Violence

148 REPERTORIO AMERICANO un ritmo de eternidad.
Vuelve, teñido de arrebol, limpido de lira y de agua, ver forecer el sol, en los lagos de Nicaragua Toda La tierra esti prenada de dolor tan profondo que el sonador, imperial meditabundo sufre con las angustins del corazón del mundo.
Sale solo a la media noche a gritar con el mendigo, con el encuentra abrigo en el atrio, bajo un coche.
Dinloga con la lechuza que sorbe tiniebla y duelo en el misterio chinpuza Bu vuelo clanin junto al rosal por la juventud perdida, mostrando al polvo la herida de los colmillos del mal.
Veinte pueblos ha estremecido la flauta del trishumante, El tiempo, ya todo oido, lo sigue en perro acezante.
la gloria del crepúsculo.
La nostalgia del paño y del beso.
El agridulce lar minúsculo, incitando con el regreso Vuelve a mirar al Momotombo.
Recostado en el cielo violeta el monte de que oyera otro profeta Humberto Tejera México, Den En la gruta de sombras, corre el eterno rio maravilloso y bravio.
La subterránea liniu sonora, reflejo de eterna aurora.
La fuente azul, clara y ardiente.
que beben los bardos del continente. de Netahualcóyotl a Rubén Darío.
por fin la prenda la manta única que le oros y gastar VOZ para llevar la ni su QUEL camino se hacia inLa linea divisoria como a estas reflexiones terminable. Los pies de se hubiese añadido en las Antolin estaban linchados. jer le había obligado a aban una torre. Pero el hombre, ultimas semanas la desaparimonstruosos. El hombre temia donar sus terrones queridos a fuerza de estudiar ese acto ción completa de la traidora por momentos no poder ya y su idioma, haciéndole per y sus dar un paso más: pero la reconsecuencias, habia mujer que se habia mofado solución que habia tomado era der después cuanto tenia, trai podido llegar a la conclusión de él. Antolin, decidido, enro118 cionándole, vejándole, tortufirme, y ella, como un cayado rándole minuto a minuto. Du cadáver de un extranjero arroclarisima de lo que seria el de roble, como una sólida mutras de acomodada ya en los leta, le sostenia, llevándole para él habían sido como siete cindad inhospitalaria. La vihombros unas cunnsobre aquellas ve Veredas, extransiglos. la idea del suicidio del odiadas, jeras y muerto, tas monedas en algunas exiél iba que gato que es había ido germinando dentro retira retirado a puntapiés para que guas provisiones para el viaje, cruzando por última vez. Me da de su cerebro, como semilla se lanzó camino se vería en el puente de su ya y que brota en un campo bien so. le venia a las mientes Al principio, sus pies estupatria. la mitad de a. pre regado. Un día la semilla No: cierto que la marea de viaron ágiles y pudieron salvar distancias enormes en cisamente, estaba la linea difué ya una planta recie; en pujado hasta los últimos poco tiempos después la tor visoria. No haria sino cruru al igual de un árbol. cuando escalones: mas le quedaba la zarla, dar unos cuantos pasos hacia ese árbol movia el follaje, dias llevaban ya de marcha el lado de la tierra Antolín, como un loco, salia natal, pedir a ésta perdón por a la calle buscando maneras injusticia; le quedaban los pies El hombre parecía un especle su cobardia para cruzar esas tierras impías tro: sus plantas, heridas, de encontrar la muerte. Se y abandonarlas. Pero su cuersostenian con gran trabajo.
carga de la desventura, y en arrojaría debajo de algún ca po inerme, su cadáver, cómo Pero ya, ya el suplicio iba seguida, ràpidamente, antes rro. Se dejaria caer al paso podría defenderse de los ula terminar bien pronto. Los o de un tranvía. Se lanzaría trajes. No: había de morir.
peñascales comenzaban los viandantes pudiesen impea presentarse a uno y otro lado dírselo, salvar de un al abismo desde alguna peña? ciertamente, pero no dentro salto ¿Se tiraria desde lo alto de el pretil de cal y canto, y del perímetro odiado.
del camino. Dentro de unos minutos.
arrojarse al río. De este moAntolins se detuvo como para do. su cadáver quedaría en escuchar algo que interrumpia la odiada tierra donde tanto El traje hace al caballero la calma. Un estremecimiento había penado. La corriente y lo caracteriza le agito con violencia. Perciempujaría su cuerpo hacia la bíase no lejos el rumor orilla amada, y allí, prendido una corriente. Si. cabia entre las gigantescas raíces La Sastrería duda alguna: era el rio. Ya de los árboles, que se tejian tan sólo unos minutos más de en maraña espesa, quedaría marcha, y habría salvado las depositado, hasta que algunas peñas del recado. esas giganpiadosas manos le recogieran tes piedras que ocultaban el para darle sepultura en la puente, la arboleda, el paisaje De Francisco Gómez tierra patria.
Hizo un heroico esEl proyecto estaba planeafuerzo, a correr para do con detalle. Antolin lo hale hace el vestido dejar de pisar cuando antes bia previsto y meditado todo.
la tierra aborrecida que tan Eran los últimos esfuerzos a en pagos semanales, mensuales mal le había tratado. El infeque la vida le obligaba, y o al contado liz, después. jel olvido y el descojeando, tropezando aqui y cayendo allá, semejaba un canso! Tales eran sus teorias Hay un inmenso surtido de epiléptico, empujado hacia el y planes.
casimires ingleses. Operacamino por la idea de una El hombre, mientras arrasvenganza.
traba los pies, hacia el recuenrios competentes para la Bien pronto llegó a la pun to de aquellos siete años pa confección de trajes.
ta del peñascal.
sados en tierra extraña, bajo Como velo que se descorre el dominio de la pérfida muHaga una visita y se convencerá el puente, el río, la aldea, tojer, extranjera también, que do se le puso delante. HubieCalle del Tranvía presentado ra querido detenerse para sa en el valle natal donde Anfrente a Luis Vanni ludar con una larga mirada tolin labraba quietamente sus el paisaje no olvidado nunca: tierras, para venderle un caSan José. Teléfono 3283 pero temió que la fatiga lo riño falso, induciéndole a tomatara antes de tiempo, hamarla por esposa. Aquella muciéndole caer, para no levanY La Colombiana patrio.
y se dio un din se había puen que 50 varas al Este del Cometa