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REPERTORIO AMERICANO 307 la gran pos Elíseos, hasta la Koeberle, hastale helos pener estirpe la velada en estas columnas Juan de la La blusa del escultor Bourdelle amigo de símbolos y anecdótico Encina, con rapidez de perioempero, cual si no pudiese dejar dista y autoridad de critico, entoDe La Vo Madrid, de considerar a modo de «trozo nó el responso de Emilio Bourdelle.
autónomo cada obra; el otro, monuSus palabras, de apreciación justa.
mental y arquitectónico siempre, despusieron ante la atención de los lecde el monumento a Alvear y el friso tores, en suficiente esquema, la portententoso del teatro de los Camfigura del escultor que reinjerto en hasta la Virgen de Harel tronco de la arquitectura el arte manusiwillerkopf, opf, hasta el Heracles, y no pueden ser superadas.
hasta los bustos de Anatole France este comentario va a evocar al y del doctor hasta esa serie hombre junto a quien, por azar feliz, sin duda los más vivimos horas inolvidables. Hombre bellos de toda nuestra época.
que junto a su obra no parecia peTal oposición entre las obras obequeño; hombre en quien todas las lenguas de la belleza hablaban con decia a una diferencia irreducible en tre los hombres. Rodin, siempre un un acento férvido, saturado de anpoco mercader de antigüedades, como generosos.
el maestro español de Eibar, se torConocimos a Bourdelle hace ya nó con el triunfo aristocrático y vanimuchos años, en Normandia. Visitandoso. Aún lo recordamos en Madrid tes únicos de de una iglesita antigua, con unos calcetines lcetines inverosimiles, y estábamos detenidos ante una columen su Exposición última sonriendo a nata de piedra en la que un ángel la nobleza del faubourg Saint Germain.
mantenía, contra todas las gravitaBourdelle guardó su fuerza de hombre ciones, su esencia espiritual. Nos hade la tierra, de democracia insigne blamos, y ya aquella tarde comimos presta a convertirse en cabeza de juntos y, ante la sidra ilustre y frente Los dibujos de los dos revea ese paisaje incomparable que riega lan esas diferencias con mayor faciel Sena desde El Havre a Rouen, le lidad que sus esculturas. Cuánta seoi expresarse en aquel su acento a quedad en los del gran escultor de la vez intimo y oratorio. Como nada la puerta del infierno. Cuánta jugosa relativo al arte dejaba su alma fria, voluptuosidad en las series mágicas e prolongó hasta muy tarde, Heracles blandiendo el arco.
de la catedral de Reims y de las y quedamos emplazados para contiPor Bourdelle Ledas y cisnes!
nuarla en Paris. Sólo en el momento No hablaba a menudo Emilio Bourde la la despedida conoci su nombre, delle de la muerte; es decir, hablaba que aún no despertaba en los profanos reso nueva a los vocablos del gran diccionario de de ella sin bravata y sin miedo, como de una de gloria. desde entonces ninguna de la vida que es la Naturaleza.
meta que estaba la seguro de rebasar. Su voz resonaba en las mañanas dominicales muerlas veces que pase por Paris deje de ir a su te ha ido a buscarlo por sorpresa, sin atreverse estudio. Nombre exacto: porque en el recinto corsagradas a la tertulia lo mismo que su cinleno formas magnificas se trabajaba siem cel todos los dias, e imprimia a las ideas, como a manchar tan pura fuente de vida con una de esas enfermedades de bochornosa declinación, pre, se se aprendia siempre los palillos y el acero al barro y la piedra, que ardor contagioso hablaba Bourdelle!
en pleno campo, cuando estaba de huésped expresiva que redime a las no de un noble ni de un plutócrata, sino de Hablaba, y esculpia, y pintaba, y dibujaba, y palabras de su fugacidad y a la a la materia de la su maestro fundidor. El dia antes, siu sospeescribia, y y callaba también apasionadamente. muerte. Andrés Suares, en su patética oración Discutia con obstinación implacable sobre esas fúnebre, ha recalcado cuán grande y cuán char de seguro que su corazón iba a flaquear cosas de que los demás hablan con mera corajeno a toda caducidad acaso por haber acelerado tantas veces su aparecia el wana tesia, porque para el la eternidad era u escultor junto sus criaturas de ritmo a favor del entusiasmo, habia escrite un asunto personal. Hace veinte años su rostro, bronce y granito. el Subsecretario de Bellas himno al Creador. Este himno, y el que sus de hombre de la tierra, de campesino hecho a Artes, François Poncet, al rememorar a discipulos han compuesto en nobles estrofas luchar con las fuerzas elementales, diferia bas Rodin, el nortico, junto a quien Bourdelle sin para despedirle, dice más de fán de retante de esa fisonomia vivaz, ceñida por re tió plasmar su personalidad, ha entonado un correr todos los caminos que llevan a la bedonda barba de plata, que él se complació en canto en honor de esa otra Francia románica, lleza que todas las consagraciones solemnes.
fijar en dibujos varios y por igual poderosos.
sin brumas, constructora de iglesias, en cuyos Poeta, músico, arquitecto, pintor y escultor, Emanaba de una una fuerza que dijerase cimientos espirituales y en cuya herencia es Emilio Bourdelle ha sido enterrado con una de secular; era rápido sin impaciencias, espontátética halló el escultor unt escultor recién muerto las blusas blancas que solia vestir en el taller: neo y reflexivo, locuaz y mesurado, serio y de apoyo que sirve de pedestal a su origina blusa democrática cuya jerarquia puede alsonreidor. El compás que el puso en su diestra lidad. Pocas obras tan opuestas como la de canzar la de ningún uniforme. Sobre su tumba en uno de sus autorretratos constituía su ale estos dos grandes maestros, que en un tiempo, debe ponerse su propio Heracles, ese arquero goria mejor. Por los ojos claros le entraba a bajo el mismo ámbito, contemplaron la materia soberbio que con los brazos tensos y una raudales el mundo, y por la diestra, hasta el bruta que debían vivificar sus manos. El ulio, pierna apoyada en la roca, dispara su flecha compás, del cerebro descendiale la inteligencia con ritmo inalterable, cual si estuviera seguro mesurada, el poder de imprimir ordenación Hernández Catá.
de herir al tirano Tiempo en la frente.
nance Meno de Con esa plasticidad mármol, de el punto de América y como una integración del nuevo mundo americano.
en el extraño, lento, profundo sesgo de vues.
tros ojos esos incomparables ojos de los argentinos la dirección hacia lo profundo. Vais hacia el nacimiento por medio de un crecimiento hacia abajo: hacia abajo en el suelo, hacia abajo en vosotros mismos. En esta dimensión de profundidad hallaréis vuestro Dios, cuyo encuentro tenéis que hacer transformaros en una nación. No tenéis Dios hasta ahora. Si encontráis a vuestro Dios, el ha de estar dentro de vuestro suelo y de vos otros mismos, y ha de ser de América. Este propio americano descubrimiento es lo que os falta y lo que vuestros poetas deben daros.
Quizá la Argentina no nazca, a pesar de ser vosotros ya un embrión viviente. Entonces seria la Argentina. más y más, el hervidero de los mercaderes de todas partes del mundo; porque vuestra carne es bien rica y bien dulce su sabor. Pero no creo en eso. Hay aqui demasiada vida; sobre todo demasiado sentido estético, espiritual e intelectual. Cuando la Argentina zca, cuando la Argentina entre a integrar un vivo y potente organismo, entonces nacerá para La fuerza que disolvió el mundo católico medioeval: el capitalismo. No pretendo dejar esta afirmación librada a las vagas palabras.
Pretendo demostrar tan explícitamente como me sea posible lo que quiero decir. Para cuyo logro debo hablar de la fuerza que ha actuado como disolvente del mundo católico medioeval: de la fuerza que colonizó a Norte América, que creó los modernos imperios de Gran Bre