REPERTORIO AMERICANO 355 actuales de Francia, dejándole a él como eje paterno. O, si se hace un vitral espacioso, en que se cuente la aventura del dicho oficio, dividido, como industria federal que es, en unos cuarenta carteles anecdóticos, Palissy quedará siempre en el centro, grande como un San Cristóbal de la faience superior. Su cara, en tal imaginería no ha de ser joven ni complacida, sino más bien un poco miguelangelesca, puesto que su pasión de redentor de barros duró nada menos que dieciseis años.
Mucho tiempo, dieciseis años. Durante ellos se nace, se juega, se aprenden letras, se enamora y hasta se casa un hombre.
Pero no se caza oficio entero. Eso no, eso no. Verdad, Bernardo Palissy?
Gabriela Mistral Saintances, marzo de 1929 Tomado de la prensa hispanoamericana Reproducción prohibida. Tú, que en todas partes colgaste sonrisas; tủ que fuiste alegre como una locuela, calloste de pronto. y te marchitaste como el cogollito de una enredadera.
Cuantas veces puso tu sonrisa sonora en la tarde mustia. im tinte de fiesta que la hizo mis grata!
Qué alegre que eras.
Si vieras: las flores, hermanas que fueron de ti. dulce muerta, llorando el amargo dolor de tu auseinia.
se mueren de pena!
Porque tú llevabas el alma en las manos.
el alma en los ojos. y, siempre sinceraen la boca el alma: y tu alma era blanca como una azucena.
Florecilla blanca mnadeja de ensueño rizada y sedeña: por qué tan de prisa dejaste la vida, si a veces, la ingrata, queriéndola buena.
Instantánea Un pequeño caserio arropado en la neblina, la fugaz cinta de un río y a lo lejos, la colina.
Dos terneritos pintados.
sobre una sabana verde como si fueran dos dados, y un camino que se pierde.
Todo, visto de un anden palpitante y volandero, aprovechando el ligero detenimiento del tren.
Poesias de Asdrúbal Villalobos Tomadas de la obra Frutos caldo San Jose, Costa Rion. 1922 Del último veraneo En plática serena nos fuimos alejando.
Su acogimiento amable me tornó más locusz y le pedi, en nombre del corazón, el blando regazo de su afecto para vivir en paz.
Ella, nerviosa y fina, oia complacida.
y al tiempo que en su rostro temblaba un arrebol, le dije cómo era su sonrisa en mi vida la gota de rocío. el rayito de sol.
Le hablé de cómo en dias de dolor y de duda surgia dulcemente de mi anima desnuda su imagen, salvadora estrella de Belén; y cuando mi silencio como un paje discreto se inclinaba ante ella para oir su secreto, torno a mirarme y dijo: su familia está bien. Cuando tú pasas Maria Cristina, novia de wer, companeri de hoy, yamada de siempre.
Dios te guíe por buen camino, digo cuando pasas tu.
como si fueras estrella desprendida del azul. me quedo contemplando el reguerito de luz que como una estrella errante Mas, cuando en la lejania dejas, cuando pasas tú no te alcanzo mirar ya, como una perdida estrella que cesara de alumbrar, te guie por buen camino, repito con gran temor.
me que siempre dijese asi al ver una estrella errante esfumándose fugaz.
pues si la estrella se pierde, desgracias pueden llegar. como eres una estrella desprendida del azul.
y a tu paso vas dejando un reguerito de luz, Dios te guie por buen camino, digo, cuando pasas tu!
Dios pues de niño pidieron Mensaje 14 de julio Yo ritmo para Francia con alma campesina fresca como un arroyo, fuerte como una encina, el saludo afectuoso que en mi verso le envia la sencillez del campo, la paz de la cabana, la majestad tranquila y azul de la montana y todo lo que es rústico en esta patria mia!
Porque mi alma es huraña cual la moza campestre, y si tiene un perfume. es de lirio silvestre.
porque cuando en sus locas travesuras el rio me ha copiado en su espejo con un suave murmullo, he sentido deseos de seguir siendo suyo; porque allá en lo más hondo de mi espíritu umbrio bulle in ansia de amores para el agua y la planta, para el bosque y el monte que en su erguida garganta tiene un collar de flores he escuchado el mensaje que en cadencia sonora me trajeron sus voces, para luego alejarse entre risas y adioses al mirarme orgulloso por servirles de paje!
Estos campos fecundos que cual cálida hembra en el rubor del surco que provoca la siembra dan un beso de flores y de espigas de oro, a los vuestros, oh Francia, campos yertos y estoicos, les envían por bravos, por valientes y heroicos, entre un hurra de palmas un aplauso sonoro!
La montaña que altiva y arrogante avizora con sus ojos azules. donde nace la aurora que desciende inconsútil, como un mágico tal. al mirar la azulina transparencia del río que va siempre cantando y temblando de frio, os recuerda que tiene, como vos. sangre azul!
Para su corona la memoria de René Bonilla Florecilla blanca madeja de ensueño rizada y sedenia: por qué tan de prisa dejaste la vida.
si a veces, la ingrata, queriéndola es buena.