228 REPERTORIO AMERICANO quemadura en la terreno y aqli indios dejar rodando del río, frente al didos de angustins oyeron. Pancho Cor compañeros. El sidor corria a chorros por su dormida, medio despierta, veix si marido doba se le encogió el corazón. Miró hacia el cuerpo y a la born escasa de marcha se dio morto, tendido de bruces en el suelo. fondo del patio y vio que Fortunato Garcia cuenta de que no podria correr mucho tiem huyendo, perseguido por un soldado que le se lanzaba al aire desde lo alto de la muralla. po mis. Sentia el pecho y las piernas pesadas hacia fuego sin poder herirlo. Otras veces La guardia, cogida de improviso, fue desar y la respiración producinle un dolor como de lo vein litre, sonriendo, o herido, afirmado en mada casi en su totalidad y sus hombres, en la garganta. Kanpezó a perder pálitos, se se arrinconutan rechinando los dientes y tropezaba continuamente, vacilando tras ollido, mirandola tristemente mien lloraba de rabin. Dos soldados luchaban sin una horaba en la carrera. Quise detenerse, pero el indio Tres hombres más saltaron la muralla.
Hasta cuando vivirin ella asi? Todos los que venia detrás lo gritó: Francisco Cordoba he repuso y penso que trances angustiosos en que el se encontraba. No te pares, huines cobarde! Corre! a menudo, todos los peligros que corris, las estaba perdiendo un tiempo precioso. Hizo un El insulto le dió vabis, pero también le did prisiones, las fugas, los procesos, todo ese rápido cálculo y vio que todavía disponia de fuerza, y continua corriendo. Pero aquelle dolor continuo que forma la vida de un de diez o quince minutos para ponerse en salvo. moniso que corria delante de él era incansable, lincuente reonin ûnicamente sobre ella. Además, ya era casi de noche y serin fácil disminuiu um un instante u largo trote y soportaba los acontecimientos, vivixloss ella escurrirse entre las sombras.
parecia tocar apenas con sus pies la blanda sufriulos, viviendo siempre angustiada, reci Sin saber cómo se encontró en lo alto de hierba del campo.
biendo en su corazón de mujer todo el oscuro la pared. Sulto en el aire y apenas tos el De pronto tropezó y cayó rodando al suelo, dolor de la vida de su hombre.
suelo, apretó a correr derecho. Un minuto con la boca abierta, extenuado. Los dos indios.
Resignada, silenciosa, iba de la para aca, después los indios corrian a su lado. se detuvieron.
siguiéndolo en sus vicisitudes. Habia unido Por Párate! Correlle eritaron, desesperados sa vida a la de ese hombre, queriéndolo, sin Se desviaron un poco y llegaron a la orilla rabiosos saber que era ladrón: cuando lo supo lo quiso de la barranca del rio. No puedo. Váyanse ustedes. Dejenme solo más, sintiendo hacia él un carifio de madre. No hay camino irate! grito uno de los murmuro Pancho Cordoba y de hermana lanzándose al vacio, Parate! Vienen soldados. le dijeron. Antes de llegar a la puerta de la carcel, Llevado por el impetu de la carrera, Pan Pancho no respondió, no podia hablar. En se detuvo indecisn. So habria fugado o na cho Cºrdoba tuvo tiempo de reflexionary tonces el indio más joven lo levantó brusca limbin podido hacerlo. Estaria herido o muercerrando los ojos salto, Cayo en una pendien mente, se puso delante de el e inclinandose to? Qué hacer?
te de tierra scelta que se desmoronó y lo fue lo tomo sobre su espaida, reanudando la Por fin se decidió a entrar.
dejar a la misma orilla del río.
errera.
Detrás de la rejil se paseaba un gendarme El indio más joven corrin ya sobre el agus. Pancho, avergonzado, se tomó del cuello con el arma al hombro. Pero esto no tenia chapoteando delante de Pancho. El otro venía del indio y se dejó llevar. Durante mucho el aire aburrido que tenia el de la tarde ante detrás de él. Subieron rapidamente la pendien rato el arnucuno corrió con su carga luma rior. Ese se paseaba resueltamente, con aspeo te contraria y se encontraron la otra orilla un, con trote pesado pero continuo, y to de guapeza y de desafío.
al campo inmenso, nerviosos y cuando juzgó que el hombre habia descansado entusiasmados por la fuga. Qué quiere? preguntó, deteniéndose y lo suficiente, lo solti. Pancho Córdoba volvió echando una mirada terrible sobre la mujer.
En ese momento se oyó el primer tiro en carrer corrió hasta caer nuevamente al Quisiera hablar con el cabo de guardia la cárcel y como si esa hubiese sido la scant suelo, rendido, tomándolo entonces en hombros. Cabo de guardin grité él.
de partida, los tres echaron a correr como el otro indio Un hombre alto y moreno acudió. La guarlocos.
Cuando este lo dejo se negó a correr más. dia había sido cambiada y el simpático vejete Los faldones del chaquet de Pancho Cor Ya no había razón para prosegair corriendo, de la gorrilla ladeada esta descansando doba volaban detrás de el.
pales se habían alejado bastante y seguramente No kapo cuánto tiempo estuvo corriendo. Qué pasar Qué quiero, señoru? preguntó estaban fuera de peligro.
con voz brusca.
Con los puños cerrados, lleno de una alegria Sin embargo, siguieron andando de prisa, Es que. el el otro exbo me dijo que poilin frenétion, corria detrás del indio joven, pro escuchando de rato un rato. Pero el campo venir hoy en la mañana a ver a mi marido curando mantener in distancia. El indio corria estaba en silencio. Ni un grito, ni un disparo es su marido con un trote largo, elástico, sostenido, reso ni un trote de enballo. La oscuridad era pro. Un detenido, Francisco Córdoba plando como caballo. El otro marchaba funda y en medio de elln marchaban los tres. Francisco Córdoba. preguntó el cabo, detrás de Pancho y el sentin su respiración hombres, mudos, respirando fatigosamente.
ritmica y su paso liviano resonando en el sorprendido Si. Yo silencio del campo. Se sentin seguro en medio ayer a hablar con y el otro cabo me dijo.
de esos dos hombres tan sanos, tan robustos, Al din siguiente, muy temprano, la mujer espérese. De modo que usted es la que parecian dispuestos a correr todo el tiem de Pancho Cordoba se encamino hacia la mujer del reo Córdoba?
po que fuera necesario y mas mün cárcel. Había tenido noticias de la evasión. Si.
yo soy, Pero si Pancho Córdoba era ágil y livinno pero sin saber los detalles de ella. Estaba. Muy bien, pase como un verdadero ladrón joven, no poseis, pálida y derserada. Apenas había dormido Abrió la reja y la mujer entro en cambio, la formidable resistencia de sus esa noche. En la oscuridad de su piexa, medio. Venga para aci.
La hizo entrar en un cuartuclio donde habis una mesa y una banca. Algunos grillos esta QUIEN HABLA DE LA ban colgados en la pared. Siéntese.
La mujer se sentó, timida. Hubin notado se refiere a una empresa en su género, singular en Costa Rica. Su larga experiencia que el cabo le dirigin furtivas miradas, como la coloca al nivel de las fábricas analogas más adelantadas del mundo.
queriendo sorprenderin. Además, su voz estaba Posee una planta completa: más de cuatro manzanas ocupa, en las que caben todas sus dependencias: llena de malicin. El hombre se plantó ante ella.
CERVECERÍA, REFRESQUERÍA, OFICINAS, PLANTA ELÉCTRICA, TALLER MECÁNICO, ESTABLO. Así es que usted quiere hablar con el Ha invertido una suma enorme en ENVASES, QUE PRESTA ABSOLUTAMENTE GRATIS SUS CLIENTES preso Francisco Córdoba. preguntó irónicaFABRICA: mente.
CERVEZAS Si, señor REFRESCOS SIROPES El gendarme la miró de arriba a abujo y ESTRELLA, LAGER, SELECTA, GOMA. LIMON, NARANJA, KOLA, ZARZA, LIMONADA, NADURAZNO, MENTA, después de un momento pregunto: PILSENER SENCILLA RANJADA, GINGER ALE, CREMA FRAMBUESA, ETC. Usted no sabe lo que pasó anoche qui?
GRANADINA, KOLA, CHAN, No, señor mintió ella.
FRESA, DURAZNO PERA Hubo una fuga. Los presos atacaron a la Prepara también agua gaseosa de superiores condiciones digestivas guardia e hirieron a dos soldados. Su marido Tiene como especialidad para fiestas sociales la Kola DOBLE EFERVESCENTE y como reconstituyente, la MALTA fue uno de los cabecillas. Usted no sabia que SAN JOSÉ COSTA RICA se estaba preparando una fuga. No, señor, nadi. Quién. Si, si Cervecería TRAUBE DOBLE