Violence

REPERTORIO AMERICANO 227 Una vez el cuerpo, hacién gruesa: Geo.
UNA tarde de principios de invierno, en Un ladrón y su mujer habil, alegre, despreocupado. Lo habian aquel pueblo del sur, una mujer apadetenido en la estación de ese pueblo reció ante la puerta de la cárcel. Era De la cha El Delincuente. Sociedad Chilena de Eitici en los momentos en que pretendía dejar nes Santinco de Chile 1900 una mujer joven, alta, delgada, vestida Al autor. much as por el envio to u tan bello sin su repleta cartera a un respetable de negro. El manto cubriale la cabeza. altimo libro caballero, y a pesar de su wire de indigy descendin hacia la cintura, envolvien nación, de su chaquet y de sus protes.
doln completamente. tas de honrades, fue enviado rectamente El viento, que largas zancadas recola cárcel.
rrin las solitarias callejuelas del pueblo vex que se hubo cambiado de roceninle la ropa contra el pa se sintió otro hombre y se paseo loin ver más alta y delgada.
con aire de importancia por el calabozo.
Tenía la piel blanca los ojos claros.
Mañana vendria su mujer, haria algunas Estuvo un un largo rato mirando la viediligencins, gastaria algin dinero y se ja y torcida puerta de la cárcel. Detrás geramente lo pondein en libertad. El code la reja, más allá del ancho corredor, nocia el sistema un gendarme con aire aburrido se paseaDos horas después, los presos fueron ba con sn carabina ad hombro. Por fin, sacados de sus calabozos y lleva los al la mujer avango y entro decidida. Lleratio. Antes de las ocho era costura bre vaba un paquete colgando de la mano pasar lista de los detenidos. Esto servis izquierda.
también como recreo para los reos. Qué quiere? preguntó el guardia, Apenas llegó al patio, el salteador interrumpiendo sa paseo.
Fortunato Garcin, condenado a un inte Quisiera. dijo la mujer, pero en ga condena, se acercó a él y le dijo: el mismo instante el gendarme grito con Pancho, aye bien lo que te voy a voz decir. Cabo de guardia!
Habla. Que pasa. respondió una voz delgada desde el interior. Oyemesin mirarme. Cuando pase por யர guardia de relevo, los hombres Aquí hay una mujer que quiere. de mi cuadrilla se echarán encima de empezó a decir el soldado, pero como no los soldados y les quitaran las carabinas.
supo que agregar, se encogió de homSeguramente habrá tiros hasta para bros y recomenzó su paseo.
regalar. Mientras Mientras tanto, yo me correre Apareció un vejete chico, delgado, de hacia el fondo saltare in muralln bigote blanco vestido de uniforme, con que la gorra torcida sobre la oreja y un gran da al rio. La fuga está preparada nada más que para mí, pero si quieres eser manejo de llaves en la mano parte, sigueme. Si la treta sale bien. Qué quiere, señora. preguntó con nos podemos ir muchos. Entendiste?
voz amable. Si, gracias La mu mujer se se acercó a la reja. No me des las gracias todavia, por Huy aqui a preso que se llama que es muy posible que si la cosa sale Francisco Córdoba?
mal nos peguen um tiro. Atención. Francisco Cordoba? Espérese. resAl principio. el proyecto le produjo un pondió el cabo, rascandose la cabeza poco de miedo Pancho Cordobu. El no inclinando más con este movimiento la Manuel Rojas, era hombre de tiro ni de situaciones trúgorrilla sobre la oreja. Francisco Cór.
cxwelente cuentista chileno gicas. No le gustaban las emociones demadobr. Si. Uno delgado, moreno, de bigote.
siado violentas. Pero, pensandolo bien. Si.
el asunto no era tan terrible y todo depenmañana upondió el cabo, abriendo la puer dia del modo cómo se aprovechar el tiempo. Yo la mujer de él y quisiera verlota y entregando al preso el paquete y el Observarin el desarrollo de los acontecimientos para entregarle una ropa que le traigo.
y si las circunstancias se prestaban se mar Um! Ahora no va a poder verlo. Es muy. Muchas gracias, cabo.
charia lo más rápidamente posible.
tarde. La ropa puede dejarla, con confianza. Abre el paquete en ti presencin.
Pensó inmediatamente que su desconociyo se la entregare. En seguida miento de la región era un obstáculo para sa estos veinte pesos.
El paquete contenis ropa interior limpis. El fuga y buscó, entre los hombres que lo rodea¿Quiere mandarle veinte peso? May bien. cabo echó una mirada de rejoy cerrando la handguien conocedor del terreno que Démelos. No tenga cuidado, señora agregó. poerta del calabozo se fue pudiera guiarlo y acompañarlo.
risueño viendo que la mujer dudaba Entre los presos habia dos indios arnaca Pancho Cordoba dobu, contento, cantando de Sí, tome dijo olla de goxo, empezó a a cambiarse la ropa. Su munos mocetones fornidos altos, macin, con Si quiere hablar con él venga mañana denados a varios anos por un robo de animajareita habia venido, trayéndole ropa limpin les. Se acercó a ellos y en breves palabras les temprano.
y dinero, Tan linda y tan fiel! Desde donde puso al corriente de lo que se preparaba Buenos muchas gracias IN llamara, por muy lejos que estuviera, venin comprometiéndose ellos llevarlo consigo y De nada, señora. Vaya tranquila. siempre a verlo. Ni una vez faltó al reclamo no abandonarlo. Conocin la región como sus Todavía no habia salido, cuando el cabo, de su hombre en desgracia. Se enterneció propias tuen.
dándose vuelta hacia dentro, grito con voz pensando en ella, tan seriu, tan humilde, tan En cuanto me vean correr mi, síganme maternil, siempre sin quejarse, llena de soli les dijo Pancho Cordoba con aire de jele. Francisco Córdoba!
citud y de atención Sin embargo, le queda una altima duda Eh respondió lejos una voz que ella Pancho Córdoba en un hombre delgado. No seria un estupidez exponerse recibir conocia; la voz de su hombre.
moreno, de bigoto negro. Vestin siempre muy un tiro, ya que su causa no era grave y podia Se detovo, con la esperanza de ofrla de correctamente. Era un poco sugador y otro salir de un momento a otro? mujer?
nuevo, pero ningún otro grito salió del fondo poco ladrón, poseedor de mil manas y de mil Estaba pensando en ella cuando apareció aquellas murallas húmedas.
astucias, todas ellas encaminadas al poco abandonabu la guardin. Pasó por delante de en el patio el pelotón de gendarmes que. Francisco Córdoba!
loable fin de desvalijar al prójimo. Qué es. Qué hay, mi cabo? preguntó el preso.
los presos desapareció por la puerta que lo que no sabian hacer las manos de Pancho Toma. Tu mujer ha venido a verte y te daba hacia el exterior. Inmediatamente entró Cordoba? Desde jugar con ventaja al pocker, el otro grupo que cubriria In nueva guardia manda este paquete y estos veinte pesos. al monte o brisen, hasta extraer un billete. De voras, Apenas los soldados llegaron a la mitad del cabito? por qué no me de Banco, por muy escondido que estuviera patio, ano de los presos cerró la puerta y los deja hablar con ella?
en el fondo de los ajenos bolsillos, todo lo demin se echaron anlinndo encima de los Ya es muy tarde. Vendrá mañana en la hacia. Era un verdadero pájaro de cuenta, nuevos centinelas. Gritos de violencia y que. qué dinero.
estentorea: