Elías Jiménez RojasImperialismMarxVíctor Raúl Haya de la Torre

94 REPERTORIO AMERICANO Fabra, de enero Vem operación Carta de Haya de la Torre salió a luz tres dias después de mi salida de San Jose casi trascurrida Francia. Ofreceré, pues, varias conferenuna semana de la iniciación del escánMi querido don Joaquin: cias en la Maison de Savantes de Paris dalo por el diario que lo provocó. Por Le escribo ya después de terminado No olvidaré a mis nobles amigos de y contaré mi odisea centroamericana.
eso no lo contesté, pero habría deseado decir al señor Jiménez que yo no preel proceso judicial que comenzó en Bretendo afirmar que él se habia vendido a la men y culminó en Hamburgo para salvar Guatemala, El Salvador y Costa Rica United, contra la que tart ardorosos disla omisión de la visa alemana en mis papara cuyos pueblos siempre será débil cursos pronunció en otro tiempo, sino saportes. Felizmente, nobles mi palabra de simpatía y de fe. es referirme al hecho de la venta como mios, algunos de ellos miembros del pecialmente, no olvidare a Costa Rica, entrega de un pedazo de tierra costarrios de se apresuraron a esa Costa Rica joven y fuerte que son cense por no importa que suma al imencontrarme, ayudándome con ustedes, que ojalá lleguen a gobernar perialismo voraz, representado por una entusiasmo a solucionar estas dificulta plenamente su pais un día. Porque concreadas por la irregularidad de mi compania que está. por compras sucesivas, tra las atirinaciones irresponsables de acaparando miles de hectáreas de terreviaje por las pésimas referencias falsas todas, aunque generadas en los cubiles los que creen que un pueblo no puedeno y mermando así la soberania nacioser gobernado por un maestro de escuenal. Naturalmente, la fué legal yanquis de Costa Rica y Panama que la, hay que responder, con la historia en decir. acuerdo con las leyes de las autoridades canaleras habían enviado la mano, que el más grande presidente la venta de territorio al extranjero, como Costa Rica, que no defienden al país de presurosamente para dificultarme el latinoamericano ha sido, sin duda, Sarviaje.
lo hice notar en mi conferencia de la miento el argentino, maestro de esenela.
Pero no todo es Yanquilandia en este Calles. en Méjico, también lo fue.
Facultad de Derecho. Pero esa es mi mundo, ni todos los peruanos son del objeción: entregar un pedazo de tierra tipo del insignificante representante de Sigan, pues, llenos de esperanzas, aunpor dinero por nada a las companias Leguía en Costa Rica. Del noble tipo que el imperialismo y sus representantes imperialistas es entregar un pedazo del de Ponce, Santibáñez y Ugarte, los pede las compañías fruteras compradora pais.
de San Jose de plumas, les insulten. Sigan, porque Un hombre de 30 años no puede otros por el mundo, listosa ustedes son Costa Rica y ustedes en su pensar como uno de 60. dice don Elias conciudadano y capaces de rechazar pais representan el espíritu nuevo y al Jiménez. Menos como uno de setenta, cualquier orden yanqui, por imperiosa tisimo de la Joven América Latina, an Que se me perdone pensar como uno económicamente tentadora que ella sea. tiimperialista y constructiva.
de mi edad, proclamando el nacionalismo Los apristas de Paris están ya noti Al salir, ya en viaje, lei un articulo economico y la no venta de nuestras por la tierras al imperialismo.
del Lic. Ricardo Jiménez, titulado De este viaje inUn abrazo.
tempestivo y han telegrafiado expresan sinflando un globo de escándalo, o cosa do su alegria por mi próximo viaje a así. Desgraciadamente ese articulo Haya de la Torre es ruanos que usted conoce, hay ciados prensa de poemas de Serafin Delmar Himno Arbol soledad del hombre, niño aun he visto irse las estrellas a la llegada del alba, los pájaros gritaban de alegria, libres y cara al sol rasgaban su canto en las ramas abiertas que miren el cielo.
Arbol garúa de música, paisaje de la luna, esperanza siempre arriba como la de este hombre que canta.
Pájaros, únicas banderas de libertad que bate la tierra, embanderando los árboles rubrican su violin Arbol campesino, dulce y fraterno como cana de choelo en la ciudad es centinela que custodia la miseria, rie, pero nunca llora como el viejo pampero de mi pueblo que me decía: mío no hay inejor hermano que un árbol que crece a nuestros ojos. Cuantas tardes su sombra tibia acarició el sudor ácido de mi cuerpo, Cuando iba al trabajo en las mañanas de huevo tocaba las nubes yo miraba con mis ojos azorados dia y noche, din noche, tanto, que las virutas de la voluntad levantaron mástiles donde nació UN HOMBRE CON LA MONEDA DEL INFINITO ENTRE LAS MAXOS.
Arbol ascensor de los hombres a la más alta ciudad.
campanario Verde, vigia del horizonte y metáfora de la tierra: cómo le debes doler a la noche cuando le robas las estrellas del cielo!
Las chimeneas de la urbe, proveedora de las guerras te saludan con hurras de humo y los hombres estremecidos de las fábricas te regarán con sangre para que nazca la libertad desde tus raices profundas.
Entonces, no habrá más hombre que el que defiende la tierra.
ni más Dios que el hombre.
Lima, RS Poema Es el viento americano espolando los Andes que trae en su canción bronceada el sol colorado.
Trópico de auroras alegres donde nadie sabe ver la tristeza de los pobres ni como revientan las estrellas en nuestro grito.
Son los pueblos de América arengados en una sola voz que marehan sobre el siglo.
México es el meridiano de esta hora levantada por los fusiles de la revolución.
Es Yankilandia nuestro único dolor de compañeros menores, somos solamente enemigos de Wall Street y su Doctrina Monroe.
pero Walt Whitman es nuestro, en su pensamiento floreció nuestra hora futura El rascacielo es la esperanza del hombre de superar el infinito.
Palabra renegada de la ciudad y de la vida urbana donde los Sindicatos agitan el pañuelo de Marx, pero alla en el campo está la sangre de Cristo, desde donde espia la alegria frutecida del campesino sobre la espiga de los trigos.
Son los indios que han abierto en la eternidad la sangre de sus arterias.
En las crnces del imperialismo habrá puesto la cordillera el frio de su soledad.
y ahora es el pueblo que canta. Oh, ciudades Amigo