REPERTORIO AMERICANO 373 Yo vine a ti, Natura, sin miedo ni prudencia, te di mi razón integra para virtud y mal, y tuve por bien solo, por única conciencia, tu espiritu impetuoso de astucins de animal Cual flor do liba mieles la abeja en In floresta mi vida se difunde en cánticos y aromas, y mi alma montutinn es como henchida cesta en que te traigo ramas y en que te ofrendo Ipomas.
Será largo el crepúsculo.
Será largo el crepúsculo. Ya va creciendo el din.
Los rumores diurnos huyen y se dispersan; sorprendidos los árboles no ven llegar la noche siguen despiertos en la tarde blanca, y piensan.
Los castaños, al aire denso, cuando un oro, sus perfumes exhalan y parecen oirlos y nos dn miedo andar, mover el aire tierno, para no despertar los aromas dormidos.
Canto para que sepan.
Canto para que sepan, cuando en la sepultura cuorma, que a todo goce mi pecho dio cabidn, y para que mi libro diga a la edad futura que amo con amor grande mi corazón la vida las gratas labores del campo nunca extraña, encanto de mis ojos fué la Naturaleza, porque el agua y los prados, el sol y la montaña, nunca, como en mi alma, tuvieron más bellen, Lo que he visto he cantado, todo lo que he sentido, dolor, pincer o angustin del almn atribulada, porque vencer anhelo las sombras del olvido, y después de mi muerte quiero ser más amada para que un mancebo leyendo lo que escribo evoque en mis estrofas mis ideales huellas, y olvide a las que ha amado, y absorto y Ipensativo.
vida me dé en sus sueños y me prefiera a ellas, Trail de Le dreinina Sumisa cul in onda donde un árbol en frutos retlejn sus encantos, yo conoci tte med que despertó en las almas de seres y de brutos la graciosa impaciencia y el divino querer.
Vienen de la ciudad sordos cos lejanos.
El polvo, levantado por un soplo del viento ideja el árbol agónico, triste, que revestin.
y otra vez che, pausado, sobre el camino quito Entre mis brazos viva palpitas job, natura! un día será fueran na ver la luz del sol, y que vaya a una patriasin viento y sin verdura donde jamás exista ni claridad ni amor.
Vemos un stia y otro, por costumbre, el camino que impasibles cruzamos en tantas ocasiones, pero no se que cosa cambia en mestra existencia: ya nunca más tendremos el alma de esta noche.
Trade González Martinez Trail Dinnesto Leyendo una vida de John Keats Da Lechura Dominicole Bogotá ne el 16 del tomon curse MERTOS sus padres, Kents apenas en los albores de la pubertad, anhela huncer sus estudios en Oxford, Masalli está el tutor para impedir los deseos del papilo.
El abrupto Mr. Richard Abbey Jubín resuelto que John estudiar el oficio de ayudante de cirujano.
Entre drogas, compresas mal olientes debía vivir aquella naturaleza exquisita, predestinada sentir ditt ante los mármorotos del Partenón, que Lord El kain babin pasado de Atenas Londres, la ención creadora que elevarin su espiritu las cimas abismos VABON les stud de Mercurio el último beso mientras las margaritas florecian sobre su tumba.
Próxima se bunlaba la hora en que su espiritu debía recibir Ins influencias de Shakespeare ΕΙ nu men de Shakespeare lo conduce al través de mundos inexplorados, de que se se abren se cierran sobre nuestras almas. Otro poeta, Spencer, despierta en Keats la necesidad de crear cas Radioso lo encuentran sus amigos en los años de 1816 y 1817 Un pintor o un escultor, escribe Georges Felton Matthew. lo hubiera tomado de modelo para un estudio de arte griego y le hubiera dado la actitud radiante sobre una colina que se desfacase en el cielo. Haydon, pintor que lo trato intimamante, dino me Kents to el unico liombre que el conocieru, además de Words worth consciente de su alto destino. En las horas de meditación pareciam sacerdotis délica que evocaba visiones.
Solin Kents hacer escapadas al campo para embriagarse de tres cara matinal, de aire aromndo, de luz de cielos indeficientes. Corrin por los senderos silenciosos, alum brados por los rayos triviales tre paba a las colinas doradas por el sol de in tarde, se complacia en mirar los árboles eargados de to res oir el canto de Ins aves. En esas horas el preto Kesta era un verdadera dias (tenis tants de pagano como de romantico) rebo sante de alegrin. Paronia buscar en las greitas en las montañas, en nemorosos retiros los dioses antiguos, Sentin lo anal analma y deseaba volar. Como Ariel, pensabn siempre en las alas. Para quien ha permanecido escribió Keats mucho tiempo en la ciudad es dolcisimo lundir sus miradas en el cielo libre y elevar en oración su alma entre las sonrisas del firmamento azul. Embringudo del humor de los bosques, de per fumes errantes, aléjnse de LonHuérfano, dice Erlande, siente Kents a su alrededor el vacío, y tome ya la antipatia de su tutor. Considérase jefe de familia, pues sus tres hermanos, Tom, tan delicado, Georges y Fanny tindran que contar con él. El buen juicio y In probidnd, heredados de su padre, lo presentan Ins costs tales como son. Adivin la lucha que se le espera, y se prepara a ella con valor tonitiendo por una fuerza oculta, que se llamark genio y que ha despertado en las profundidades de su alma el conocimiento del dolor. Lee sin método, avidamente cuanto le ene bajo sus ajos los como se batin disputa ba en la escuela: por necesidad de su temperamento, enseguida por el deseo de embringarse. Siente deliciosamente lo que más tarde experimentaria con honda inten sidad cuando, después de haber abierto por la primera vez el Homero, de Chapman, comparase a si mismo con un soberbio sonoto al vigia del firmamento si un nuevo astro sorge ante sul vista, o Cortes. silencioso contemplando el Pacifico desde lo alto de an pico del Darién. pesar de que en el espiritu de John se hallaba in luz desco necüla, pronta a revelarse, el adolencente sometioce al aprendizaje de cirujano. Fastidioso era el oficio.
Jolen keats Tenía que limpiar la botica, moaños después de la premature ler drogas, preparar unghentos y muerte del poeta, pasajero en un emplastos, lositicar las porciones, mundo de contradicciones, los inpegar las etiquetas en las botellas gleses. que suelen sentir remory en Ins cajas, seguir a su patron dimientos) se apresuraron, en y tener un caballo en Inpuerta tre ellos algunos de los que no a los clientes. Lindo oficio para el lo habian amado, a recoger euanque habia de sentir la llama de tos datos los fuera posible acerca Orión sobre sa frente. Pero Keats de la vida y andanzas del pobre se sometió al aprendizaje de ciru Kests. Entonces supieron de labios jano. Llegó a sor, poco más a de su maestro que los meses en menos, un experto, que nunca que hahin permanecio consagraquiso ejercer la profesión adqui do al aprendizaje de la cirujin rida. Con todo, aquellos años de habían sido de los más tranquilos sometimiento a trens de un deber en In existencia del divino pasacotidiano, produjeron beneficios jero que recibió un dia de la be en el espíritu de Kents. Pocos lleza, transformada en la muerte,