124 REPERTORIO AMERICANO cia on aptitud de comprenpo. El remordimiento es el derlo todo. Dichoso el que pudo TALLER fuego en que se quema el alma en la mocedad abrevarse en LOS ANGELES para salir sin mácula de la estas aguas porque éste 110 ilama, como Sita en el poema tendrá sed jamás LEITON Co.
hindú.
Reparación de Automotores El dolor nace de la relación de Contiguo al Teatro Moderno Cuando se resiste estoicalas cosas, del contacto con el mente el dolor que nos depamundo. Una llave para que el sado con alas por el Valle de lante de la salud. Ay del enran los hombres, veremos que dolor se destruya es destruir an Lágrimas, fermo a quien el dolor no le stus pequeñeces. sus odios, toda tes las causas que han de proanuncie que una parte de su su envidia por la gloria nuesducirlo. Los deseos de los hom Si el mismo hombre con cuerpo está maleada! Así el logrará hacer más saliente el tra o por nuestro bien, sólo bres engendran el dolor. Matar los brazos abiertos. tiene la remordimiento es el constante el deseo es haber procurado figura de una cruz: por los muecin que se asoma a la marco que ha de deslumbrarlos.
que no nazea la pena. Siempre pies surge del mundo del Va ventanil ventanilla del alma y está será mejor para la paz huma lle de Lágrimas; por los bra recordando al hombre su pe Ah! Pero por encima de todo na obtener la la experiencia de zos es el sembrador y el implo cado. Ay del culpable que no por sobre el turbión horrible, ida sin necesidad del rante a la vez; y por la cabeza tenga vigilante despierto que flote la Esperanza, como puente de la pena. Las lágrigri. que tiene la figura de los que le este recordando la en los bordes de la caja mitoinas enseñan, pero la manse cielos va a Dios.
de su mal! Porque en ella ha dumbre beatifica. Quien logra de purificarse como el otro ha Esperar! Esperar!
desterrar de su interior el inEl dolor se amengua con El dolor fisico es un vigi de curarse arreglando su cuerterés mundano de las cosas y la melancolia de la espera y se desliga de las relaciones Rogelio Sotela pronto se levantara la aurora que erean el dolor, habrá pade una paz profunda.
una vida la pena lógica!
San Jose, Costa Rica 10 El niño del San Cristóbal Primer premio en el concurs de Cuentos de Navidnt organizado por los pos de Santiago de Chile. Por ahi La soledad enseñón Roinnncho a ser reconcentrado. Mama no hahis conocido. Que murió, contabanle, antes de que el aprendieser andar. El padre era flautista en una orquesta de un restaurant lleno de luces de las calles centrales, Apenas principiaba a declinar el sol partin con su flauta bien enfundada debajo del brazo y no regresaba sino después del filo de la medianoche.
El mo iba creciendo solo. Unas.
veces, al cuidado de alguna vecina; las mis, teniendo que ntender por si mismo a los propios menesteres a los de su padre. cuando ya tenin bien regado y barrido el cuarto, e hirviendo el puchero en la cocinilla de hojlata, partia al San Cristóbal. Esos eran sus dominios. Conocia todos los atajos, las viejas canteras cerca de Ins cuales todavia montan la guardin retazos de muros de casas hace muchos años abandonadas: las grutas que formaron en los flancos roqueños Ins detonaciones de la dinamita; los rodados en que me dran los guarenes. Ins piedras en que las lagartijas toman el sol. El San Cristóbal era su mundo, y el se sentia el amo de las cosas y los seres que lo pueblan.
Amo, pero no rey: porque alguien conocia el cerro mejor aunque Ramuncho: to Lucas, un anciano alto, de ojos arcos y luegne barbas. No había mañana en que no lo encontrar el sol explorando las quebradas en busen de un perdido filon. El niño le scompañó muchas veces y, trabada ya amistad, que de lindas leyendas del San Cristobal no escuchara de sus labiosi leyendas nens que es una lastiina que los niños de ahora no conozcan. en esta noche de Navidud, Ramuncho iba. no. Yo no dire todavin su secreto!
El traje hace al caballero y lo caracteriza tes que se La ciudad estaba de fiesta. Cla veles y albahacas olian a Navidad en todas las calles, las voces de las cumipangs regocijaban el aires empinábanse husta muy alto los fuegos artificiales para derramar desde arriba la lluvia de sus flores luminosas, y era dulce como una canción de una el aliento de esa noche.
Más parlanchines que nunca, barbujeaban los niños en el patio de In cité, comentando jubilosos sus esperanzas: partirían unos al centro a contemplar la maravilla de las vitrina en donde los juguetes semejan peces fantásticos oscilan.
do en tm acnario de luz; otros pasuarian por la Alameda, entre los buxares, los puestos los puestos de flores y los de fruta nueva teva. Oh, la tentación de los duraznos redondos, pequenos, tornasolados y tan bien oliense hace agun In boca de sólo mirarlos! Los menos revoltosos se aprestaban a asistir a la capilla de las monjas cercanas, en donde entre nubes de nardos y arcadas de luces, se celebrarin la misa del gallo. tú, Ramuncho. dónde vas?
No. El no lo dirin.
Sentiase desasosegado. Ir a divisar las vitrinas, ir a la Alameda!
Eu ninguna noche del año son tan lindas, pero. Aquello sería más hermoso si fuera verdad. sus ojos escudriñaban, como si quisieran interrogarle, la mole del cerro que se alzaba alli delante, porque la cité estaba situada, precisamente, en ese recodo en que In meseta santinguinn, cansada de ser plana, toma alientos y se mars cha monte arriba, en busca de su madre, la montaña. No vas a salir, Ramuncho. Sí, más tarde. dónde?
La Sastreria La Colombiana De Francisco Gómez le hace el vestido en pagos semanales, mensuales o al contado Hay un inmenso surtido de casimires ingleses. Operarios competentes para la confección de trajes.
Cuidando de que undie siguiese sus pasos, partió de la cité y tomo el camino del cerro. Su almita fluctuaba entre la pena, in eaperanxa y la duda: quién sabe si no era verdad o ya no ocurririn el hecho que aguardaba. por otra parte, no tendria ni un regalo de Pascun; nadie se acordarin de comprarle una flautita para aprender tañer como su padre.
Comenzó In ascensión con pasos lentos. Qué bulliciosas se escuchaba la cindad desde el primer fuldeo!
Parecia un dragón de mil ojos, un dragon frritado y malévolo, bofundo en la oscuridad de la noche. Las bocinas de los autos eran sus resoplidos; las voces humanas, llegadas de quien sabe dón de, conservabati ecos de lamentos, Haga una visita y se convencerá Calle del Tranvía 50 varas al Este del Comela frente a Luis Vanni San José. Teléfono 3283