Violence

REPERTORIO AMERICANO 75 Poemas de niños Las brumas. No entiendo. Oye, tontito, como dicen: Tas! Tas! Asi se llaman Las tastas son las espontáneas de la campiña y de los muros viejos que naceu en un arbusto amigo de lo viejo.
ne en la ceiba tarde tarde. Allí están los pájaros perezosos, que no quieren hacer nido.
Pero la ceiba les da su sombra. Si. La ceiba es árbol de bien.
Esta vieja ceiba que ahora no tiene raices y está quedando calva, en mejores días tuvo espeso follaje y grandes riees donde los niños cabalgaban. La vejez la hizo abandonar a los niños para querer sólo a los pajaritos.
Tú, niño, ahas sentido ya la caricia de las bramas? Mirn, de esa montaña pelada bujan al llano verde y frío los copos de algodón frío como el llano, que llaman las brumas. allá muy lejos, allá sobre el mar, el sol se hunde, se apaga en sus aguas. El sol ha de ser muy onliente porque, mira, cuantas nubes se alzan del mar. Pero, IX. Los jutes VI. La fuente Deten el caballo. Mire en el riachuelo eensgoso, unos caracolitos negros como el lodo. Qué feos. No seas novelerito. Son los jutes que has chupado más de una vez en tu mesa.
Mirn éste que he cogido: es un cucurucho negro de lodo y se cubre con un desquito como de cuerno. Uyl Son buenos pero asi me don miedo El dia se muere, Calleinos, encanto; Es hora de rezo, Es hora de llanto.
Del picuro grillo No oyes el canto?
II. Bambú En el almuerzo Mira, tú lo que llamaste feo; aqui está cocido. Ah los jutes. Chupalos. Verás. qué ricos. Dame más. Qué ricos. Qué ricos. En la orilla de este arroyo de vidrio una parra de bambú se retrata. De entre las camas de la parra, una, la más alta, la más hermosa, la más coqueta, se agacha a verse en el arroyo y lo besa y no lo besa.
Yo estoy debajo casi junto al agua.
Mis oidos, ventanas de mi alma, oyen una orquesta en que no faltan Ins flautas de unos pájaros, el cascabeleo de las hojas y las notas de unos violines que, sin engañarme, digo que son las cañas del bambú amarillo canario rozándose como si algo faltara, el riachuelo contribuye con armónica canción completar este coro que in orquesta mejor no imitaria.
El sol de la una quiere baiarme de luz, pero el follaje del bambú, que no sólo es música, que también es parasol, me protege.
No contento con eso el bambú, de vez en vez me deja ener una hoja.
Otra hoja.
Otin.
Mira, niña, esa peña llora. Las lágrimas las recogen en una hoja para que caigan en los depósitos de las aguadoras.
Bebamos las lágrimas. Qué ricas! Me comunican la frescura de la penn y del musgo que la cubre. No bebas en huacal, que los dedos te sirvan para lo que fueron hechos.
Pongamos otra vez la hoja de piña para que esa india lozana llene su cántaro Oye, niño, la canción de las lágrimas que caen en el ánfora.
VII. El cangrejo De entre esas peñas, con el agua, sale el cangrejo. No le eches jabón porque no le agrada.
El bebe agua y come tierrita.
No quiere a los hombres. Huye de ellos. Es en vano; quitate de alli porque no saldrá hasta que sepa que nos hemos ido. Qué chulo el cangrejitol miralo, allí viene: es pequeño, azul y ligero con unos ojitos de cabeza de fósforo.
XI. La iglesia del pueblo. Un camino largo, polvoso y soleado.
Miralo. Mira también los hilos del telégrafo: hoy, ayer, mañana, siempre iguales.
Pasando ese puente, ya estamos en el poeblo amado. Apura el paso de tu mula.
Ya llegamos. Esa iglesin blanca de cal y bañada de sol parece dulce de los que venden en la fiesta. Es tan blanca y hace tanto sol que duele la vista. Casi no puedo abrir los ojos. Qué suerte tenemos! Llegamos a las propias doce. Las campanas en loca algarabia gritan y gritan. Gritan en balde: Que son las doce todo el mundo lo sabe. Energía y tiempo perdidos Siguen tocando las campanas.
Qué cielo tan puro. Ni una mube lo mancha! Azul. Azal. Azul.
VIII. Las tastas. Mira estas flores amarillas como campanulas que he cortado en las torres. Cómo se llaman. Reviéntalas en las mejillas, en la frente, en la cabeza, en los ojos. ellas mismas te dirin su nombre.
Otra. mientras parra, rio y pájaros me deleitan, me embringan, me quedo dormido.
Alfonso Rochac III. En el mar Amiguito mío, no hay duda que este vapor se ha emborrachado. No estas sintiendo como se mueve?
Mira, las olas se burlan de él. Hacen plumeros de espuma y lo soplan por las costillas Yo no sé, pero me siento starantado. Sabes, es la mala compañía de un borracho.
Si, estoy borracho. Mira ese lucero como sube y baja Mira, cómo se balancea la luna. No se balancea. Ella se agita para coger algunas estrellas y volcarlas a los patitos de mer mamana, cuando vengan a rodear al vapor.
El mar se ha enojado con el buque borracho. Ahora lo está limpiando. Entremos al camarote porque alla siento venir las baldadors de agua salada.
Entremos pronto antes de mojarnos, porque, como estamos borrachos, el mar esta enojado con nosotros.
Está con nosotros, unos dias, este Alfonso Rochac, uno de los escritores jóvenes de El Salvador. Le hemos dado el brazo fraternal; nos ha traido en sus palabras cordiales, en sus papeles y recuerdos, mucha a salvadoreña la mejor, la que más amamos.
Masferrer nos habla de él en términos enaltecedores. Nos dice: Este muchacho en nuestra esperanza, ya comienza a ser promesa cumplida. El y Hortensia son casi todo mi mundo espiritual, y los motivos de mi fe en el ambiente que me rodea. Estoy seguro de que nos darin tanto o más de lo que esperamos de ellos.
Este Alfonso Rochne metro hasta el colmos mucho mas alla de lo que el mismo se imagina. Adora a los niños y tiene de ellos el un recocida y limpin.
Usted lo ha de querer, sin duda, y medira facilmente su gran comprension, suaran bondad y su grande uhelo de justicin.
IV. La chiltota Este pájaro es de noche y de sangre es de celjes Es bólido en pleno día.
El indio respeta y ama a la chiltot. No la coge, ni la tormenta, ni engaña. La chiltota es traviesa: es el pájaro niño. Picoten los mangos de su color, no por hambre, ni por envidia, sino por travesura Jamis la stormentes, niño, ni permitas que la tengan encerrada.
Canciones y Ensayos de Rafael Estrada Se me ocurre que cada poeta moderno, el cual llega a saborearse después de un debería tener, por lo menos, media prolongado contacto de conocimiento.
docena de apóstoles, que habría de bus De lo cual se desprende, que nuestras car entre las gentes que quieren admi renunciaciones a primera vista, especialrarlo, impregnarlos de su estética, y luego, mente si ya se ha marcado al poeta de que ellos se encarguen de divulgarla. Va modernista, corren el riesgo de ser equisucediendo como en las religiones, que vocadas y han de enmendarse con el para creer hay que querer creer. trato de dicho antor.
Rafael Estrada, es uno de esos esos poetas Estrada alarmó al público con algunas dificiles, y entre la lucha contra el pa cosas fuera del uso diario, y éste, en luado y otras preocupaciones poéticas, le gar de buscar el fondo poético y las a la ola perturbada por los razones que dan fuerza para producir arrecifes, que con más violencia estalla obra, se quedo viendo metáforas impoy arrecia contra ellos.
sibles que descalificaban al Fácil división, fuera de la poesia, la Alguna vez dije que debian leerse los que gusta y la que no gusta a primera vista; en tal caso habría que renunciar, luego balancear In útil presa y la inútil.
poetas modernos con caña de pescary si fuéramos sinceros con nosotros mismos, y de ahi juzgar al poeta.
y olvidando el valor que le da a las Me decía un amigo, que versos buecosas la historia, a don Luis de Góngora, nos son los que facilmente pasan al arsucede como autor La ceiba amada Si. La ceiba en árbol de bien, por eso lu sembraron los abuelos indios. Dices que no? Tú no sabes. Yo digo que si Mira la muchedumbre de pájaros que se reu