24 REPERTORIO AMERICANO da amante.
poema uno en UN cuando Maria Eugenia Vaz Fe.
LAS POETISAS DE AMÉRICA cuyo ferviente aroma sin destino rreira fue arrebatada hacia la nodisipa el viento en sus alas flotantes.
che profunda que ella invocara en sus María Eugenia Vaz Ferreira darle el último adiós más bellos versos, antes de que la coal insondable enigma del deseo; lección de sus poemas, inéditos cerrar el pensamiento atormentado disy dejario dormir un largo suelo persos, que preparaba, fuera dada a la sin clave y sin fulgor de redenciones.
publicidad, tuvo tiempo de dejar confialas manos fieles de su hermano la que ella misma ordenara, y Asi canta la poetisa su extraño debe ser tenida como la expresión gedolor sobre la roca solitaria de su nuina de su lirismo, con exclusión de orgullo. Maria Eugenia es la gran des cualquiera otra estrofa no inserta en terrada del amor, su cuerpo está contal volumen.
denado a la fria castidad, y su alma Librada así su obra de la promiscuia la tristeza. Vagabunda en su propia dad de las ediciones profanas, hechas soledad, ella mira a su alrededor la con fines comerciales. La Isla de los dicha carnal de los otros seres Cánticos nos presenta la personalidad envidia la alegria de la mujer que palpita en brazos del de la poetisa en el fallado justo, anticiEn el pándose a esa obra depuradora del Los Desterrados de los tiempo, que separando el grano de la más extraños y y entrañables gritos de paja, sólo deja de la producción de un angustia, la poetisa anda, en una fria escritor aquello que es esencial y lo tarde otoñal, por una apartada calle, caracteriza.
al azar de sus paseos solitarios, por De las composiciones más literarias un ventanal ve, curvado el torso viy verbalistas de su primera época, la goroso sobre la fragua, a un joven herrero, que canta al ritmo recio de poetisa eligió para rodear el núcleo los martillos. de su pecho se esesencial de su lirismo, posteriormente revelado, aquéllas cuyo brillo heroico capa esta queja: y metálica sonoridad de escudos, comDios de las misericordias que los destinos amparas mo una sinfonia de sobrehumanos enpor que no te plugo hacerme libre de secretas ansias, fasis.
como a la feliz doncella Semejante a una Walkiria de soberque esta noche y otras tantas bia dureza, la poetisa se presenta en en el hueco de esos brazos Heroica, en Oda a la Belleza, hallará In suma gracia?
Savia Armonia, revestida de yelmo La suma gracia del amor humano, escudo, ceñido ñido por diamantino cinturón no será para ella, la criatura singular, al vientre casto, altiva la frente soña Pero esta Brunilda cristiana no en erguida sobre la calida agitación de la sus rimas, dora, cavesharia en el bravo corcel de contró su libertador y su sueño sobre vida, como las estatuas sobre la multiun Walhalla estético la piedra se trocó en irredimible dolor tud. de esa soledad suya sobre la Como la orgullosa hija de Wotan, con de soledad. Prisionera en el circulo de tierra, nace el amor de la gran destedenada a sufrir la condición humana, pide llamas de su orgullo, su alma rrada por la Noche, hermana del sueño dios que la rodee de un circulo de lladespertó un dia aterida de frio; y desde entonces fue y de la muerte, bajo cuya fulguración mas, para que sólo un héroe magnifico se condenada vagar sobre la tierra de los de fuegos remotos se alzan sus manos atreva a despertarla, en su lecho de hombres, como una sombra extraña. Fue que nunca tocarán la carne de la vida.
piedra.
una incomprendida, y una desterrada; no En Heroica dice: conoció el amor humano; no tuvo más Sólo tu, noche profunda me fuiste siempre propicia confidente de su pena que la noche esYo quiero un vencedor de toda cosa, noche misteriosa y suave.
ni más esperanza de liberación noche muda y sin pupila.
invulnerable, universal, sapiente, la que en la quietud de tu sombra inaccesible y unico En cuya gracil mano se quebrante el acero, Pocas veces la poesia lirica ha llegado guardas la inmortal caricia.
el oro se diluya, a tener acentos tan profundamente trági Si Juana de Ibarbourou es la alegria y el bronce en que se funden las corazas, el sólido granito de los muros, cos, como los que nos estremecen en los vital de la naturaleza, el amor coronado los troncos y los mármoles.
poemas donde Maria Eugenia invoca a de rosas y racimos; si Delmira Agustini como la urcilla modelables sean.
la muerte, vencida sobre el regazo de su es el tormento del supremo amor nunca única gran amiga, la Noche. Clama en alcanzado, cuyos ardientes ojos sonámYo quiero un vencedor de toda cosa, domador de serpientes, El Regreso: bulos aman más la profundidad del sueño encendedor de astros, que la realidad de los días; si Gabriela trasponedor de abismos.
He de volver a ti, propicia tierra, Mistral es el alma que ha triunfado de como una vez surgi de tus entranas, Así canta, con voz grave de contralto.
con un sacro dolor de carne viva la tragedia del amor, purificándose en y la pasividad de las estatuns.
la orgullosa virgen, bajo el alado yelmo una transfiguración mistica, Maria Euge: He de volver a ti, gloriosamente, nia Vaz Ferreira es de plata, en versos de una sonoridad la desolación del triste de orgullos arduos e infecundos guerrera.
con la ofrenda vital inmaculada amor aherrojado en una torre de or Su soberbia castidad que desdeña el gullo, la de humano sensualismo, sólo rinde culto a Tú me brotaste fantasticamente en cenizas mortuorias sin haber sido llama.
con la quietud de la serena sombra la Belleza inmortal, diosa severa como tiene horror a la muerte, y se y el trágico fulgor de las borrascas.
Minerva: Tu me brotaste caprichosamente, prende, como una abeja glotona, a la flor henchida de la vida terrena Delalguna vez en que se confundieron Oh, belleza, que tú seas bendita, tus potencias en una sola rafuga. mira pide a la vida la realidad quimérica ya que eres absolutamente purn, de su sueño, el más intenso sorbo que ya que eres inviolada, no tengo camino.
guarda en su copa vedada; Gabriela, limpida, firme, sana e impoluta mis pasos van por la salvaje selva espiritu libertado de todo egoismo, mano en un perpetuo afán contradictorio, ungida de balsamos evangélicos, quiere Eres iunccesible de la vida, fuerzas para hacer el bien; eres pasiva y sola, Ah, si pudiera desatar un día, María Eugenia, sólo quiere la Muerte, sencilla y sobrehumana la unidad integral que me aprisiona, no inspiras mi padeces tirar los ojos con los astros quietos la eterna noche si mañana, el sueño el dominio sensual de la materia de un lago azul en la nocturna onda. sin sueños.
mi la sensible turbación del alma.
tirar la boca muda entre los cálices. Pasa a la matina trellada que muerte tristeza Juana