de Fray Rufino recae sobre Fray Lázaro y lo empuja a continuar su viacrucis, triste, desorientado y solo; acata la orden del Provincial, se aleja y dirige sus pasos hacia una apartada provincia del interior. Una sola pregunta formula: Padre. Ella ¿qué dijo?
Todo. Señor, ha terminado. Ya estoy Otra vez solo. mientras todos van detrás el féretro de Fray Rufino, el Fraile manso y humilde. Fray Lázaro, el torturado, el hermano entristecido, el fraile emocionado y panteista, lancinado por los siete puñales de la duda. espera el amanecer de su vida, que mientras tanto, minuto a minuto, se anega en la noche.
Saludamos a Ud, muy atentamente, Ss. Ss.
Ss.
LIBRERIA EDITORIAL NASCIMENTO Ella aceptó.
فكما که Saliago de Chile julio de 1937 Estimado señor Agente y amigo: Tenemos el agrado de comunicarle que hemos lanzado a la circulación la tercera edición de la admirable novela: El hermano asno de Eduardo Barrios, cuyas obras, editadas primeramente en Chile y después en España, se han agotado totalmente.
El hermano asno es la mejor y más perfecta obra de este autor, de la que ha dicho Alone, es la producción que mejor responde al temperamento del autor, mezcla de elementos misticos, vagamente religiosos, de sentimentalismo sensual, no en el aire, pero tampoco en la tierra, con un fondo de aventuras experimentadac y a veces extraordinarias.
En El hermano asno el rico espíritu de Barrios se pone de manifiesto en la lucha espiritual y en las tribulaciones del hermano Lázaro; sus dudas lacerantes se enfrentan al misticismo de Fray Rufino: sus condiciones de observador y artista se hermanan en los retratos de la figura, mistica una, artística la otra, de Eduardo Barrios ambos frailes. 1021)
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hermano asno lleva al lector, guiado de la mano del espíritu inquieto y atormentado de Fray Lázaro, a adentrarse en un Convento pensamiento, de ensueño y de análisis de Mafranciscano, lleno de una comunidad sin fer rio que no desapareció al cambiar el elegante vor y en la que no faltan algunos malos terno de moda por el sayal marrón de los dis.
Allí encontrará a Fray Bernardo, dulce vieje cípulos del Poverello de Asís. no pocas vecito de alma de niño, un santo niño grande ces asistiremos al resurgimiento de la lacerante que de los hombres sólo ve la parte infantil: verá a Fray Luis, el Guardián que tiene manos de Gracia, cuya imagen, pese al hábide señor Obispo, manos ociosas, blandas y pá to, to, al enclaustramiento y a los votos, vivía den lidas hechas para bendecir; tropezará con tro del alma de Fray Lázaro. Mas no es Gran fraile octogenario que se lamenta de nooit cia, es Maria Mercedes, la hermana de ella. sino la confesión de los mismos pecados y que la que hace vibrar las pasiones, nacer. no, quisiera saber de pecados nuevos: se topara reaparecer el fuego oculto bajo las cenizas, reacon el Padre Provincial, cuya silueta firme, parecer el Mario mundano. inflamable, que larga y reunida, fija el autor con breves tra divaga y suplanta a Fray Lázaro que hubo de zos: platicará con Fray Rufino que se conquis sostener dura lucha, pues renace en él el amata la simpatía más que el conductor Fray Lá dor por excelencia.
zaro, porque viene a ser el prolongador de la Una escena, admirable por su sentido y sus leyenda de San Francisco: observará cómo consecuencias, narradas por el autor de El herFray Lázaro va llenando el ambiente mistico mano asno revela el profundo conocimiento y silenciosos del claustro con una nota diso religioso de él y la fecundidad de la visión del nante que brota del corazón trizado por el escritor. Fray Rufino culmina su renunciafracaso primaveral y del cerebro enfermo de miento total en una escena brutal; busca la ex ratos.
ella MALLA DE LLAMAS Envio de la autora. Santiago de Chile, junio, 1937 No pregunto al herido lo que siente.
yo mismo me convierlo en herido.
Wall Whitman ¡Oh! tu callado amar y tu muda pasión!
Malla invisible que teje murallas en mi (alrededor. Oh! los pensamientos tentadores alhajamiento de torturasY esa tu voz que me invoca sin hablar.
Palabra Silenciosa llanto a la distancia que no obstante, taladran mi valor.
En mi corzón ha echado raiz tu corazón. en un cerco de Melancolias nos acasalla la renunciación.
Trajeados de Lejanía, Coronados de Renunciamiento, y. tus manos imantadas en las mías; y. nuestras miradas fundiéndose eternas.
sión infantil. Sin embargo, ha encontrado, además, la expresión más justa de los grandes pensamientos. Ahí está su magnífico poema Oración de la Raiz, que creo puede ser el más imperecedero de sus ballazgos. Oh! el deshojamiento de los Miedos!
Nuestra desesperación, espada incendiaria, que pretende asolar la Via (Láctea: pero huyendo de nosotros mismos nos unificamos en una llaga de perfumes y Raiz, tal vez tú padeces; quizás en tu encierro te obsesionan visiones de cumbre. alas.
emoción, un pensamiento estimulante. este pensamiento siempre se advierte en el verso de Amanda de Amunátegui. Aún en la simplicidad de esas Letanías de la Madre: Tierra será mi mano que te escribe y la frente que envuelve mi pensamiento. Pero mi alma que te habla tierra nunca será.
Al terminar de leer sus libros nos hemos convencido de estar en presencia de un valor efectivo dentro de la poesía chilena. Su obra lleva un sello personal novísimo, de pureza espiritual. Esta nueva forma, libertada del estrecho marco de las exigencias métricas clásicas, amplía los horizontes de la potencia poé.
tica, y avanza por los auténticos caminos de la Belleza El espíritu cultivado de Amanda de Amunátegui, y, sobre todo, sus capacidades, nos guran un mayor rance en futuras obras.
Tiene algo que no se adquiere: una personali.
dad definida, y una madurez emocional de buena ley.
Aunque siempre. Siempre, mis manos imantadas en tus manos y tu mirada y la mia anudándose sempiternas, tal destilación en tu alma y en mi alma de los Espejos del Ensueño y del Mañana.
Pero la obra oculta de la raíz se traduce en flores, en selva y luego en riqueza material.
Amplio símbolo que nos hace pensar en otras raíces, raíces humanas, ocultas que, sin embargo, van gestando la civilización: acaso brazos de obreros, o labor escondida de sabio en su gabinete: Estas esencias son los suspiros de las raíces presas Toda verdadera poesía debe tener pen samiento director. Aquella idea de que el poeta canta como lo hace el pájaro, es errada: canto de poeta y de pájaro, tienen siempre una Sin embargo, a pesar del Ayer, del Hoy, y quizás del Todavía, en la Catedral de los espacios tu vibrar y mi vibrar como dos conciertos (afines se han desposado por los siglos de los Siglos!
AMANDA AMUNATEGUI