REPERTORIO AMERICANO 219 Poesías de Carlos Mondaca De to obra Hecarieto. Poesins. Santiago de Chile en permite a tu siervo que sufra sin consuelo con todas las tristezas de que sembraste el suelo: Que caigan, Señor, todas sobre mi. sin perdón.
Pero, Señor, ninguna sobre su corazón!
Oración Elegia la memoria in mi made ¡Dios te salve, hijo mio, portador del dolor. Dios te salve, hijo mío, redentor del amor!
Bendecidas tus manos virgenes y olorosas.
albas manos de arcángel que van sembrando rosas, Manos leves que, cuando me tocan dulcemente, me hacen pensar que el cielo me besar en la frente.
Bendecida tu altiva cabecita inocente donde Dios ha posado su mirada clemente, Tan llena de grandezas, tam nimbada de luz.
como la cabecita del pequeño Jesús.
Bendecidos tus ojos misteriosos e inquietos que quieren adueñarse de todos los secretos, Tus pupilas que tienen claror de luua llena, profundidad de abismos. pureza de azucena: Tus ojos que me miran, y curan mis heridas, y me lavan de todas las manchas de la vida. Señor! guarda en tus ojos ese mirar divino. Presérvalo de todas las sombras del camino!
Hazle, Señor, la gracia que siempre pueda verte.
imás allá de la vida, más allá de la muerte! Bendecida tu boca que huele a fores nuevas: y tus labios en donde mi sed de amor abrevas: tu voz donde cantan como un himno profundo todas las armonias que ruedan por el mundo!
Tu voz que me parece que viene de tan lejos! me trae perfumes, colores y reflejos. Señor! que yo la escuche cuando me esté muriendo, y asi me iré del mundo consolado y sonriendo! y el rumor de tus pasos que resuena en mi oido con música de brisas en un huerto florido! el rumor de tus pasos que era como un latido que yo escuché, mucho antes de que hubieras venido!
Tú cruzarás la tierra por sendas florecidas con las rosas de sangre de mis plantas heridas.
Sé bendito por eso! Porque harás el camino que yo 110 pude hacer. Me lo impidió el destino!
Bendito tu, hijo mío, que verás tiempos nuevos que yo no vere nunca, y en la conciencia llevo!
Se bendito, hijo mío, porque en fu ser encierras todas mis esperanzas del cielo y de la tierra!
Vencedor de mi muerte, sé por ello bendito!
Tú eres mi afirmación que lancé a lo infinito!
Gracias, madre!
Por todos los dones de tu corazón: por tu sauta emoción: y por la exaltación y la pasión!
Por tu espíritu de fuego y de luz: por tu amor de Jesus: por tu ansia de la cruz: y por la excelsitud de tu virtud. Gracias, madre!
Por la inte del vivir: por la belleza de sufrir; por el encanto de escuchar, por el milagro de mirar y la amargura de pensar! por la angustia de querer, y no alcanzar: y por la gloria de caer, y levantar: y de creer, y de esperar! Cristo te dijo. Sigue mi camino. fué la santa ley de tu destino.
Abrizate a la cruz de mis amores! te abrevaste en todos los dolores.
Tu vida fue más pura que una estrella: Dios se miraba reflejado en ella.
Tu pensamiento era como una fuente que manara de Cristo, eternamente.
Tu carne enrojecio bajo el cilicio: y te vistió de blanco el sacrificio.
Te coronó de rosas el Señor: y te cinó de espinas el Amor. Guardamelo, Señor! Conserva su existencia, que de este vivir mio es la flor y la esencia!
Llévalo por tus vías: hazlo bueno y humano, Señor. por las heridas de tus pies y tus manos!
Cúbrelo con el manto de la santa esperanza, Señor, por la corona, por la cruz y la lanza!
Libralo de los malos dolores que me hicieron por la hiel y vinagre que, al espirar. te dieron!
Hazlo grande y altivo, Señor, sincero y fuerte, por todos los tormentos de tu pasión y muerte! ahora. Madre, en la infinita noche de nieve que llegó tu corazón ya no me grita sobre el abismo del terror.
Ya no se posen en mi frente tus manos, que eran el perdón. El sol de Dios secó la fuente.
la fuente de mi redención.
Ya no me alumbran el camino ni tu mirada ni tu voz.
Voy tropezando, ebrio del vino.
con que la vida me abrevó.
Ebrio del vino de la muerte que, envenenando hasta el Amor, mue va arrastrando como inerte por los caminos del dolor. En la lejanía más vaga flota una dulce claridad.
Es una estrella que se apaga: es un recuerdo que se va.