Carmen LyraJosé María ZeledónOmar Dengo

REPERTORIO AMERICANO 123 como Sin embargo, janto con ascender mas esas voces amargas se apaUna casa para la viuda e hijos existir una alegria conio es Las Inces que marcan la subida del gaban y sobre ellas en grato es de Omar Dengo Funicular, parecían la escala de cuchar el monotono saludo de las Jacob, y los focos de los caminos, ranas, el violín de los grillos y, venido de muy cerca, el murmuLa Comisión encargada de recoger fondos en Heredia guirnaldas de astros recien uncillo claro de una corriente de agua avisa que faltan unos 000 00 para completar la suma dos al mundo de Ins estrellas que bajaba cantando in ladera.
con que se ha comprado ya, una casa a la viuda e hijos ¡Navidad! Gloria a Dios en las de Omar Dengo.
alturas!
Dejando el camino ancho, interAhora nos toca a los amigos del ilustre finado en Despertaron alboronadas las diu.
nose por un senda que sólo el frecuentaba.
San José, y otras ciudades, reunir los 3. 000 00 que cas: luego los xorxales indieron su canto al fino trino de sus her faltan. Se abre, pues, la suscrición y el Sr. Garcia Monge ANE crecin Ia testina tupida y queda encargado de recoger los fondos que lleguen. manas; bandadas de tordos, de temblorosa como una somentera.
lloicas y de triles formaron un Anduvo algunos instantes apar Rep. Am.
25 coro de música aérea que llenaba tandola con cuidado, y de pronto Jose Guerrero 25 el espacio.
se detuvo. Miró hacia el cielo. Ya!
Octavio Jiménez 25 Alejandro Alvarado Quirós Un claridad de oro apareció 25 Ya las alcanzaba a columbrar.
Carmen Lyra tras la inontaña.
Porque era preciso subir hasta Salas Pérez 25 Se detuvo el Niño y dijo Ruun sitio en que se divisaran las Angela de Guerra 25 muncho: Tres Marias parpadeando sobre la Tomas Soley Güell 25 Jorge Ortiz Desciende a la ciudad y has frente de la Virgen del San Cris25 José Prada 10 como yo.
tóbal. Tal condición, aseguró el Victor Cordero Ilaminkronse In tierra y los cier viejo que no podia faltar. Vein José María Zeledón Brenes Carlos González los. Miró a todos lados Ramincho perfectamente las tres estrellas Manuel Obando 25 Su compañero ascendia en el pricomo si estuvieran inmóviles sobre VO mer rayo de sol, rumbo a su manla Virgen, y ésta, que iluminabu Eduardo Carrillo 10 sión celeste.
Ins sombras y bendecia con los Ramon Zelaya 25 XX.
brazos abiertos a la ciudad!
Llévame contigo. exclamo 20 Rafael Eduarte Ramuncho Ramuncho, como conocedor que Dr. Herdocia 25 Mas, los ecos del monte no reorn del cerro, tentó a su alrededor Francisco Montagne pitieron su frase, sino la del Niño: las plantas. No. Allí no crecian Leovigildo Arias Desciende a la ciudad y un abrojos ocultos entre la rubia enAlberto Moreno Cañas.
Didima Sánchez yo.
bellera de la teatina. ConfiadamenA. Boza Cano 25 te, entonces, se recosto en ella.
No supo darse cuenta Ramuncho Escuela Mercantil Manuel Aragón 25 Lecho mas tibio y perfumado no de cómo se encontraba en el mis.
50 Sr.
habis conocido jamás. Aun conMario Fernández mo sitio en que había percibido servaban calor y fragancia de sol por vez primera las Tres Marius los finísimos tallos! Quién pensaría, brillaudo sobre la frente de la al mirar el San Cristóbal desde la Virgen. Estaba de pie en su lecho conversación, y alcanzó a divisar no; ver qué milagros semilla es ciudad, que de cerca tuviese tani de teatinas y habia salido el sol después que, con infinita suavidad, pareia por el monte. Le volaban acogedor regazo! Las tentinas creExtendid la diestra, tal como la Virgen descendin de su pedes los pies. Su cuerpo se hizo tan lo había ensenado el Niño, en nm.
cian ensi tan altas como Ramun tale inclinandose hacia el bosque livinno que sentinse arrebatado plio ademán de sembrador. En la cho, deserto que al ser holladas cillo de pinos que le sirve de como un soplo en el aire de in maravilla del tbn, enda pionchio por su cuerpo, se arquearon for esonbel, depositaba blandamente en noche pascual. Ya estaba en In mándole un dosel tenue y dorado.
