172 REPERTORIO AMERICANO Poesías de Fela de Carbonell Todo el júbilo de la Tierra que grita, canta y rie.
Ser.
Ser una mariposa Una nube Una ola del Mar Mariposa: Volar Poder perderme entre el cielo y la tierra, Acercarme al oido Agua de los charquitos de la calle rural, donde los perros van a hacer sui tocado matutino: Enferma de neurosis suenas.
que serás en la noche el joyero de la reina de Saba.
las flores a decirles el secreto del Sol San Juan, 30 de julio de 1921.
Señor Garcie Monge, Mi distinguido amigo: San José, Costa Rica.
Quizas no conozca usted a la poetisa Fela de Carbonell de quien hoy le enolo un precioso manojo de persos. no ser conocida en Repertorio Americano es permanecer casi ignorada de nuesAmerica castellana que, como esa de hosted sca palenque tan amplio, tan lucido, fan selecio para el arte, la ciencia y la alta política de nuestra raza.
He podido observar que de la Perla de las An tillas, la América no conoce sino a los poetas que han vivido en la Habana, centro de cultura tan elevado que sus ciipulas fulgurantes roban la vista de toda la Isla. Esta que hoy tengo el honor de presentarle es de Santiago, la antigua heroica ciudad del Oriente de Cuba, donde los varones siglo último nacian centauros para su guerra de Independencia, y sus hembras, bravas amazonas, no obstante la esbellez y delicadeza del cuerpo que las hacían parecer ninfas.
No quiero decirle elogios de la poesia de Fela de Carbonell: su gracia vaporosa y ondulante, su atrayente ingenuidad, sil aristocrática senci llez, el decoro de que están revestidas sus imdi genes más atrevidas, prestonle un sello tan atraeste. de simpatia lo que induce a colocar a Fela de Carbonell entre los mas finas y deliciosas pable admiración foda llena de sucoidades armonias.
Fabio Fiallo después.
Dormir el sueño largo sobre la hierba fresca, que también sabe el secreto del Sol.
Nube: Vagar Viajar en los brazos del viento.
Agua que vas cantando a orillas del camino, hija del aguacero: te llevas todos los besos de la yerba fresca que decora los bordes del sendero.
lumensidad del Mar. Agua salada!
Agua amarga.
estás llena de pasiones. Eres un corazón inmenso Ser ligera que odia o ama? dorarme con los besos del Sol.
Asistir a las fiestas del Ocaso.
y después En la noche callada y misteriosa, tus manos, mariposas ebrias de olor y miel.
Yo me acerqué a tus manos.
Yo me acerqué a tu pecho, concha de nacar era, mi frente, blanca perla, en ella sepulté.
La noche era propicia. Como un fulgor de estrellas en el mar de tu alma radiante penetre!
Tal vez el corazón de este planeta! es por eso que tienes todas las pasiones humanas.
Agua del mar jamarga, como las lágrimas!
bajar trcmulamente hasta el cáliz fragante de los lirios, para al amanecer convertida en rocio, ocultarme en los labios del Sol Ola; Cantar Cantar las canciones del Mar.
Adornarme de espumas y ver el cielo azul y las nubes viajeras reflejarse que bruñe el Sol en el trémulo espejo Agua, hermana de la Tierra Agua quieta del remanso: ojo lleno de melancolia que por mirar el cielo dilatas la pupila.
Agua, regalo de las nubes: peine de cristal con que la lluvia la cabellera alisa de los bosques y engalana la Tierra para las fiestas de la primavera.
Agua de los manantiales: lágrimas que surcan sus mejillas.
Hilos de plata que enjoya la luna y estallan como besos entre los labios de la piedra dura.
Agua de los torrentes. explosión de alegria! después Una noche de luna acercarme a besar las arenas brillantes de alguna playa triste y expirar Esperando que cuando llegue el dia, en sus brazos dorados, me lleve el Sol.
La espera Amado, amado, tu collar de besos aun tengo en la garganta, mis párpados se van cerrando lentos y en silencio se cierran mis pestañas, por guardar el recuerdo de tu rostro que en los ojos llevara.
Amado, ya la luna tiende su albo cendal de plata, la noche va cantando dulcemente una canción extrana, y hasta la hierba que en silencio crece en esta noche canta.
Aun siento palpitar entre los dedos los ardorosos besos que les dabas: sortijas primorosas que ponías para enjoyar las manos de la amada, y dejarle el recuerdo de tu boca y el anhelo de tu alma.
Hay en las ramas del laurel vecino que a veces juguetea en mi ventana, chocar de picos que parecen besos, suave rozar de alas, y arrullos que semejan los suspiros de un alma enamorada.
Amado, ya la noche que me envuelve, me tiene toda helada, y la luna al posar en mi sus besos me tiene toda blanca; ya apenas siento la caricia leve de la brisa que pasa, y queriendo jugar con mis cabellos al oido me canta.
Amado, de las ramas que se acercan a besar mi ventana, me llegan como un halo contagioso de suspiros y lágrimas, y si al pensar en ti mis labios rien, tal vez mis ojos lloren, porque tardas, Como un fulgor de estrellas Quisiéramos defender la continuidad en el Yo me acerqué a tu boca temerosa y cohibida esfuerzo, sugerir el sentido del respeto a las y te ofreci mis labios para calmar tu sed; nuevas generaciones. Niveladores seguin tenera una clara noche llena de melodias dencia jacobina, renegamos los americanos de en que el amor hacia su profesión de fe.
los maestros y no aceptamos jerarquias. y.
Yo me acerqué a tu boca sin embargo, sólo del esfuerzo concorde de Yo me acerque a tus ojos radiante de belleza, berante robustez, una cultura apenas secular.
todos nuestros escritores, podria derivar exuexquisita y fragante como una rosa te; me envolviste en el pálio de tu mirada inmensa, En vez de aniquilarnos en pequeñas querellas, levantemos sobre nuestras brillantes rebeldias y toda mi belleza temblando te brinde.
Yo me acerque a tus ojos.
el culto de la justicia intelectual. No repitamos en muchos ejemplares el simbolo del drama Yo me acerqué a tus manos llena de unción de Renún: el iniciado que mata al iniciador, el suprema discipulo que ataca al maestro, Barrés que para ofrecerte, trémula, la seda de mi piel; abomina de Rousseau después de haber seguido mi cuerpo aquella noche fué un ramo de su huella armoniosa. azucenas, Frco García Calderón