de la montat adquirió relieve y Arriba, el cielo estaba clavetendo el suelo u su Divino Niño.
zona de lux del Niño Dios. Prefulguró como brasa de un intenso Lo que aconteció en seguida fue senció may bien como llevaba el de estrellas encendidas en todos incenario. La atmósferu se torno los ámbitos del axnl, y abajo, la inesperado hasta para el propio brazo hacia el pecho y luego lo tan pura, tan clara, que permitió Ramuncho. No Lucas le había di apartaba en ademán de sembrador: ciudad, vista desde allí, era como contemplar todo el valle con sus cho solamente que en la Noche pero lo que arrojara al camino, la otro cielo con otras tantas estresementeras, el río que deslizn sus Buena un Niño Jesus aparecín en milagrosa semilla, ésa no la Velu.
llas fulgurantes en la oscura con los brazos de la Virgen del San Niño Dios! le dijo implorante anillos de plata al bordo del cavidad de la noche.
ondulada falda del San Cristobal, Cristóbal; pero esto que ahora es dime lo que siembras y la ciudad que parecia un gran ¿Serían yn las doce? Porque lo taba presencinndo, seguramente, Le miro al Nino asi deben minido fabricado con hojas, con raque el anciano aseguraba debia el anciano no lo habia visto nunca. Tar las madres cuando vienen it acontecer en el preciso instante El Niño hubin echado a andar mas y guijarros en el materno ellas sus hijos pensó Ramuncho.
en que las esquilus anunciaran el regano de la tierra.
por las laderas del espero cerro. Asi con tanta ternura y tanto nacimiento del Niño Jesus. Al caminar, extendit la diestra amor!
De sterte que no era un Furun, Tendido en el lecho de textinas, en igual ademán que los sexo brat. Hax, como yo. fue toda la que bastaba obedecer al Niño Ramuncho, cuidando de no hacer dores. Alguna alforja que Ramon respuesta arrojar la invisible semilla para raido, esperaba. esperaba cho no divisaba debía llevar junto he aqui que Ramuncho a la que el mundo apareciese traustignDe pronto, el aire entero se es su pecho, porque acercaba su vera del Niño aceron también tremecio, cual si la voz de una cam mano hasta el corazón y Inego la mano al lado del corazón, y luego Bajó a la ciudad. De presó, en el pana grande como el mundo, vibra extendir con amplio truxo, come la extiende en noble gesto. siente descenso, cortó un tallo de cañas, ra en el espacio, y todos los si arrojara sotillas a su alrededor. que junto con brote flores entre fresco con el rocio maananero. Lo murmullos de la noche se volvieron cada paso del Nivo florecia In los guijarros, su corazón se aligera acercó como una tanta a sus lacantos. De una de las Tres Marias, tierra, y hasta en los intersticios de toda penn. Repite su ademan.
una tonada más hermosa descenció algo muy luminoso que de las piedras asomaban brotes. Los abrojos deponen las crnoes de que todas cuantas habla oído hasta cruzaba el cielo y venia a posarse Los retamos cuajábanse de mari sos panxantes hojas los cenesios entonces, se extendió por los flansobre los brazos abiertos de in posas media la topatopa sus ju abren sus corolns semejantes a cos del monte y fue a confundirse Virgen. Eru un Niño! Era el Niño 9050s capaehitos, la verbena sil doradas margaritas; lo espinos con los primeros ruidos de la ciu Jesús, que había nacido. No le vestre exhalaba su primorosa abatenus púas sus flores se dad que despertaba.
habin engañado el anciano! Ho Iragancia. El Niño seguia, repi encienden como chispus arranca Las gentes de la cité que le viesanna! Hosanna!
tiendo a cada puso el mismo nde das del sol ron llegar y su padre que lo es Vein Ramuncho como el rostro män. Las estrellas maravilladas Andaban el Niño del cielo y el perala ansiosamente, al or los que la gente cree inmóvil y de se acercaban a la tierra min gran de la tierra juntos, sembrando in ones de in finuta sintieron que piedra sonrein; por un instante, des y mis luminosas que nunca. semilla invisible Nunen experi todas sus cuitas y sus pers se Madre e Hijo se miraron cual si Ramaneho no pudo contenerse. menturn Ramoncho felicidad se iban legjon, aligerando de su furdo sostuvieran una extraordinaria Corrió. Queria llegar cerca del Ni. mejante. No sabia que pudiera el corazón rado!
bios